El pasado jueves el croata de 31 años tuvo que abandonar el partido de exhibición ante el holandés Raemon Sluiter en la ciudad alemana de Talheim, cuando tan solo se habían disputado 20 minutos. El zurdo de Split se retiró al hotel Kastell de esta ciudad, muy pesimista sobre su reaparición.

"Siempre sabía lo que iba a hacer en mi carrera, pero ahora no se qué decir. No se qué hacer, qué pasara, qué me espera", contó un deprimido campeón de Wimbledon del 2001. "Las cosas parecen muy malas, y no soy muy optimista".

"Puedo levantar el brazo apenas hasta el nivel del hombro, más alto no puedo", añadió. "Quizás hubiera tenido que haberme operado en Los Angeles y no haber jugado la Copa Davis en Argentina. Ahora no me gusta la idea de volver a operarme", añadió.

Ivanisevic admite que se siente totalmente perdido. "Como una persona llegada a una ciudad desconocida buscando el hotel, pero que no lo puede encontrar", dijo. Todo apunta a una jubilación prematura del campeón de Wimbledon y en este sentido Goran recuerda su "petición dirigida a Dios" hace dos años. "Había querido ganar por fin el torneo de Wimbledon y dejar de jugar después, de haberlo ganado".

"Frecuentemente me pasa por la cabeza aquella conversación con Dios, al que había pedido tanto que me diera el titulo de Wimbledon, aunque entonces dejara de jugar al tenis. Temo que me haya entendido muy al pie de la letra. Pero si debe ser así, así será", añadió.