Cleveland Cavaliers quiere que el tiempo se detenga hoy. Busca no despertarse del sueño que lo tiene como el equipo con mejor registro en el inicio de la temporada 2024-2025 de la NBA: ocho triunfos, ninguna derrota. El conjunto dirigido por Kenny Atkinson sorprende no solo por los resultados sino por su alto nivel de juego. Por si fuera poco, además muestra carácter.
Los análisis previos al comienzo de la serie regular no ofrecieron a los Cavaliers como uno de los candidatos al título. Es cierto, aún ningún equipo llegó a disputar una decena de partidos. Los rankings individuales tampoco mostraron a algún jugador de Cleveland entre los diez mejores y recién el primero que aparece es Donovan Mitchell, en el puesto 17. Las especulaciones terminan cuando se encuentran con la realidad. Y ahí es donde estos Cavs se lucen.
La victoria de este lunes 116-114 sobre Milwaukee Bucks que igualó el mejor arranque de la historia de los Cavs, en la temporada 1976-1977, fue una demostración de todas las virtudes de este equipo.
Con un par de desventajas cerca del cierre del partido, no se desesperó. A 6:06 minutos para el final, perdía por 8 puntos y se recuperó con un estupendo parcial de 10-0. Volvió a quedar debajo en el marcador, por 3 puntos, cuando restaba apenas 1:18. Otro parcial a favor, esta vez de 8-0, sentenció la historia.
Esas ofensiva superlativas la comandó Darius Garland, quien metió 39 puntos (su marca máxima desde 2022), con 7-11 en triples, y repartió 8 asistencias. Los Cavs convirtieron 7 tiros en los últimos 6 minutos del partido y el base anotó o asistió en cada una de esas conversiones.
Cleveland es una máquina que funciona a todo ritmo en ataque: es el conjunto con mejor porcentaje en tiros de cancha (52.3) y el segundo que más puntos anota por partido (122.3), solo por debajo de Boston Celtics (123.6), el último campeón. Además, tiene la mejor eficiencia ofensiva de la NBA con 120 puntos cada 100 posesiones. Cavaliers es el tercer equipo en la historia que comenzó 8-0 y convirtió 110 o más puntos en cada uno de esos partidos junto con los Warriors de 1960-1961 y los Pistons de 1970-1971.
Pero los Cavs también se hacen fuertes en defensa. Tienen la cuarta mejor defensiva de la NBA con 105.4 puntos recibidos cada 100 posesiones.
Las presencias de Jarrett Allen y Evan Mobley son intimidatorias por sus físicos y su capacidad para modificar lanzamientos o directamente bloquearlos. Como ese tapón de Allen a Damian Lillard cuando restaban 8 segundos y los Bucks aún tenían esperanzas de pelear hasta el final.
Cavaliers no tiene a una de las estrellas más atrayentes de la liga. Es más, luego de la eliminación en semifinales de Conferencia en la temporada pasada, la continuidad de Mitchell en el equipo se puso en duda. El escolta, que transita su tercera temporada en el equipo luego de las cinco que jugó en Utah Jazz es un líder que no necesita ser siempre el foco de atención principal.
Lo colectivo supera a lo individual en estos Cavs y ese es un muy buen indicio.
El récord de 8-0 es una grata sorpresa para una NBA que siempre encuentra nuevas historias para contar.
Cleveland Cavaliers quiere que el tiempo se detenga hoy. Busca no despertarse del sueño.