El veterano dominicano solicitó a uno de sus compañeros de equipo que le cediera su viejo número, a lo que este estaba dispuesto hasta que Grandes Ligas intervino y evitó la situación.
A principios del mes de febrero se hizo oficial la contratación del inicialista dominicano Carlos Santana por parte de Minnesota Twins, lo que llevaría al jugador a una división que conoce bastante bien, ya que ha jugado once de sus catorce temporadas en la “Gran Carpa”. El acuerdo, normalmente no habría llamado la atención hasta que, en las primeras fotos con el equipo, se notó algo particular: Santana, quien durante toda su carrera ha utilizado el número 41, repentinamente empezó a utilizar el 30.
En todas las ligas profesionales hay historias sobre la importancia de los números para algunos atletas, los intercambios que se dan y las alocadas cosas que unos deben entregar o pagar para que otros atletas que están utilizando ese número tan especial, lo cedan. En este caso en particular, el lanzador Joe Ryan de los Twins tiene dos años utilizando el 41, y este estaba en toda la disposición de dárselo a Santana hasta que MLB intervino.
De acuerdo con una historia publicada por Phil Miller en el Star Tribune, Santana empezó a utilizar el número 41 en honor al venezolano Víctor Martínez, quien fue un mentor para el dominicano. “En las ligas menores, él (Martínez) me enseñó mucho. Era mi jugador favorito”, dijo Santana a Miller. Cuando el suramericano se fue a Boston, Santana le pidió permiso para utilizar su número 41. “La última vez que lo vi, hablamos sobre eso y me dijo que estaba muy orgulloso y contento por ello, así como por mí”, agregó el quisqueyano.
Cuando Santana y Ryan acordaron el intercambio de números, trataron de informarle a MLB del mismo y la liga dijo que no tendría inconvenientes, siempre y cuando Santana pagara más de 225 mil dólares correspondientes a todo el inventario de prendas de vestir con el número y apellido de Ryan que estaba en las tiendas de la liga, así como de sus socios comerciales. En términos simples, el cambio de número se daría solamente si Santana compraba todo el inventario que ya ha sido hecho y distribuido.
Esto se debe principalmente a que Ryan es uno de los peloteros más populares y mercadeados por la franquicia, lo cual explica el alto volumen de gorras, tshirts, jerseys y memorabilia con el número y el apellido.
“Es la primera vez que me ocurre algo como esto. No voy a pagar todo ese dinero por utilizar el 41, pero está bien. (Ryan) ha jugado aquí por un tiempo, no estoy molesto”, mencionó Santana en el reportaje de Miller.
De su lado, Ryan entiende perfectamente la situación de Santana y desde el principio estuvo a bordo con darle su número sin mayores inconvenientes. “Un jugador veterano viene, tiene más de una década en Las Mayores y eso es algo (utilizar su número) que lo hará súper feliz. Puedo cambiar de número por un año o dos, le dije eso (…) No puedo culparlo por pensarlo dos veces después que vio el costo”, apuntó el lanzador.
Ryan explicó que empezó a utilizar el 14 cuando estaba en ligas menores, pero cuando fue llamado al equipo grande, ese número había sido retirado, por lo que decidió intercambiar el orden de los números y como Tom Seaver utilizaba el 41, le pareció algo sensacional.
No es la primera vez que un dominicano en los Twins se ve con dicho problema. De hecho, cuando Gary Sánchez llegó al equipo, quería utilizar el número 24, el cual estaba en poder del jardinero Trevor Larnach. La liga intervino, solicitando el pago de 25 mil dólares por la mercancía en inventario, lo que Minnesota se encontró raro, tomando en cuenta que el patrullero solo había jugado 79 partidos con ellos, por lo que se pronunciaron al respecto frente a la liga.
En el proceso, intervinieron abogados y al final, Larnach pudo cambiar sin problemas de número, según explicó Miller, quien también citó los ejemplos de Carlos Correa y Joey Gallo, pasando por la misma situación.
“Es una mala noticia, pero lo entiendo. El 41 siempre estará en mi corazón, pero también seré feliz utilizando el 30”, sentenció el dominicano.