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El Jazz, más predecible en el Juego 2 ante Clippers

LOS ANGELES -- La lesión de Rudy Gobert en el Juego 1 de los playoffs entre Los Angeles Clippers y Utah Jazz pareció agarrar más por sorpresa a los angelinos que al conjunto de Salt Lake City. El incuestionable dominio del pívot era una era una de las amenazas que obligó a Doc Rivers a hacer lo que hacen todos los coaches: preparar la cita para minimizar los riesgos ante un jugador con sus características. En el momento en que el francés se marchó de la duela con una hipertensión en la rodilla, los locales no supieron contestar al plan B del Jazz de una manera sólida.

Fue difícil de imaginar que los Clippers dejaran escapar una victoria en su feudo después de haberse impuesto a sus rivales en los dos partidos de temporada regular en el Staples Center y en tres de los cuatro que jugaron en total. Sin embargo, cuando la pieza fundamental del esquema de Quin Snyder cayó al suelo, el entrenador optó por utilizar una alineación de jugadores pequeños. El factor sorpresa dio ventaja al coach debutante en la postemporada y perjudicó al veterano de 155 juegos de postemporada a sus espaldas.

Hubo que reaccionar rápido desde el segundo 17 de partido. Gobert dejó el tabloncillo y Snyder optó por jugar con un sólo hombre grande de manera automática: Derrick Favors. Así lo hizo durante un 67 por ciento de sus jugadas y el ataque del Jazz recogió sus frutos ante unos Blake Griffin, DeAndre Jordan y compañía que esperaban una batalla de grandullones en lugar de un equipo con más movilidad de balón y velocidad. El Jazz tuvo más efectividad (55 por ciento) y más capacidad de contención (limitaron a los Clippers a un 41 por ciento de acierto).

Fue tal el zarpazo de los pupilos de Snyder que cuando la referencia interior fue Favors, Utah logró superar a los locales por 13 puntos. En defensa, Griffin sufrió la solidez de Boris Diaw, y Jeff Withey durante la segunda mitad: sólo anotó seis puntos. Gordon Hayward tomó la batuta del juego de su equipo, eso si era de esperar, y sin despeinarse -literal- fue capaz de vencer la batalla de los bases a Chris Paul. Hubo que añadir además el hecho de que Joe Johnson anotó la canasta ganadora sobre la bocina haciendo lo que mejor sabe hacer: mantener la calma. Algo que Joe Ingles también hizo a la perfección en el apartado defensivo.

El factor sorpresa fue clave en el primer encuentro de la serie tras el infortunio de Gobert, sin embargo, eso se acabó de cara al segundo partido. Los Clippers ya saben a lo que se atienen con un Jazz que no podrá contar con su jugador más dominante en la pintura y las opciones de que Rivers reconduzca la situación son enormes.

La presión es un elemento añadido. Los Clippers no se pueden permitir el lujo de dejar escapar otro partido en su feudo que coloque la serie 0-2. Perder la ventaja de campo en el compromiso del sábado fue considerado por los aficionados como un fracaso de grandes dimensiones. Caer en la primera ronda sería una bofetada difícil de digerir después de tantos años de expectativas sin cumplir en los que en las últimas cinco temporadas no fueron capaces de pasar de la segunda ronda.

No hay margen de error y los de Utah lo saben a la perfección. Tienen armas de sobra para hacer más daño todavía a unos Clippers heridos y la cuestión ahora es saber si la furia del magullado podrá imponerse a la confianza de un equipo entusiasmado con propinar otra estocada a su rivales.