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Grizzlies, el mata-gigantes que nadie quiere en playoffs

Se puede ser bueno, malo y Memphis Grizzlies, un equipo que no hay que mirar a través de la mirilla de la clasificación (son séptimos con un balance de 40-31) sino por su entrega, su coraje y su corazón. No son ni cordero con piel de oso ni viceversa, simplemente son uno de los equipos más equilibrados cuando hacen los deberes y menos atractivos cuando no. Y así, los Grizzlies pasan del todo a la nada en cuestión de dos pestañeos, a veces uno. Sin ir más lejos, y si miramos solamente el mes de marzo, el plantel dirigido por David Fizdale perdió cinco partidos consecutivos y luego venció cuatro al hilo antes del traspiés frente a los Pelicans de Nueva Orleans.

Es entonces cuando se convierten en un equipo impredecible que va de la debilidad defensiva que le hace encajar 570 en contra en cinco citas (114 unidades por juego) al principio de marzo, al poderío perimetral y solidez atrás que les lleva a ser un auténtico mata-gigantes. Los Grizzlies fueron capaces de ganar a todos los equipos de la liga que están en puestos de playoffs menos a Boston Celtics e Indiana Pacers, incluso fueron capaces de vencer uno de los dos juegos que disputaron ante Cleveland Cavaliers, claro que ni LeBron James, ni Kyrie Irving, ni Kevin Love estuvieron presente. Pero igualmente, no está mal para empezar, incluso si se tiene en cuenta que se han convertido en un auténtico problema para los equipos más potentes del Oeste, la amenaza es total.

A Golden State Warriors les llevan una ventaja de 2-1, a San Antonio Spurs otra de 2-0 y fue capaz de vencer dos partidos a Houston Rockets (serie empatada a dos) y uno a Oklahoma City Thunder (1-2 en la serie). De los 11 compromisos que los Grizzlies tienen previstos antes de que finalice la temporada regular, dos serán ante los Spurs, otro ante los Warriors y otro frente a OKC. Sin ir más lejos, este jueves visitan a Gregg Popovich y sus pupilos y el sábado el Oracle Arena.

A estas alturas no es una desfachatez el preguntarse ¿quién tiene más miedo el oso o sus oponentes más fuertes?

La respuesta es clara: nadie quiere a Memphis en los playoffs.

Son varios los niveles que hacen que los Grizzlies sean una contradicción en sí mismos al tiempo en que también son los menos deseados. Desde el punto de vista estadístico, sus números son inquietantes: son el cuarto equipo que menos puntos por partido anota (101.1), el noveno que menos rebotes consigue (43.1) y que menos asistencias reparte (21.2). También son el tercer plantel que más puntos recibe (100.3). Resulta impensable pensar que estas cifras son de una formación capaz de dar dolores de cabeza a los más grandes.

En este caso peculiar, no es lo que se ve más allá de los partidos sino lo la actitud durante los mismos los que les están llevando a estar donde están. Cuando las cosas salen a pedir de boca y la energía es la apropiada, los Marc Gasol, Mike Conley y compañía son capaces de convertirse en un equipo movido por la batalla, por las asfixiantes marcas y un tipo de básquetbol que puede llegar a ser agotador para sus rivales. Aunque los jugadores de la banca han dado una de cal y otra de arena recientemente y los titulares también han estado dentro y fuera de la órbita, lo cierto es que hay elementos que funcionan.

La adaptación de Gasol a los nuevos tiempos de los jugadores de más envergadura le está viniendo muy bien a los suyos. Cuando merodea por el perímetro, el español es capaz de codearse con sus compañeros más efectivos en sus tiros de tres. Conley suele anotar 2.4-de-5.9, Troy Daniels, 2.0-de-5.2, mientras que Marc acumula 1.4-de-3.7. No está mal para ser un pívot en vías de adaptación.

Se trata de una de las variaciones de los nuevos Grizzlies, otra es la suplencia de Zach Randolph, quien también está teniendo buenos resultados en la segunda unidad. Su combinación en el puesto de ala-pívot con JaMychal Green está resultando. Necesitan a Tony Allen sano, a Vince Carter… todo vale cuando en este punto, su rival en la primera ronda de postemporada serían los Spurs, esos a los que ya les han vencido en dos ocasiones.

Nadie quiere a Memphis, porque más allá de las individualidades y las estadísticas, se trata de uno de los equipos más incómodos de la competición y eso les convierte en mortalmente impredecibles.