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DeMar DeRozan muestra su habilidad ofensiva con actuación de 37 puntos

TORONTO – Las cestas se produjeron a gusto, cayendo desde las vigas del Air Canada Centre como si fueran los granizos que golpean violentamente desde las cimas del CN Tower y los rascacielos vecinos esta semana a quienes transitan por las calles del centro de Toronto.

El duelo se inició, tal como fue el caso en el Juego 1 de esta serie, con los gigantes de los Toronto Raptors, que se convirtieron en beneficiarios de la presión ejercida por Washington sobre DeMar DeRozan y Kyle Lowry. Los Wizards variaron su defensiva durante el transcurso del partido, pero arrancaron con feroces ataques y los bases armaron una respuesta acorde. DeRozan bailó primero con Serge Ibaka, con una cesta en salto en espacios abiertos luego de un pick-and-roll y luego Lowry consiguió a Jonas Valanciunas a rango cercano tras un pick-and-roll.


Doce puntos de Toronto en seis posesiones antes de un triple en espacio abierto de la esquina derecha autoría de OG Anunoby forzaron a los Wizards a pedir un receso. Esa cesta fue casi facsímil de lo hecho por Toronto en el Juego 1, cuando los Raptors hicieron su labor mediante una serie de acciones antes de devolver el balón al novato del lado débil.

Los Raptors retomaron su trabajo justo donde lo habían dejado en el Juego 1, mostrándose como equipo profundo y que supo aprovechar las oportunidades, castigando a Washington por desplegar una defensiva simplista que parecía decir “dejen que los rivales nos intenten vencer”. Al momento en el cual DeRozan convirtió su primera cesta luego de más de siete minutos de acción en el partido (una bandeja cortesía de un “give-and-go” en el lado izquierdo con Valanciunas presente), los Raptors tenían ventaja de 26-13 y se encontraban encaminados a terminar el primer periodo con 44 tantos, mejor cifra para la franquicia en la postemporada.

Luego que DeRozan fuese contenido a 17 puntos con enceste de 6-17 en el Juego 1, éste comentó de forma graciosa que le daba la bienvenida, complacido, a las trampas de Washington. ¿Qué mejor manera de hacer que tus compañeros se involucren? Sin embargo, DeRozan, junto a Lowry, llegaron a los playoffs con un resumen curricular poco menos que estelar. Jugar con estilo engañoso no es un mal plan de continencia para utilizar en una noche determinada. Pero, si los Raptors desean lograr lo que quieren esta primavera, DeRozan deberá darle un vuelco a su historia personal.

Lo que vino después fue una noche para 37 puntos en la cual DeRozan tuvo enceste de 14-23 desde la cancha, incluyendo de 3-6 más allá del arco, con una demostración arrolladora por parte de Toronto, para imponerse 130-119.

“Mostró firmeza a la ofensiva”, expresó el entrenador de los Raptors, Dwane Casey ,con respecto a DeRozan. “Iban contra él. Hicieron muchos cambios posicionales. Atacó sus pies… Atacaba los esquemas armados a principios del partido, hizo muy buena lectura en general. Eso se debe a su madurez”.

DeRozan ha ocupado un lugar interesante como practicante del rango medio en una NBA que ha optado por ir por el triple o directo hacia el aro como únicas opciones. Antes de comenzar la postemporada, tenía cifras de encestes en triples de 14-67, con un porcentaje real de encestes total de 49.4 por ciento (solamente Rajon Rondo y Jamal Crawford tuvieron peores cifras entre jugadores activos que han intentado 700 cestas durante la postemporada). Si bien DeRozan ha sido un jugador fuerte en situaciones de aislamiento durante su carrera, con el don de poder llegar a la línea; hay algo que ocurre en los playoffs que ha dejado al descubierto los límites de su juego en marcaciones personales y no siempre inclinado a encontrar soluciones cuando las defensivas contrarias le hacen la vida difícil.

