Nada que objetar respecto del resultado: incluso la victoria pudo ser más amplia a favor de la Academia, que borró de la cancha a su adversario en un segundo tiempo dominado a voluntad, a punto tal que el San Isidro Club sólo una vez cruzó la mitad del terreno, y eso que siempre estuvo en desventaja.

Tarea colectiva superlativa del CASI; no hubo puntos flojos ni baches en la concentración y la entrega de un equipo que, antes de la lucha era menos, y que al cabo de los 80 minutos acabó siendo netamente superior.

El CASI supo cómo romper el circuito ofensivo del último campeón: centró sus energías en el tackle, en la presión y en doblar con presencia física a cada hombre del SIC que se atreviese a portar la pelota. Allí, en esa actitud que afloró desde el arranque y que fue sintonizada desde Headen hasta Raiteri, estuvo el gran justificativo para una producción que asombró hasta los propios simpatizantes del Atlético.

Sin embargo, no hubo otros secretos en esta actuación del CASI: no lo dejó pensar al SIC, le cortó la comunicación entre su pareja de medios y la tercera línea y, cuando buscó por afuera, Matías Casanova y Martín Aramburu, construyeron una pared granítica con tackles que les hacían volar la pelota a sus oponentes.

Entonces, a partir de la destrucción de las intentonas del SIC, el equipo ganador empezó a edificar su suceso, a sentirse seguro y transmitir dudas en los otros. Y en la segunda parte (tras un primer tiempo flojito que terminó 3-3) ya nada frenó la vocación de triunfo de un conjunto hambriento de gloria frente a un SIC tibio, sin ideas y totalmente atontado por la asfixia a la que lo sometieron Tati Phelan y sus compañeros.

Incluso podría afirmarse que la Academia prevaleció en la lucha por la conquista, aspecto en el que teóricamente debía mandar el SIC. Pero el CASI estuvo seguro en el line (entre Sanz y Stuart consiguieron siempre las pelotas propias) y aunque retrocedió en el scrum, el oficio de Bock para manejar la base aventó cualquier apremio.

El remate, como decíamos, se produjo en el segundo tiempo. Con determinación, el CASI arrinconó a los locales, lo forzó a cometer penales y equivocaciones en extrema defensa. Y así llegaron los remates certeros de Thoman, el try de Doria (line y maul) y la conquista de Martín Aramburu, quien sacó beneficios de un terrible tackle de Casanova a Freixas.

Era el duelo entre la abundancia y la escasez, porque el SIC llegaba como campeón, invicto y con 131 puntos marcados (casi 44 tantos de promedio), pero también había sido generoso a la hora de recibir puntos (74). Del otro lado, el CASI había ganado sus tres compromisos previos sin mucho margen, pero los 24 puntos sufridos ya denotaban su aplicación defensiva.

Pero en esta versión 102 del clásico, la opulencia la puso un Atlético desbordante de coraje para ganar con total autoridad y sin dejarle al SIC, al menos, el consuelo de un try…

SINTESIS DEL PARTIDO

SIC (3): Serra; Ricciardi, Gosende, Freixas y López Jallaguier; Cilley y Vitale; Martin, Franzini y Schusterman; Anthony y Artese (39m ST, Iacaruso); Rospide, Pietranera (capitán) y Nealon. Entrenadores: Conti y Cutler.
CASI (21): Raiteri; Zaldívar, Casanova, Martín Aramburu (capitán) y Ferioli; Toman y Gaitán; Sanz, Bock y Phelan; Stuart y Doria; Gortari, Gambarini y Headen. Entrenadores: Allen, Devoto y Araujo Muller.

PRIMER TIEMPO: 18m, penal de Toman (C), y 35m, penal de Cilley (S).
SEGUNDO TIEMPO: 3 y 12m, penales de Toman (C); 16m, try de Doria (C), y 21m, try de Martín Aramburu, convertido por Toman (C).