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El talento de Golden State se impone y avanza a otras Finales de la NBA

HOUSTON - Ha sido una idea presente en la mente de todos durante la temporada: la sensación de que esta temporada de la NBA terminaría justo como lo han hecho las tres anteriores, en Oakland y Cleveland, con el mejor equipo de su generación enfrentando otra ronda contra el mejor jugador de su generación.

En algunos círculos, el potencial de una cuarta edición de las Finales de la NBA entre Golden State Warriors y los Cleveland Cavaliers de LeBron James ha causado pavor o aburrimiento. En otros, evocó frustración o molestia con el aumento del tope salarial evidenciado hace dos años, el cual permitió a los Warriors a hacerse de los servicios de Kevin Durant.

Sin embargo, luego de dos épicos séptimos partidos durante el fin de semana del Memorial Day, en el cual James nos obsequió con 48 minutos de brillo y resistencia en Boston y los Warriors pudieron remontar un déficit de 11 puntos en el medio tiempo contra los Rockets, gracias a una hermosa demostración de encestes y porte de campeones, hay otra emoción, la cual se siente más apropiada hoy en día.

Aprecio.

A pesar de lo redundante que pueda sonar otro capítulo de la batalla Warriors Vs. Cavs, en esta ocasión se siente como algo merecido por ambos equipos.

"Este camino se conquistó por una vía más difícil, sin duda", expresó Bob Myers, gerente general de los Warriors, a ESPN a finales de la noche del lunes, luego de la victoria 101-92 de Golden State en el Juego 7.

"No hemos ganado nada aún. Sin embargo, para poder llegar donde nos encontramos ahora, lo que debimos superar fue más duro".

Myers se refería a la temporada en su totalidad, durante la cual cuatro de los All-Stars de Golden State sufrieron lesiones significativas. Además, Myers se refería a la dificultad de poder mantener el mismo nivel de intensidad, concentración y porte noche tras noche durante cuatro temporadas consecutivas.

"Ser presa de caza es diferente que ser cazador, y hemos estado en ese rol durante mucho tiempo", dice Myers. "El nivel de escrutinio sobre estos hombres, no pueden evitar sentirlo. Se suponía que ganaríamos todos los partidos en los cuales jugamos este año. Cada partido. Creo que esa es la posición en la cual uno desea estar. No obstante, eso conlleva una carga pesada".
Es una carga que los Warriors asumen sin queja. Sin embargo, es una carga. Y esta temporada, más que en cualquiera de las tres anteriores, hubo interrogantes ciertas con respecto a si podrían asumirla con éxito. Eso es algo con lo cual Tyronn Lue, entrenador de Cleveland, siente empatía.

"Jugar contra ellos por cuarta ocasión representa, simplemente, un logro increíble", comentó Lue a Marc J. Spears de The Undefeated el lunes pasado. "No creo que la gente pueda entender lo difícil que es. Lo difícil que es ganar. Y poder volver a las Finales, no es algo fácil. Es muy fuerte. Es una temporada agotadora. Cuando clasificas por tantas ocasiones a las Finales, la temporada regular se hace aburrida. Es demasiado larga. Entonces, al poder contar con la resistencia para seguir jugando, seguir luchando y no soltar la cuerda, es algo inmenso".

"Son un equipo bien entrenado. Me agrada Steve Kerr y lo que ha hecho con ese equipo. Tienen mucha pólvora, son grandiosos a la defensiva. Poder ser, nuevamente, los últimos equipos presentes, es algo agradable".

Los Rockets no dejaron en secreto el hecho que habían armado su equipo a fin de enfrentarse a los Warriors. Hay aquellos que siempre sentirán que pudieron haber destronado a Golden State si Chris Paul no se hubiese lesionado la corva al final del Juego 5.

"Necesitábamos a Chris. Nos hubiese asentado", expresó el alero de los Rockets PJ Tucker a ESPN sentado en su vestidor, ingiriendo una bebida con electrolitos, luego de haber salido cojeando en los minutos finales del encuentro del lunes.

"Después de haber ganado el Juego 5, teníamos esa sensación. La podíamos ver unos con otros. Podemos alcanzarlo. Luego, cuando (Paul) se lesiono, podía sentir que nuestro equipo decía: 'Oh, no'".

"Estábamos arrollando", prosiguió Tucker. "Podíamos verlo".

