<
>

Abierto de Australia 2022: Ashleigh Barty busca ser primera jugadora australiana que gana el torneo en 44 años

Ashleigh Barty se acercó al micrófono en la cancha del Rod Laver Arena el jueves en el Abierto de Australia con solo el más leve aire de emoción en su cara. Pero cuando Jim Courier, el entrevistador en la cancha, anunció lo que había hecho, no pudo evitar sonreír.

Ella acababa de vencer a Madison Keys, por 6-1 y 6-3 en poco más de una hora y avanzó a su primera final en el Abierto de Australia. Pero esto se trataba sobre mucho más que ella, y ella lo sabia. Los aficionados lo sabían también.

Hace 44 años desde que algún tenista australiano ganó el título en el Abierto de Australia, y con cada año que pasa, la presión se hace más marcada, las expectativas sobre aquellos en la cima del deporte aún mayores. Como la jugadora número 1 del mundo desde la temporada 2019 y ganadora de torneos major en Wimbledon y Roland Garros, Barty ha sido considerada por mucho tiempo como la mejor esperanza para la nación poder dar un giro.

Y ahora al fin tendrá su oportunidad. Frente a los ojos devotos de su nación y de alrededor del mundo, Barty enfrentará a Danielle Collins el sábado con una oportunidad de hacer historia, para ella misma y para toda Australia. Barty, una estudiante del deporte, sabe exactamente lo que significaría. Siempre lo ha sabido.

"Sí, [lo sé]", Barty, de 25 años, dijo antes del torneo. "No puedo hacer más de lo que puedo intentar. Es lo único que puedo hacer. Si eso no se da, no se da.

"Solo espero que todos entiendan que estoy dando mi mejor esfuerzo. No siempre resulta exactamente de la manera en que queremos. Pero lo abordas como debe ser, haces las cosas apropiadas y tratas de darte a ti mismo la mejor oportunidad. Es todo lo que puedes hacer".

Aunque los australianos han tenido éxito en el extranjero a lo largo de cinco décadas, la historia ha sido dramáticamente diferente en suelo nacional. Sam Stosur, Lleyton Hewitt, Patrick Rafter y Pat Cash todos han ganado títulos de Grand Slam, pero en Melbourne, junto con el de Barty, los cinco se combinan para tan solo cuatro apariciones en la final.

¿Cómo llegó hasta aquí una nación tan rica en a historia, recursos y talento del tenis?


Disputado por primera ocasión en 1905 para los hombres y en 1922 para las mujeres, y con cuadros mayormente de jugadores locales debido a su ubicación geográfica aislada, los australianos dominaron su evento de casa hasta el inicio de la era Abierta en 1968. Incluso después de ese momento, y con más y más estrellas extranjeras compitiendo en el torneo, los australianos Rod Laver, Margaret Court, Ken Rosewall, John Newcombe y Evonne Goolagong todavía fueron victoriosos.

Cuando la tenista Chris O'Neil ganó en 1978, nadie sabía lo que sabemos ahora, y probablemente pocos hubieran predicho que sería la última vez para un campeón australiano.

Después de una década de excelencia dominante de Goolagong, en la cual conquistó cuatro títulos del Abierto de Australia, así como trofeos de Roland Garros y Wimbledon, O'Neil llegó al Abierto de Australia de 1978 clasificada número 110 del mundo. Su victoria por 6-3 y 7-6 (3) sobre Betsy Nagelsen fue tal sorpresa que su nombre fue deletreado mal en el marcador, asignándosele una L adicional a su apellido. Se convirtió en la primera ganador no preclasificada de un Grand Slam.

Después del triunfo de O'Neil en 1978, Mary Sawyer alcanzó la final el año siguiente, con Wendy Turnbull emulando su hazaña en 1980. Turnbull emergió como la próxima retadora australiana con mejor resultado por el título, pero perdió en las semifinales de 1981 y de 1984 ante Chris Evert. Belinda Cordwell cerró la década con otra aparición en la ronda de cuatro, pero cayó a manos de Helena Sukova en sets consecutivos.

