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Steve Kerr imprime personalidad de Luke Walton a los Warriors

SAN DIEGO – La situación fue, cuanto menos, extraña.

El coach de Los Angeles Lakers, Luke Walton, se enfrentó por segunda vez en cinco días a los Golden State Warriors, equipo con el que logró un anillo de campeón y en el que fue asistente durante dos temporadas.

En la victoria de los vigentes subcampeones de la NBA (123-112) en el Valley View Casino de San Diego se percibieron los vínculos que Walton creó tanto con su mentor, Steve Kerr, como con la plantilla que llegó a dirigir durante 19 partidos el año pasado (19-0).

No hubo más que observar la manera en la que Stephen Curry se dirigió a él mientras esperaba a que se produjera el salto inicial. El desafío y el cariño se unieron en una mueca con la que el armador pareció estar diciéndole a Walton algo así como, “mira qué equipo te estás perdiendo”.

Un súper equipo, de eso no hay duda. Un sistema que sigue jugando de memoria tan sólo seis encuentros después de que Kevin Durant se uniera a la ecuación.

A los Warriors los llaman villanos porque son el equipo a batir, porque es tal el torrente de calidad que despliegan en cada jugada, que abruman. Defensivamente son capaces de desquiciar a cualquiera y cuando aprietan el acelerador en ataque son sencillamente imparables.

La derrota en el primer encuentro de pretemporada ante los Toronto Raptors fue un espejismo que pasó al olvido a la velocidad de la luz. El dominio en los siguientes cinco juegos fue incuestionable.

Y no es que enfrente tuvieran a unos Lakers demasiado verdes sino que ridiculizaron a Los Angeles Clippers (45 puntos de ventaja) y superaron a Denver Nuggets y Sacramento Kings.

“Lo que te estás perdiendo, Luke”, también pareció decirle Draymond Green al ex miembro de su cuerpo técnico. Las formas del ala-pívot fueron más provocadoras que cariñosas.

Al jugador le importa poco quién esté delante, su manera de hablar es retadora por naturaleza con sus rivales, ya sean amigos, ex coaches o seres divinos.

En general sobraron los gestos hacia Walton. Es mucho lo que dejó atrás y mayor el riesgo de tomar las riendas de los Lakers. Aunque, ¿cómo se mide el riesgo cuando el corazón se acelera siempre que suena la palabra ‘Lakers’?

Hay momentos en los que la ceguera es producida más por la melancolía y el amor a unos colores que por la mera coherencia.

“Se fue demasiado temprano”, afirmó Kerr a ESPN Digital.

Tanto, que apenas habían iniciado los Playoffs cuando la franquicia angelina y su coach sellaron el compromiso.

“De él (Luke) me llevo su manera de comunicarse con los jugadores, su intuición, la manera relajada en la que afronta las prácticas y los partidos, pero la seriedad con los que los ejecuta al mismo tiempo”, prosiguió el entrenador de los Warriors.

Y en Luke, por supuesto, no hay muestra alguna de arrepentimiento por su decisión, ni siquiera sabiendo que pudo haber tenido la oportunidad de trabajar en un plantel que ya contaba con jugadores excelentes y que con la adición de Durant se glorificaría aún más.

“Es un tremendo honor estar entrenando en los Lakers. Me gusta dónde estamos. Los chicos siguen progresando. Nos queda mucho por delante, así es, estoy contento por el lugar en el que estamos”, agregó Walton.

Comparar a los Lakers con los Warriors es vender cacahuetes a precio de caviar, es decir, una misión imposible. La madurez, las tablas, el talento, la sintonía, el entendimiento, el pulso.

Unos aspiran a ganar el campeonato y los otros a lograr una milagrosa clasificación a Playoffs. Cada uno en su liga y los Lakers sin presión alguna.

Si hay un lujo que se pueden permitir los laguneros es el de tomarse el tiempo necesario para construir una filosofía de juego similar a la de los Warriors, por razones obvias y, por ende, a la que implantó Gregg Popovich en los San Antonio Spurs.

Kerr fue su pupilo, bebió de la fuente de su sabiduría y plantó la semilla en Golden State. Walton aúna ambos conceptos y tiene a favor un periodo de gracia en aras a la construcción, mientras que la gerencia lagunera está obligada a tener paciencia.

Es por eso por lo que están apostando, por la juventud y por el lujo de caerse con el fin de volver a levantarse.

Aun así, Luke puede estar tranquilo de que los Warriors siempre le tenderán la mano.