Aún con torneos por jugar, sin dudas, Alexander Zverev es uno de los jugadores del año y no solo por sus logros dentro de la cancha. Coronavirus y embarazo mediante, el alemán fue protagonista del mundo tenis también por su accionar.
La confirmación de su paternidad no fue algo sencillo. Brenda Patea, su ex pareja, lo anunció en una entrevista. Pero antes de ello pasó mucho agua debajo del puente. Mucho tenis y también de lo otro.
Con un debut muy poco prometedor con tres derrotas consecutivas en la novedosa ATP Cup, Zverev no contuvo su bronca contenida.
Sin embargo, rápidamente llegó a semifinales de Australia en las que demostró que podía convertirse en campeón de Grand Slam.
En Acapulco y ante Tommy Paul perdió sorpresivamente en octavos de final siendo su última participación oficial pre pandemia.
La llegada del Adria Tour pintaba para ser la vuelta ideal a la actividad.
Un par de malos resultados sumado a las críticas lo hicieron reflexionar.
De poco sirvió la autocrítica y rompió las reglas, una vez más.
Regresó con buen tenis en el novedoso UTS de Patrick Mouratogou.
Pero cayó por los puntos ante Andy Murray en el primer partido en la burbuja de Nueva York.
La final en el US Open con dos sets de ventaja lo pusieron bien cerca de la gloria que se llevaría Dominic Thiem.
Roland Garros fue un paso en falso propio del cambio de superficie.
La necesidad de mejores lo condujo hasta las manos de David Ferrer.
Y en su tierra hilvanó dos éxitos consecutivos. El segundo ante Diego Schwartzman.