Sin embargo, tal como ha sido el caso durante las últimas cuatro temporadas, los Warriors tuvieron un poco más de todos los elementos. Más pólvora, mejor porte, mayor profundidad, mayor arrojo.

Perdieron al ex Más Valioso de las finales Andre Iguodala por una contusión ósea tras el tercer compromiso, lo cual representó una pérdida significativa debido a la importancia que tiene Iguodala a la hora de organizar la ofensiva de los Warriors y su capacidad defensiva contra James Harden.

En definitiva, los Warriors pudieron sobrellevar la ausencia de Iguodala porque, simplemente, tiene más elementos que cualquier otro equipo en la liga. El reto consiste en confiar en su talento, en vez de llenarse de tensiones y tambalear debido al alto nivel de expectativas que ellos generan.

En varias ocasiones durante esta serie, parecía que los Warriors podían sucumbir. En el Juego 6, quedaron en desventaja de 17 puntos en la primera mitad. En el Juego 7, estuvieron abajo por 15.

El entrenador de los Warriors Steve Kerr denominó a la primera mitad del encuentro del lunes como "una de las primeras mitades de baloncesto más bizarras" que habían disputado en sus cuatro años como estratega de los californianos.

"Caminaba durante el medio tiempo diciéndome: 'Ni siquiera reconozco a este equipo. Hemos estado juntos durante cuatro años. No reconocía al grupo que estábamos viendo'".

En vez de caer en una espiral hacia el foso, los Warriors parecían sentar cabeza. Parecía que haber estado en desventaja de 11 puntos en el medio tiempo tras un juego tan mediocre parecía haberles dado confianza.

"Ese fue un momento que pudo haberse salido de control, para ser honestos", expresó Stephen Curry, base de los Warriors. "Pudo haber sido un momento en el cual cada uno pudo haber ido por separado. No obstante, creo que la forma en la cual hemos luchado durante todo el año y la forma en la cual se ha armado este equipo, con la química que tenemos, que nos ayudó a superar el momento difícil".

Por supuesto que los Warriors, simplemente, tuvieron más elementos a su favor.

"Nuestro talento asumió la situación", dijo Kerr. "Es tan simple como eso. Tenemos a tres de los mejores encestadores de la liga. Todos tuvieron buenos momentos en puntos diferentes de la segunda mitad e hicieron grandes jugadas".

Durant tuvo 21 de sus 34 puntos en la segunda mitad, mejor cifra personal del partido. Curry convirtió 19 de sus 27 tantos después del medio tiempo. Por su parte, Klay Thompson sumó 12 de sus 19 puntos.

El gran trío de los Rockets, conformado por Harden, Eric Gordon y Clint Capela sumaron 31 puntos en la segunda mitad.

Parte de ello se debió a la defensiva de los Warriors. Aunque gran parte también se debió a la fatiga. En un momento, Houston falló la impresionante cifra de 27 triples consecutivos.

"Sabíamos que, en algún momento, se cansarían", Durant comentó a ESPN Radio tras la conclusión del encuentro. "James dribló tanto en cada posesión, que sabía que en algún momento se agotaría".

Según las cifras de Second Spectrum, Harden sumó la pasmosa cifra de 600 dribles en el Juego 7. El segundo total más alto fue Gordon, con 250. El resto del equipo apenas sumó 179.

Esa es una carga inmensa para cualquier jugador, sin mencionar el tener que perseguir a Thompson alrededor del perímetro del otro lado de la cancha.

"Sabía lo cansado que estaban en Houston", dijo Kerr. "La forma en la cual juegan con James corriendo con tantas cortinas y rolls, es agotador".

Se suponía que Paul ayudaría a aligerar la carga. Lo estaba haciendo sin lugar a dudas hasta que se lesionó al final del Juego 5. Houston no tenía mayores elementos en los cuales respaldarse después de ello. Su única opción era esperar que Harden hiciera lo mismo que LeBron James consiguió para la causa de los Cavaliers en su séptimo compromiso contra los Celtics en la noche del domingo, luego que el All-Star Kevin Love cayera debido a una contusión.

Harden no pudo lograrlo.

Y esa es la razón por la cual estamos en el mismo sitio en el cual terminaron las tres campañas previas, con el mejor equipo de la NBA enfrentado al mejor jugador de la liga.