El chihuahuense, número uno del tenis mexicano, necesitó de casi dos horas a fin de superar a un rival que evidenció deficiencias notables en su técnica y cuya única arma fue un servicio y devoluciones potentes que hicieron pasar malos ratos al local.

En el primer set, Gallardo se fue al frente por 2-0 con su primero de cuatro rompimientos de servicio, lo que finalmente lo llevó a adjudicárselo, toda vez que a partir de ahí se dieron 15 juegos sin que se registraran más quiebres.

Fue hasta el séptimo "game" de la segunda manga que el local volvió a quebrar, con lo que tomó ventaja de 4-3, pizarra que otra vez le abrió el camino correcto, ya que se dedicó a conservar su servicio y obtuvo entonces una cómoda delantera.

En la tercera, sumó otro par de rompimientos y, pese a que por fin Jonckheer le arrebató un saque, se perfiló a una victoria que por las carencias del jugador caribeño, de movimientos lentos y que en sus ataques a la red lucía indefenso, tuvo que ser holgada.

A final de cuentas, lo importante para Gallardo fue conseguir el triunfo en esta serie correspondiente al Grupo Dos de la Zona Americana en el inicio de su eliminatoria 2003, sin que por ello deje de preocupar que un oponente con un tenis tan limitado lo haya puesto en aprietos e impuesto un juego a veces indescifrable.

Esta fue la tercera victoria al hilo para el chihuahuense, de 21 años de edad, en Copa Davis y puso sus números en 4-4 en ganados y perdidos, mientras el antillano, de 31, puso su récord en 12-5, que ahora resulta inexplicable al ver su nivel.