Ninguna australiana en el torneo femenino alcanzaría los cuartos de final en la década de 1990, pero sí tendrían dos representantes en los cuartos de final luego del arranque del nuevo milenio con Alicia Molik en 2005, y Jelena Dokic en 2009. Habiendo ganado el US Open de 2011, Sam Stosur se convirtió en la esperanza principal de la nación, pero, en 20 intentos del cuadro principal en el torneo, no logró avanzar más allá de la cuarta ronda. Stosur, quien se retiró de jugar individuales después de su derrota en la segunda ronda la semana pasada, sabía que su trayectoria en el evento se consideraba un fracaso.

"De ciertas maneras nunca pude jugar mi mejor tenis aquí en Australia gran parte del tiempo", dijo Stosur. "Aún así logré clasificarme a la cuarta ronda un par de veces, pero eso no parece ser un buen resultado cuando has ganado un Grand Slam en otro país".

De algún modo, ha sido una sequía hasta más larga en el lado masculine. Desde que Mark Edmondson ganó el Abierto de 1976, Cash, Hewitt y Kim Warwick han alcanzado la final, pero permanece el déficit de 46 años. Vivirá por otro año más, ya que ningún tenista australiano avanzó más allá de la cuarta ronda en el torneo masculino durante esta edición.

La década más exitosa para los hombres australianos fue la de los años 1980, en la cual Warwick alcanzó la final de 1980, y Cash alcanzó las finales de 1987 y 1988. Aunque Cash terminaría ganando el título de 1987 Wimbledon, nunca conseguiría esa misma hazaña en casa.

Los años 1990 fueron una pésima época para los individuales masculinos en su propio Grand Slam, con solo dos tenistas alcanzando los cuartos de final -- Brett Steven en 1993 y Mark Woodforde en 1996 -- pero el surgimiento de Rafter y Hewitt les dio esperanza cerca del principio del siglo. El mejor resultado de Rafter fue una derrota en cinco sets en las semifinales del 2001 frente a Andre Agassi, mientras que Hewitt -- quien ganó el US Open en 2001 y Wimbledon un año después -- alcanzó la final de 2005 en Melbourne solo para perder ante Marat Safin en cuatro sets. Desde entonces, el mejor resultado para un talento local fue la derrota de Nick Kyrgios en cuartos de final a manos de Andy Murray en 2015.

En 2008, a O'Neil le hicieron la pregunta obligatoria sobre si alguien pondría fin a la racha desafortunada. "Lo digo cada año -- me encantaría que otro australiano gane y tome la batuta", dijo ella.

O'Neil y Australia siguen esperando.

Para cuando Barty apareció con un título junior de Wimbledon a los 15 años en 2011, el tenis australiano estaba desesperado por alguien que lo salvase. Ella alcanzó la final de dobles del Abierto de Australia (en pareja con su compatriota Casey Dellacqua) en 2013 y parecía encaminada a ser una superestrella.

Pero la presión inicial fue demasiada. Ella se tomó un descanso de un año y medio del deporte e incluso incursionó en el cricket profesional durante su tiempo alejada del tenis. Meses después de volver, alcanzó la tercera ronda del Abierto de Australia de 2017. Un año y tres apariciones en finales de la WTA, Barty fue a Melbourne como la número uno australiana. Las preguntas sobre si ella podría al fin poner fin a la sequía no se hicieron esperar.

Ella acogió las exigencias del público local pero cayó nuevamente en la tercera ronda. Aún así las expectativas llegaron a nuevos niveles el año entrante cuando llegó al Abierto como una de las favoritas. Ella lo entendió.

"Hemos tenido leyendas a lo largo de toda la historia del tenis en Australia", Barty dijo en aquel momento". "Los australianos tienen hambre por el deporte. Les encanta. Están adictos a él. Creo que en esta época del año siempre flota por ahí con el tenis que están buscando un jugador australiano, en particular, que llegue lejos y que juegue muy bien".

El mejor resultado de Barty entrando al torneo de 2022 fue una derrota en las semifinales de 2020 ante la eventual campeona Sofia Kenin. Barty alcanzó los cuartos de final en 2019 y 2021.

