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¿Qué significa el sorteo de la Copa Mundial de la FIBA para el Team USA?

FIBA, el organismo regente del básquetbol internacional, está implementando un ambicioso movimiento -en el cual lleva trabajando casi una década- en busca de llevar su evento cumbre a rivalizar algún día con el premio mayor del futbol.

Todo comienza con el nombre. Lo que por décadas se conoció como los Campeonatos Mundiales FIBA –un evento celebrado cada cuatro años entre los Juegos Olímpicos- es conocido ahora como la Copa Mundial FIBA. Para iniciar, la primera Copa Mundial se llevará a cabo en agosto y septiembre en China, que tiene la mayor cantidad de seguidores del básquet en el mundo.

A tempranas horas del sábado, FIBA llevó a cabo el sorteo en una vistosa ceremonia efectuada en Shenzhen, que incluyó a las dos figuras más célebres entre la fanaticada china: Kobe Bryant y Yao Ming.

Si usted había olvidado la existencia de los Campeonatos Mundiales/Copa Mundial, es porque no se ha celebrado durante cinco años. El evento fue aplazado de su fecha original del 2018 a este verano. La razón primordial fue para que no coincidiera en el mismo año con el Mundial FIFA, que se lleva a cabo cada cuatro veranos desde los años 60.

Con toda honestidad, a FIBA le espera un largo camino en su meta de parear su evento con el festival de futbol que se efectúa cada cuatro años. Para ilustrar cómo operó el negocio de este evento, basta con dar una mirada a los Campeonatos Mundiales del 2014 en España.

Ese año, Finlandia recibió un ‘wild card’ para el torneo, por encima de candidatos de más valía en esferas del básquet como Canadá y Rusia debido, en esencia, a que la empresa finlandesa que creó los Angry Birds compró el pase para su país con una lucrativa oferta de auspicio. Eso no fue algo que alguien revelara: Angry Birds mismo hizo el anuncio con mucho orgullo. No era inusual en el pasado que FIBA diese ‘wild cards’ a países que prometían vender la mayor cantidad de boletos u ofreciera comprar derechos de televisión.

Ese tipo de negocio, supuestamente, es cosa del pasado. FIBA tiene un nuevo sistema de clasificación, laborioso e incluso un tanto controversial, al igual que su hermano mayor el futbol, que se distribuye a lo largo de dos años. Para parecerse más al evento futbolístico, expandió el tamaño de su universo para crear un grupo más diverso de competidores, aumentando de 24 a 32 países.

En un periodo de 18 meses, 80 países juegan 12 partidos en su respectiva region para clasificar. Eso implica un cambio con respecto al sistema anterior, en el cual los equipos jugaban torneos continentales en el verano y quienes terminaran en las mejores posiciones clasificaban. La mayor parte de sos juegos clasificatorios se hacían en invierno y los meses tradiciomales de temporada de básquet, lo que frecuentemente dejaba fuera a los mejores jugadores de los países. Ciertamente, los jugadores de la NBA quedaban excluidos.

Eso ocurre en el futbol, donde los clasificatorios al Mundial se efectúan en medio de las temporadas ligueras en el transcurso de dos años. Pero, el Mundial de la FIFA es tan importante y tan tradicional, que las ligas a través del mundo hacen pausas en sus calendarios para permitir que sus mejores jugadores representen a sus países.

Eso no ocurre en la NBA ni ninguna de las principales ligas europeas. USA Basketball tiene que pasar trabajo para ensamblar equipos de calidad, integrados por jugadores de la Liga de Desarrollo (G-League) y agentes libres. El coach Jeff Van Gundy logró clasificar al equipo de Estados Unidos con marca de 10-2, jugando por toda Norte y Suramérica, y utilizó un total de 54 jugadores diferentes en los 12 partidos.