A pesar de lo anterior, el Juego 2 fue una liberación para DeRozan. Fue un segundo episodio muy apropiado luego de una actuación en el Juego 1 que terminó siendo vertiginosa y generosa, aunque poco excepcional en lo estadístico. También se convirtió en un preciso retrato de casi todo lo que han logrado sumar a su juego los Raptors como equipo y el propio DeRozan, individualmente hablando: la voluntad de trabajar en las posesiones con opciones adicionales, la confianza sincera en que sus compañeros aprovecharán la mayoría de las oportunidades que se les presentan, además del deseo de maximizar los beneficios estadísticos de los triples. Para asegurarse de esto, DeRozan hizo muchísimo daño a Washington como profesional en situaciones de aislamiento, pero ese esfuerzo se produjo sin mayores complicaciones.

DeRozan y Lowry son personajes distintos. Lowry es sarcástico, mientras que DeRozan es más formal. Lowry puede ser temperamental y DeRozan, por su lado, muestra un ánimo casi neutral. A pesar de sus diferencias, en las seis campañas que han pasado juntos en Toronto, a pareja ha logrado compenetrarse al estilo de un matrimonio de largos años. En el podio luego del partido del jueves, la comedia de viejos amigos fuerte en diálogos estaba en plena función, cuando DeRozan trataba de hacer entender que su explosión ofensiva no fue premeditada, sino que fue consecuencia del desarrollo natural de las circunstancias.

“Sólo dejo que el juego venga a mí. Me baso en ello”, expresó DeRozan, sentado al lado de Lowry. “Por estos días, no es que debo contar con la mentalidad de salir y obligarme a anotar 30, 40 puntos. Salgo y juego de forma agresi…”

“Anotaste 37 puntos”, le interrumpió Lowry. “¿Qué quieres decir?”

“No salí diciendo: ‘Déjenme anotar 30 puntos esta noche’”.

“Estoy diciendo, tuviste 37. No hables como si…”

“Pero, fíjate, no salí…”

“Todo lo que quiero decir es que no puedes expresarte de esa forma cuando tuviste 37 puntos”. 
“Escucha lo que estoy tratando de explicar”.

“Entiendo lo que quieres decir”.

“No lo entiendes. Déjame terminar”.

Lowry rodó sus ojos y era completamente obvio que, si bien es sincero en su creencia de que DeRozan estaba disimulando los cálculos que hizo para conseguir su productiva noche, Lowry disfrutaba la experiencia de poner nervioso a su compañero en una forma en la cual los Wizards no pudieron hacerlo.

“Ni siquiera… Como dije, no salí a jugar con un plan para anotar 37 puntos”, continuó DeRozan, después de una pausa. “Salí siendo agresivo. Mi agresividad produjo 37 puntos”.

Lowry respondió a lo dicho por DeRozan con un aplauso sarcástico. DeRozan no se mostró ni divertido ni ofendido. Se mantuvo constante en su expresión, tal como fue en su procesión de cestas a larga distancia, recorridos precisos y cestas en salto en pleno tráfico. Cuando Washington logró disminuir la ventaja a cinco puntos, faltando menos de ocho minutos para terminar el partido, fue DeRozan quien anotó seis de los siguientes nueve puntos de los Raptors para así extender la diferencia en la pizarra a 12 tantos.

Como equipo, los Raptors no están dejando dinero en la mesa. Han registrado un casi sobrenatural 91.7 por ciento de encestes efectivos en tiros sin marcación en ambos partidos, además de convertir el 68.8 por ciento en sus oportunidades de “atrapar y encestar”.

“Nos causamos problemas con arranques lentos y permitir que los rivales conviertan triples en espacios abiertos y dándoles la oportunidad de conseguir otras cestas y bandejas”, expresó el base de los Wizards Bradley Beal. “Tienen un gran equipo, cuentan con buena estatura, mucha versatilidad. Defensivamente hablando, están haciendo cambios de posición, sus hombres pueden defender prácticamente cualquier posición y juegan bien juntos. Hay que respetar lo que el entrenador Casey está haciendo. Debemos lograr que desaceleren”.


Es probable que DeRozan termine siendo el motor que indique que la locomotora de los Raptors puede bajar el ritmo. Si el modelo de juego mostrado en el Juego 2 es realmente el DeRozan que veremos en los playoffs (si el base y puesto 2 de los Raptors puede, desde ahora, encestar desde las largas distancias, leer a las defensivas contrarias instantáneamente y atacar con astucia) podría ser entonces hora de tomar nuevamente las medidas del techo de los Raptors.