El norteamericano, auténtico dominador del circuito en la década de los noventa y poseedor de catorce grandes títulos, incluido el de Estados Unidos del 2002, ha empezado a dosificar sus fuerzas y a seleccionar cuidadosamente sus objetivos.

Por eso, el de Washington, que asume como ley natural el inicio del final de su carrera a sus treinta y un años, ha decidido demorar su irrupción en el nuevo curso hasta el próximo febrero. La leyenda que acompaña a Sampras cada vez que salta a la pista va a estar ausente del Melbourne Park.

La ausencia del estadounidense nada tiene que ver con la de Johansson, realimentado de ilusión y de expectativas tras su sorprendente coronación en la capital australiana el año pasado después de imponerse al ruso Marat Safin en una final que hizo añicos numerosos pronósticos.

El sueco, de 27 años, no podrá defender su corona ni ampliar su palmarés como consecuencia de una lesión de rodilla que se produjo el pasado mes de noviembre.

El tenis británico tampoco estará en la primera gran cita de la temporada. Los dos mejores jugadores de las islas, Tim Henman, noveno del mundo, y Greg Rusedski, que ha desechado de su calendario el Abierto de Australia por no estar recuperado de la operación en el pie derecho a la que se sometió el pasado mes de octubre, son baja.

Las principales raquetas alemanas también se perderán el gran inicio de la temporada. A la ausencia de Tommy Haas, undécimo en la lista mundial, se añade la de Nicolas Kiefer, víctima de una lesión en el tobillo izquierdo.

La ausencia de Arancha Sánchez Vicario, apartada ya del tenis profesional, es la más significativa del cuadro femenino, que, aunque mantiene a las inquilinas de la clasificación del Mundo -Serena y Venus Williams, Jennifer Capriati, Kim Clijsters y Justine Henin- no va a contar con la combatividad de la francesa Amelie Mauresmo ni el talento de la suiza Martina Hingis.