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Deportistas al barro contra la violencia hacia la comunidad afroamericana

Hay una sensación de desazón creciente en los jugadores afroamericanos de la NBA. Los meses siguen pasando y los casos de violencia policial continúan plagando los noticieros y las redes sociales de imágenes que hablan por sí solas. Es entonces cuando las emociones salen a flote y la responsabilidad se vuelve ineludible para esas voces que impregnan el ideario colectivo de reivindicación.

Carmelo Anthony (8.3 millones de seguidores en Twitter), Dwyane Wade (5.88 millones), LeBron James (33.0 millones), Chris Paul (5.3 millones), Russell Westbrook (3.5 millones) y Rajon Rondo (1,7 millones) son algunos de los casos en los que o bien alzan la voz o no son capaces de conciliar el sueño. Entre todos suman una cantidad que roza los 58 millones de seguidores en la red de redes. O lo que es lo mismo, es como si cada pensamiento y actividad que reflejan en Twitter seis deportistas fueran vistos por todos los habitantes del estado de California y Nueva York juntos (58.5 millones de ciudadanos). Sus fans sumados en estas plataformas superan la población de Colombia (47.12 millones), Venezuela (30.41 millones) o España (46.77 millones). El impacto es extremo y los jugadores sienten que tienen una responsabilidad social porque forman parte de la élite de la mejor liga del baloncesto del mundo. Los recientes sucesos de violencia policial contra ciudadanos afroamericanos les han llevado a ponerse al frente de las reivindicaciones.

"Debemos estar JUNTOS! Debemos mostrar nuestra fortaleza MÁS como Comunidad Negra! O seguiremos despertado con historias en las que NOS disparan como si NOSOTROS no importáramos. Debemos de mostrar MÁS que nos preocupamos los unos por los otros MÁS! Todos debemos hacer MÁS!".

Wade escribió esas palabras con una foto en la que aparecía el hashtag, #TERENCECRUTCHER. La penúltima víctima afroamericana fallecida a manos de la Policía estadounidense. Crutcher era un pastor de 40 años de edad residente en Tulsa, Oklahoma, que murió el viernes pasado tras recibir un disparo certero. El caso más reciente es el de este martes, cuando Keith Lamont Scott también perdió la vida en Charlotte, Carolina del Norte. Su hija transmitió por Facebook Live el momento en que se enteró de lo sucedido en la escena de los hechos.

LA ÉLITE DE LA COMUNIDAD AFROAMERICANA

Wade, James, CP3, Rondo, Westbrook y cientos de deportistas afroamericanos representan a esta comunidad. Sus medidas de presión por medio del discurso en el que afirman que las vidas de la población negra importan van acompañado no sólo del sentido reivindicativo, sino de su capacidad para contener a una masa enfurecida. El armador de Los Angeles Clippers ya lo llevó a cabo durante los premios ESPY´s, donde junto a James, Anthony y Wade llamaron a la calma en la apertura del show para que no se produjeran disturbios como los que se están viviendo en Charlotte esta semana, también insistieron en que la violencia racista finalice de una vez por todas. Quieren vencer la batalla de las injusticias sociales con argumentos sólidos al igual que pacíficos. Sin embargo, ¿cómo se modula la indignación? ¿Cómo hacen para ser más racionales que pasionales? Es precisamente su responsabilidad social la que les obliga a poner límite a sus sentimientos, lo contrario alentaría a fragmentar más todavía a la población afroamericana y a las autoridades.

"¿Cómo a un hombre negro desarmado cuyo coche se rompió y necesita ayuda le disparan y es asesinado por la Policía y el sospechoso de poner una bomba en Nueva York es detenido y está vivo?", escribió Rondo tras el suceso de Tulsa. "Supongo que ser negro es más peligroso que ser un terrorista. Incluso desarmado, con las manos levantadas y pidiendo ayuda es un crimen ser negro".

¿Cómo se canalizan los sentimientos, cómo se filtran cuando lo que dices es escuchado o visto por millones de personas? ¿Qué se dice y de qué manera? La opinión siempre está movida por las circunstancias y la interpretación, sin embargo, el verdadero impacto se produce proponiendo soluciones que vayan más allá de la crítica pasionaria, de la búsqueda de responsabilidades y el apuntar con el dedo a aquellos que están capacitados para cambiar las cosas. En este sentido, Melo es un experto en mover masas.

"Hago un llamamiento a todos mis compañeros atletas, tenemos que tomar nuestras responsabilidades y actuar", afirmó en el pasado. "Visiten a los políticos y reclamen el cambio porque no podemos quedarnos de brazos cruzados, ya no debemos tener miedo. ¡No te preocupes por perder algún acuerdo de sponsor o porque la gente nos tome por tontos. Necesito oír tu voz".

DE CARMELO ANTHONY A DWIGHT HOWARD

Si hay un jugador que ha vivido en sus carnes la calle, ese es Melo. Durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro decidió visitar la favela Santa Marta, donde compartió un rato con algunos niños en una cancha de básquetbol. También fue retratado por un artista callejero que inmortalizó su imagen en el moro. Antes de los JJOO, el 8 de julio, Melo se despertó en mitad de la noche, no podía dormir después del asesinato de cinco agentes en Dallas a manos de Micah Xavier Johnson. En abril formó parte de manera pacífica en las protestas en Baltimore, ciudad que le perfiló con su dureza durante su adolescencia. Allí marchó en honor a Freddy Gray, quien falleció bajo custodia policial.

Sensitivo ante la realidad, Anthony está sabiendo canalizar su visión y el objetivo que pretende alcanzar. Es tan fácil para unos el alzar la voz como el no alzarla para otros. Las redes sociales no guardan rastro de ningún mensaje de Blake Griffin sobre los hechos acaecidos en Oklahoma, estado del que es nativo. El pívot de los Clippers tiene padre afroamericano y madre irlandesa. Kevin Love, uno de los jugadores blancos más exitosos de la NBA, tampoco suele aprovechar las redes sociales para concienciar sobre este tipo de sucesos. Y no es cosa de blancos... Dwight Howard no se caracteriza por las proclamas contra las injusticias de su comunidad vía Twitter.

Muchos prefieren no unir las causas sociales al deporte, otros las sienten de manera distinta, algunos personalizan las vidas afroamericanas perdidas, otros las sufren en silencio e incluso los hay que prefieren mirar a otro lado. Todo es válido, cada uno es libre de tomar partido por lo que les venga en gana. Por eso es valorable el que algunos profesionales se manchen en el barro para defender una lucha que se lleva librando desde los comienzos de Estados Unidos como nación.