Daniel Vallverdú nació en Venezuela hace 34 años y su corta carrera como tenista lo llevó de la noche a la mañana a la tribuna y no como espectador. Hoy es uno de los coaches más prestigiosos del circuito profesional.
La incipiente amistad con Andy Murray se convirtió en el trampolín para un cambio de vida. El mayor de su carrera. Juntos, entrenador y jugador fueron capaces de crecer hasta llevar al británico al número dos del ranking mundial, a levantar trofeos tan prestigiosos como el del tan postergado Wimbledon de 2012 o el del Abierto de EEUU de 2013, e incluso el de la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Londres.
Una trayectoria soñada que no solo catapultaría a Murray al famoso Big4, si no que lo hizo también con Daniel. Nunca más sería un simple entrenador. Ese éxito le provocó la admiración de otros grandes jugadores que se lo quisieron llevar a sus respectivos equipos.
Con Tomas Berdych, por ejemplo, alcanzaron el puesto número cuatro del ranking mundial. Con Grigor Dimitrov llegaron nada menos que hasta el título en las Finales ATP de 2017.
En estos momentos se encuentra trabajando junto otro de los grandes del tenis mundial, Stan Wawrinka. Ambos llevan semanas preparando a la distancia (uno en Zurich y el otro en Monte-Carlo) el regreso de uno de los pocos jugadores que consiguió intimidar el reinado de Federer, Nadal y Djokovic. El suizo forma parte de un grupo de elegidos, junto al propio Murray y Del Potro.
De hecho, con el argentino colaboró ampliamente y estuvo en el último partido que lo vio como profesional. Vallverdú estaba en cancha cuando Delpo se resbaló y abandonó hace un año exactamente en Queen´s.
Siempre en segundo plano, con la constancia al trabajo como aliada, el venezolano es un "talismán" de pocos años y grandes triunfos.