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Jamal Crawford supera todo para ser el mejor reserva con LA

NUEVA YORK – Acostumbrarse al papel de suplente se puede convertir en un proceso difícil en sí mismo. Sólo hay que preguntarle a Jamal Crawford, quien batalló con el estigma de fracaso ante la opinión de la afición y logró perfeccionar su rol cómo un componente esencial antes de llegar a LA Clippers.

El nativo de Seattle, Washington, siempre ha poseído una increíble puntería detrás de la línea de tres puntos y un gran arsenal de desplazamientos con el balón sólo visto en las canchas callejeras. Mayormente una figura titular durante una buena parte de sus primeras nueve temporadas en la liga, fue en su décima campaña que Crawford terminó aceptando el concepto que le proponía su ex entrenador en jefe, Mike Woodson, quien le afirmaba que para el éxito del equipo y en la etapa de su carrera, su presencia en la cancha se valoraba más siendo el primer chico del banquillo en entrar al partido.

Crawford utilizó los partidos que jugó con sus amigos en los gimnasios de su ciudad natal durante la temporada muerta en el verano para entonces empezar a visualizar su nueva función tras ser adquirido por los Atlanta Hawks en un canje con los Golden State Warriors en julio de 2009. El ex estelar de la Universidad de Michigan aumentó su preparación mental, analizando el ritmo de su grupo para buscar la forma de cómo involucrarse.

Pero, de repente, cuando llegó la hora de su primer encuentro con los Hawks del torneo de 2009-10, Crawford lucía perdido en el sendero de la pista. Una charla con Woodson, quien ahora es asistente del coach Doc Rivers, y su compañero, Joe Johnson, estimuló su nivel de confianza, que lo elevó al primero de sus tres premios como el Mejor Sexto Hombre de la NBA, cuando anotó un promedio de 18 puntos con 3.0 asistencias y 2.0 rebotes en 79 encuentros en el rol de reserva principal.

“Salí del banquillo en la pretemporada y dije: ‘Ah, la gente me están mirando como si ahora fuera débil’. Comencé a interpretar todas estas situaciones para prepararme mentalmente”, aseveró Crawford de cara al partido de los Clippers contra los Brooklyn Nets el martes por la noche en el Barclays Center. “Mike me dijo: ‘No me importa si provienes del banquillo, eres tan importante. Mike Woodson me dijo que podía encabezar la liga en anotación desde el banquillo. Entonces pensé que podía ser el mismo chico si no titulaba. Gané el Mejor Sexto Hombre del Año”.

Crawford, quien se ha destacado en sus 17 temporadas como base y escolta, ganó su segundo galardón del Mejor Sexto Hombre en 2014, encestando 18.6 puntos, 3.2 asistencias y 2.3 rebotes a lo largo de 69 juegos –24 como titular– en su segunda temporada con la escuadra angelina, y se decoró con los honores de nuevo la temporada pasada.

El sacrificio ha valido la pena.

“Ahora estoy acostumbrando pero tienes que creer en algo más grande que sí mismo. Para serte honesto, nunca había provenido desde el banquillo ante de los últimos siete años. Para alguien que estaba en la mitad de su carrera, en la flor de su carrera, y decir que ‘está bien, salgo del banquillo’, y de algún modo mantenerse en ello, diría que es una rareza”, señaló Crawford , que la temporada promedió 14.2 puntos, 2.3 asistencias y 1.8 rebotes, titulando cinco de los 79 partidos que protagonizó.

“Solo creí en algo más grande que mi persona. Dije que para estar en un equipo que tiene calibre de campeón, estaba dispuesto hacer esos sacrificios”.

Crawford pudo haber aceptado cualquiera otra oferta, quizás tal ves retornar a su viejo rol de titular en algún otro equipo durante el periodo del mercado libre el verano pasado.

No obstante, le apetecía continuar su área de comodidad saliendo del banquillo y realizar la oportunidad de su primer campeonato con un grupo tan unido como el de los Clippers.

“Creo que al final uno considera otros lugares pero al fin y al cabo estando con este grupo, que sigue acercándose, y poder dar un paso adelante con este grupo, que ha tenido tanto sufrimiento, significaría todo”, explicó.