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Entre buenas y malas, el año de Schwartzman dejó un título en casa

Sin dudas, el principal foco tenístico en Argentina está puesto en él. Y él lo sabe mejor que nadie, porque en los últimos años ha sido el referente en los torneos más importantes del mundo y porque si actualmente hay que pensar en un nombre que pueda llegar a lo más alto en el circuito es el de Diego Sebastián Schwartzman. Un repaso de lo que fue su temporada 2021.

Apenas empezaba el 2021, allá por el 4 de enero, lucía el puesto N°9 del ranking ATP. No era su mejor marca, claro, porque meses atrás, en octubre de 2020 más precisamente, había conseguido ubicarse como la octava mejor raqueta del mundo. No obstante, solo una semana se mantuvo en esa posición y a partir de ahí bajó un puesto.

Con toda la incertidumbre que generaba la vuelta de algunos torneos aún en medio de la pandemia, Peque llegaba al Australian Open con la ilusión de defender la cuarta ronda obtenida el año anterior. Lo que no sabía es que se iba a topar en la tercera rueda con un creciente Aslan Karatsev, el ruso que en ese entonces era el 114° y que fue revelación por haber llegado desde la qualy hasta las semifinales del primer Major de la temporada. En tres sets, Diego le dijo adiós a Australia.

Luego de ese primer gran golpe, el porteño tuvo un paso fugaz por el ATP 250 de Córdoba, en el que se despidió en segunda ronda, y llegó al Argentina Open como el máximo favorito al título. Y así fue.

La semana pasada cuando perdí en Córdoba parecía el peor del mundo y hoy tengo una alegría inmensa. Quería jugar y tenía ganas de jugar de esta manera. Así como terminé llorando el año pasado, hoy lloro un poquito también”, fue la frase que encabezó el título de Schwartzman en su ciudad, en Buenos Aires, en donde hacía más de 13 años que un argentino no ganaba el torneo.

El triunfo en la final ante Francisco Cerúndolo incluso le dio un plus, ya que este significó su primer título en el país. Si bien había estado cerca en 2019 (F) y 2020 (SF), curiosamente la mejor raqueta nacional no podía conseguir un trofeo en Argentina. Misión cumplida a principios de marzo.

Su mejor marca en el Masters 1000 de Miami la consiguió este año tras alcanzar la cuarta ronda y, a partir de ahí, la temporada de Peque entró en cierto declive. Fundamentalmente porque iniciaba la gira sobre polvo de ladrillo, su fuerte, y contaba con la presión de defender algunos puntos importantes.

Monte-Carlo, Madrid y Roma tuvieron algo bastante en común: en los tres arrancó como preclasificado y no pudo superar su debut. “Si Monte-Carlo era un examen, no aprobé”, dijo apenas concluido el torneo francés. Semanas después, sumamente autocrítico y consciente de su compleja situación, volvió a reconocer: “Todavía tengo que encontrar mi mejor tenis”.

En el Foro Itálico, el golpe fue aún más duro, ya que en las últimas dos ediciones había hecho semifinales y final, respectivamente. Posiblemente, el momento más difícil del año para Diego: mientras tanto empezaba a perder posiciones en el ranking y, para el arranque de Roland Garros, coqueteaba con salir del Top Ten.

De todos modos, en el Grand Slam parisino mostró un cambio de aire. No pudo defender las semis del 2020, pero repitió los cuartos de final que ya había logrado en 2018. Y su verdugo fue nada más ni nada menos que el dueño de la casa, Rafael Nadal.

El 14 de junio, el porteño de 29 años dejó de formar parte oficialmente de los 10 mejores tenistas del mundo y en Wimbledon lució el N°11. Habiendo alcanzado la tercera ronda, su desempeño se equiparó al de 2019, hasta el momento su mejor marca en el Major sobre césped.

En Tokio, la expectativa tenística albiceleste estaba puesta en él. En su primera experiencia olímpica, luego de dos encuentros en los que le costó más de lo esperado, llegó a octavos de final y se despidió tras caer con el ruso Karen Khachanov en sets corridos. Con él se fueron las esperanzas argentinas en el caluroso suelo asiático (bastante cuestionado por cierto a raíz de las complejas condiciones en las que debieron jugar), ya que no quedaron singlistas nacionales en el cuadro.

Ya avanzado el calendario, llegó la gira sobre pista dura. Antes de arribar al US Open pasó por dos Masters 1000: primero Canadá y luego Cincinnati, y en ambos hizo tercera ronda. En el primero quedó a una instancia de alcanzar su mejor marca (2017) y en el segundo, la igualó (2019).

En Nueva York, el US Open se perfilaba como un gran desafío para encarar la etapa final del año. Dos veces cuartos de final era su mejor marca, pero venía de hacer primera ronda en 2020. En los tres primeros partidos realmente no tuvo problemas, en sets corridos se instaló en los octavos de final, aunque hasta ahí llegó: apareció Botic van de Zandschulp, el neerlandés que sorprendió a propios y extraños. En cinco parciales, Peque se retiró habiendo dejando la sensación de que estaba para más.

Tan solo 13 días después de esa caída, ya ubicado como el N°15 del mundo, Schwartzman se vestía de celeste y blanco para la Copa Davis, ante Bielorrusia. A veces, los partidos que desde los papeles parecen los más accesibles, terminan siendo los más difíciles. Y así le sucedió a Diego frente a Daniil Ostapenkov, un joven de 18 años sin recorrido en el circuito que le ganó en sets corridos.

El Buenos Aires Lawn Tennis Club fue testigo de una derrota sumamente dura. “Mi partido fue desastroso, uno de los peores que tuve”, se cuestionó inmediatamente. La revancha la tuvo al día siguiente, ganó y Argentina dio un paso más para regresar a la elite del torneo. “La gente te trata muy mal cuando perdés un partido. Son días feos, pero en el balance te tratan mejor”, comentó para cerrar un fin de semana con sabor a alivio.

En septiembre pasó por la Laver Cup (1R) y San Diego (CF), para arribar en octubre a California, la sede del Masters 1000 de Indian Wells. Ahí venció en octavos al ascendente Casper Ruud, lo que significó su primer triunfo ante un Top Ten en la temporada, alcanzó su victoria N°200 en el circuito e ilusionó a Argentina. En cuartos, ante Cameron Norrie se terminó su sueño, aunque dejó una frase alentadora de cara al cierre de temporada: “En esta segunda parte del año estoy encontrando un gran nivel”.

Con la esperanza intacta de seguir acercándose a las ATP Finals de Turín, Peque metió final en Amberes. Estuvo muy cerca de ser un torneo perfecto, porque no había perdido ningún set, pero se cruzó en el partido decisivo con un brutal Jannik Sinner, que arrasó y le impidió alcanzar su quinta corona. Luego, en Viena le sucedió algo similar: cuando venía en alza, se topó con Frances Tiafoe y no llegó a semifinales.

Finalmente, en el Masters 1000 de París pasó su debut aunque inmediatamente en segunda ronda el estadounidense Marcos Giron, que venía de la qualy, le puso fin a su año.

Schwartzman no pudo meterse entre los ocho mejores de la temporada, pero cerró un 2021 con un título especial y una final, junto a un récord de 38-23. Además, con su puesto N°13 del mundo, por tercer año consecutivo es el sudamericano en terminar más arriba del ranking

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