Muchos países no tienen la profundidad. Una de las víctimas fue Eslovenia. El país ganó el prestigioso Campeonato de Europa encabezado por un fantástico defensa joven llamado Luka Doncic y dirigido por Igor Kokoskov. Antes, habían sido uno de los principales clasificados a los Campeonatos Mundiales y obtenido una siembra y sorteo favorable. Pero, con Doncic jugando para los Dallas Mavericks y Kokoskov dirigiendo al Phoenix Suns –eso sin mencionar a otras estrellas como Goran Dragic impedido de ausentarse para los clasificatorios a mitad de temporada- los eslovenos no lograron adelantar a través de las nuevas rondas de clasificación.

Doncic, uno de los jugadores jóvenes más excitantes en el mundo, no estará en la Copa del Mundo. Y él y Eslovenia tendrán dificultades para estar en los Juegos Olímpicos de 2020 porque la mayoría de las plazas corresponden a los mejor posicionados en el Mundial.

La idea es que, a futuro, la Copa Mundial cobre tanto valor como para que la NBA detenga su calendario y los grandes jugadores estadounidenses de esa fecha viajen a Uruguay o Brasil para unos intensos juegos clasificatorios de media temporada. Lo mismo, acorde a la teoría, ocurrirá en Europa, Asia y Australia.

Eso ocurre con regularidad en el futbol, donde Lionel Messi puede marcar un gol ganador para el FC Barcelona una semana y la siguiente hacer lo mismo para Argentina, para ayudar al país a clasificar para el Mundial.

Pero, por el momentum esa imagen del básquet mundial es apenas una quimera. Sin embargo, FIBA sueña con ello y toma los pasos conducentes a que ello ocurra algún día.

Para los estadounidenses, el Mundial no tiene la misma talla que los Juegos Olímpicos, donde el Equipo de Ensueño saltó a la fama en 1992 y cambió en definitiva el básquet internacional.

De los 18 Juegos Olímpicos que han incluido básquetbol, Estados Unidos ha perdido solamente tres veces, y cada una de ellas fue histórica. En 1972, la victoria de la Unión Soviética sobre los norteamericanos en Munich quedó inmersa en escándalo. En 1988, el bronce en Seúl abonó a la determinación de permitir a los atletas profesionales participar en los Juegos, y el bronce en Atenas 2004 causó una revisión masiva dentro de USA Basketball. Desde entonces, el Equipo USA ha perdido solamente una vez en una competencia de primer nivel y eso fue en el 2006.

En cuanto a los Campeonatos Mundiales, Estados Unidos solamente ganó una vez entre 1986-2010 y habría que verlo con detenimiento para hallar señales de indignación. En el 2002, el Equipo USA terminó en un decepcionante sexto lugar y el evento se celebró en casa, en Indianapolis.

Dicho eso, Estados Unidos es el dos veces campeón defensor y ningún país ha ganado el evento tres veces consecutivas (Estados Unidos ni siquiera había defendido nunca desde que ganó en España en 2014). Con un nuevo coach en Gregg Popovich, la cercanía a los Juegos Olímpicos de Tokio el próximo verano y tantas de las grandes estrellas dedicadas a hacer crecer su base de seguidores personales en China, se espera que un grupo completo de jugadores estadounidenses de primer orden acudan este verano a jugar en China.

Han pasado cinco años desde que este evento se present por última vez y más talento internacional se ha evidenciado en los más altos niveles, lo que se refleja en la NBA. China, luego de compilar marca de 0-5 en los Juegos Olímpicos de Rio 2016 y de quedarse fuera de las medallas en la Copa de Asia FIBA 2017, está bajo gran presión de brindar una mejor actuación en suelo propio y tendrá un apoyo masivo de la fanaticada.

Más allá de todas las maniobras trasbastidores, este torneo está tomando forma para ser un fuerte evento, que podría marcar un reto a la supremacía estadounidense en las medallas; un dominio que ya se extiende a una década. Al menos, eso es lo que espera el resto del mundo.