Sin embargo, ha ganado casi todos los demás torneos. Fue líder en el tour al registrar cinco títulos en 2021, incluyendo Wimbledon, y ganó una medalla de bronce olímpica medal en dobles mixtos.

Ya que ha mantenido el número uno del ranking mundial durante 112 semanas, la emoción que rodeaba a Barty -- frente a un público que había pasado gran parte de los últimos dos años encerrado por la pandemia -- alcanzó un máximo nivel para cuando salió a la cancha para su partido de primera ronda. Incluso con las restricciones de aforo debido al virus, los gritos a coro de "Aussie, Aussie, Aussie" se escuchaban a un alto volumen y en abundancia.


No es fácil ganar un Grand Slam bajo ninguna circunstancia. Hay mucho en juego, el estrés es enorme, y el talento y la calidad de la oposición aún más.

Ahora trata de añadir a todo eso las expectativas de toda una nación, y tener que verlo todo a diario. Como todos los australianos antes que ella, la cara de Barty está en todos lados en Australia -- en vallas publicitarias, en los lados de los tranvías y en la televisión -- y especialmente durante las últimas dos semanas de enero. Sus resultados en el torneo los siguen intensamente y frecuentemente son los titulares en las portadas de los periódicos y los sitios web en su país.

Sus partidos a lo largo del torneo de 2022 se han disputado en el Rod Laver Arena, la cancha principal de espectáculo, con públicos devotos muy animados y usualmente durante el horario más atractivo. Ni siquiera el campeón de 20 torneos Grand Slams, Rafael Nadal, ha recibido tales consideraciones. Sería imposible hasta para la humilde, buenaza Barty no saber que es el centro de atención.

"Hay el ascenso gradual de la presión, comenzando semanas antes del evento y a lo largo de él, y cuando al fin llegas a los últimos días del torneo, percibes un sentido de expectativa sobre tu hombro por mucho, mucho tiempo", dijo Darren Cahill, un ex primer clasificado jugador australiano que alcanzó la final de dobles del Abierto de Australia en 1989. "Se puede volver un peso muy pesado. Es algo muy difícil de hacer, y creo que es más difícil ganar en tu propia nación que en una nación extranjera".

Hasta ahora en 2022, Barty no ha dado indicios de nervios, pánico o duda. De hecho ha mostrado una resolución fría y ha lidiado fácilmente con sus rivales. No ha perdido un set hasta el momento -- perdiendo un total de apenas 21 juegos -- y tuvo una racha de 63 juegos consecutivos ganando con su servicio abarcando ocho partidos.

Para los cuartos de final, Barty era la última australiana restante, en cualquiera de los dos cuadros de sencillos, luego de batir a Lesia Tsurenko (6-0, 6-1), Lucia Bronzetti (6-1, 6-1), Camila Giorgi (6-2, 6-3) y Amanda Anisimova (6-4, 6-3). Se convirtió en la primera australiana en avanzar a cuatro cuartos de finales al hilo en Melbourne Park desde que el torneo se mudó a ese terreno en 1988, y la primera en hacerlo en el torneo desde Turnbull a principios de la década de 1980.

Y su victoria de cuartos de final sobre Jessica Pegula fue la más impresionante de todas. Barty fue casi impecable en el concurso por 6-2 y 6-0, y requirió poco más de una hora en la cancha. Pegula luego lo llamó "una clase maestra de Ash".

Su paliza en las semifinales sobre Keys, quien había registrado dos triunfos de top 10 en sus dos partidos anteriores, fue más de lo mismo. Barty domino desde el inicio, rompiendo el saque de Keys en el primer juego del partido, y nunca miró atrás.

Con cada partido, las esperanzas han seguido creciendo. Incluso Laver, presente en la cancha que lleva su nombre para el partido contra Anisimova, está entre los creyentes.

'Sería fantástico para mí si ganara el Abierto de Australia", dijo Laver. "Sé que la competición está bastante fuerte, pero ella ha vencido a la mayoría de las jugadoras en el circuito. Es solo cuestión de si puede jugar su juego a la hora de la verdad. Cuando ella está jugando tenis de alto nivel, es invencible.

