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Amanda Nunes no será una prueba fácil para Ronda Rousey

Ronda Rousey terminará con un ayuno de 412 días cuando haga su esperado retorno en el octágno el 30 de diciembre, contra Amanda Nunes, campeona de la UFC en Peso Gallo, en el UFC 207.

Ronda, de 29 años, regresa bajo sus propias condiciones y competirá por el título que perdió en un desmoralizador noviembre, ante Holly Holm, en Australia, pelea que dio inicio a ocho meses salvajes en los que el título ha cambiado de manos tres veces.

Hay que tener cuidado de no enterrar el tema principal. Más importante que los temas previos a la pelea que rodean a Rousey (12-1) es la certeza de que no se ha hecho ningún favor al cerrar esta pelea.

Hablando de estilo, Nunes (13-4) es una peligrosa oponente ante la que Rousey puede probarse a sí misma por una verdad inevitable: La más grande fortaleza de la brasileña es la más evidente debilidad de Rousey.

No es que Nunes, quien le ganó a Miesha Tate en el UFC 200 en julio pasado en el primer round, sea perfecta. De hecho, en la carrera de Nunes se ha convertido en un hándicap en contra que mientras más lejos va en sus combates, más facilidades otorga a sus oponentes.

Las cuestiones de fuerza no están de lado, Nunes es la peleadora más peligrosa en UFC en los primeros cinco minutos de una pelea, sin nombrar a Cris Justino, (que es la razón por la que un combate entre Rousey y Justino se ha convertido en el santo grial de las súper peleas de UFC).

Nunes y Rousey no ofrecerán la misma expectación que ésa pelea, pero sí ofrecerá a Rousey un nivel similar de peligro, pues Nunes posee manos rápidas con las que asesta golpes poderosos. Por dominante que haya sido hasta ahora la carrera de Ronda en UFC, con seis defensas del título, incluidas cuatro victorias el hilo en menos de 66 segundos, los críticos esperan ansiosamente por verla en un primera prueba verdadera ante una golpeadora dominante.

La última prueba fuerte de Rousey fue Holm, una campeona de boxeo que ejecutó bien su plan de pelea para sorprender a Ronda en el octágono. Nunes es una peleadora muy diferente a Holm, que va al contragolpe, aunque la falta técnica y paciencia, es mucho más poderosa (capaz de terminar una pelea con pocos golpes) y ha desarrollado precisión castigando con la mano derecha.

Por más que se diga que la agresividad de Nunes y su balance pueden jugar de manera perfecta ante Rousey, una vez que la ex campeona sea capaz de acortar distancias y establecer su gancho, lo mismo puede decirse de lado contrario.

Como lo demostró contra Holm, Rousey no conoce ningún estilo más que el de ir con rapidez al frente, lo que la deja increíblemente vulnerable a la mano derecha de sus rivales en los primeros minutos. Y castigar a Rousey temprano con grandes golpes es la estrategia para vencerla, por lo pobre que ha sido su defensa.

La fuerza y defensa de Nunes son legítimas, es mucho más grande que oponentes anteriores de Ronda, sin mencionar a Holm. Además, Nunes es cinturón café en judo y negro en jiu-jitsu. No se puede decir que Nunes es invencible, su debilidad se demostró ante Zingano, en 2014, en una derrota en el tercer round por nocaut técnico, y una victoria por decisión sobre Valentina Shevchenko, en marzo, en la que se desvaneció más tarde.

Pero esta pelea no es sobre lo que pase en los últimos rounds o por la defensa por sumisión. Esos son elementos que podrían decidir automáticamente la pelea.

La intriga por el regreso de Ronda se reduce a los primeros 60 o 180 segundos de pelea.

Esto es lo que hace a la UFC tan exitosa y emocionante, que muy pocos peleadores tienen ese toque en un momento inesperado. Como lo indicó el presidente Dana White en la gira de medios que hizo el miércoles para anunciar la pelea, ir directo por el título es decisión de Rousey.

Considerando el valor que le da a la marca, era concebible pensar que Ronda eligiera una prueba menos dura para su regreso, para reconstruir su confianza ante una peleadora con menos habilidades que las que tiene Nunes, en las áreas en las que Ronda aún se mantiene vulnerable. También hubiera sido más fácil para Rousey planear su regreso unos meses antes, cuando el cinturón rodeaba la cintura de Tate, a quien venció de manera dominante en dos ocasiones anteriores.

Rousey tiene el crédito por ir sin temor a intentar recuperar más que el cinturón, su poder de estrella e innegable carisma que la han acompañado en los últimos casi cuatro años (en un tiempo en el que White declaró que las mujeres nunca competirían en UFC).

En el UFC 207, Rousey peleará por reconstruir una parte del legado que dejó atrás en Australia, en noviembre pasado, y no será una cuestión fácil.