"Ella está lista para decir algo grande -- y pienso que este torneo en particular podría ser el que la impulse a otro nivel".

Barty sigue tomándolo todo con calma, levantando los pulgares como ahora acostumbra y sonriendo después de los partidos y las entrevistas. Una autoproclamada "ermitaña", ella ha pasado poco tiempo si no es en las facilidades del torneo o su hotel, y se ha estado tal vez protegiendo de todo cuando sea posible.

Cahill dijo que eso solo la puede ayudar, así como una situación exclusiva al 2022.

"Ella es una australiana muy, muy típica y tiene una vida australiana simple", dijo Cahill, ahora un analista de ESPN y el entrenadora de Anisimova. "Y con eso viene una actitud muy relajada de, 'Vamos a salir, dar nuestro mejor esfuerzo, hagamos todo lo posible para prepararnos bien, y mientras yo luche, y mientras yo controle las cosas que puedo controlar, que es luchar tan fuerte como pueda y tener una buena actitud en la cancha, pasará lo que tiene que pasar'.

"De hecho, pienso que algo que puede haberla ayudado un poco es que la situación de Novak [Djokovic] de veras dominó la cobertura. Durante dos semanas antes y hasta el primer día, todo era sobre Djokovic. Entonces eso le quitó un poco a la gente en los medios hablar sobre quién tiene posibilidades de ganar, y aunque eso no es grandioso para el tenis, ayudó a quitarle parte de la presión de sus hombros temprano. Ella pudo entrar poco a poco a la atención".

Pero se ha acostumbrado a ser el centro de atención y a manejar la presión, y eso ha venido a través de la experiencia. Una cosa que Barty sabe de Seguro es que ella ha cambiado desde que perdió en las semifinales ante Kenin dos años atrás.

"He crecido como persona, he crecido como jugadora", dijo Barty el martes. "Siento que soy una jugadora de tenis más completa. Obviamente tengo un par de años más de experiencia en cuanto a lidiar con situaciones diferentes y poder resolver problemas en la cancha ...

"Me está encantando jugar acá afuera y está poniendo una sonrisa en mi cara sin importar lo que sucede durante los puntos. Y ha sido muy divertido hasta ahora. Así que ojalá quede bastante".

Al parecer Barty está al centro de una tormenta perfecta, con su juego increíble, su espíritu resistente y al haberse acostumbrado al resplandor del foco ardiente. Las probabilidades están muy a su favor, pero nada es predecible en el tenis.

La final del sábado no será fácil. Barty es dueña de una marca de 3-1 en su carrera sobre Collins, pero Collins ganó el encuentro más reciente en la ronda de 16 en Adelaida en 2021 y ha estado enrachada en Melbourne. Collins desmanteló a la campeona de Roland Garros de 2020, Iga Swiatek, por 6-4 y 6-1, en las semifinales.

El entrenador de Barty, Craig Tyzzer, quien también es australiano, dijo que ellos no hablan sobre lo que está en juego e insiste que la preparación no es diferente de lo que sería en cualquier otro torneo. "No queremos traer algo nuevo o hacerlo más grande de lo que es en realidad", él dijo esta semana.

Turnbull fue la última australiana en alcanzar la final de su Gran Slam local, pero su experiencia será ampliamente diferente a la de Barty. Sin duda hubo muchos ojos sobre su partido -- Elton Jon incluso le dio una improbable inyección de ánimo a mitad de él con una nota alentadora desde las gradas -- pero como habían pasado solo dos años desde la victoria de O'Neil, nadie hablaba sobre una sequía entonces.

Pero ahora sí, y eso incluye a Turnbull misma. En una entrevista en 2020, ella hizo eco de todos los aficionados australianos del tenos. "Sabía que yo era la última pero cuando inviertes años, Dios mío, eso es demasiado tiempo", dijo ella. "Es hora de que se añada el nombre de otra persona".

Y el sábado, en el Rod Laver Arena, es el turno de que Barty haga precisamente eso y ponga fin a una espera de 44 años.