<
>

El béisbol necesita una zona de strike automatizada

Illustration by Elias Stein

Nota del editor: En los días previos a la celebración del primer aniversario de Rob Manfred como comisionado de Grandes Ligas el 25 de enero, le pedimos a nuestros escritores que elaboraran sobre un cambio o innovación que ellos harían para mejorar el béisbol si el deporte se reiniciara hoy.

El cambio:

Implementar zonas automáticas de strike.

Cómo funcionaría:

Que sistemas de computadora, en vez de árbitros, sean los que identifiquen la localización de las bolas y strikes no es un concepto nuevo, y en realidad es uno de los posibles cambios más fáciles de implementar. QuesTec, la compañía original involucrada en la recopilación de la información de los lanzamientos, ha trabajado con eso desde hace 20 años, siendo puesto en vivo en estadios en el 2001. La tecnología de Sportsvision, popularmente conocida como PITCHf/x, HITf/x y FIELDf/x, ya es ampliamente utilizada, y el sistema Statcast de MLB ya presenta versiones avanzadas de esta información al público. Aunque se va a seguir necesitando al oficial detrás del plato para varias decisiones adicionales, la información detallada de si una pelota pasa o no por la zona de strike puede ser entregada al oficial en menos de un pestañar.

Por qué esto ayudaría al béisbol:

Uno de los aspectos más importantes de cualquier deporte es que todo el mundo juegue bajo las mismas reglas. Y si una cosa es clara en el béisbol es que no todo el mundo tiene la misma zona de strike. Aunque al contener el swing en el plato, el oficial decide si es strike o no, el detalle de por dónde pasa una pelota no debería estar sujeto al criterio de un oficial. Sabemos de hecho que árbitros diferentes tienen diferentes zonas de strike y que los oficiales en el plato tienen mayor o menor probabilidad de cantar un lanzamiento como strike dependiendo de una situación específica. Incluso ya se han desarrollado, en años recientes, nuevas herramientas para evaluar lo bien o mal que un receptor enmarca los lanzamientos. Que tengamos información de lo bien que un receptor puede hacer que se canten bien los strikes (o la tasa de éxito en lograr que canten strikes que no lo sean) es algo que da mucho que pensar. ¿Se pueden imaginar si la NFL tuviese información de con cuánta frecuencia un "running back" engaña a los oficiales al hacerles creer que se había caído al suelo antes de que se le cayera la pelota? ¿O si la Asociación de Abogados de EEUU tuviese estadísticas de cuántos abogados tienen éxito engañando jueces con malos argumentos?

La diferencia entre una bola mala y un strike es grande, lo que significa que es importante que se hagan las cosas bien. En el 2015, los bateadores tuvieron OPS de .815 luego de conteo de 1-0 y OPS de .609 en conteo de 0-1. En los conteos de 2-1 versus 1-2, eso es un OPS de .873 versus .423. Ese OPS de .423 en conteo de 1-2 no es impresionante, pero supera el OPS de .000 de los bateadores que se regresan al dugout luego de un tercer strike mal cantado. Si un error humano puede convertir a Josh Donaldson en un bateador de AAA o un bateador de AAA en un Josh Donaldson, se me ocurre que quizás deberíamos intentar eliminar ese error humano. Perdón por el juego de palabras.

La integridad en un deporte no se trata solo de que todos los jugadores sigan las reglas, sino también de que las reglas se implementen de forma consistente y justa. Un juego en el que lanzadores veteranos no obtienen mágicamente más strikes en las esquinas es un mejor juego, y más justo.

Cuán real es esto:

MLB ha tenido la habilidad de implementar esto por años. Uno de los argumentos más comunes en contra de los procesos automáticos de bolas y strikes es que todavía no podemos depender de la tecnología, un argumento bastante extraño. Tenemos aviones que pueden hacer miles de cambios imperceptibles de dirección de forma certera y sin contacto humano. Tenemos máquinas que fabrican transistores para procesadores de computadoras tan pequeños que solo miden el ancho de varios átomos. Hemos hecho un mapa del genoma humano, los bloques más básicos de nuestra existencia. Pero, de alguna manera, en el béisbol, identificar por dónde pasa una pequeña esfera por encima de un pentágono blanco a un par de pies de distancia es una tarea demasiado complicada tecnológicamente hablando. Majaderías de alguien.

En este punto, ni siquiera estamos hablando de tecnología que sea particularmente de punta. Ese teléfono inteligente en tu bolsillo tiene tecnología más impresionante que la que se requiere para esto. La empresa MLB Advanced Media ya recibe más información sobre lanzamientos y hits en un juego que cualquiera de nosotros ha visto o recibido en toda nuestra vida.

Si las Grandes Ligas recomenzaran el deporte hoy, existen pocas dudas de que comenzaría con el conteo automático de bolas y strikes. Que no fuese así es simplemente una función de Grandes Ligas tomando sus primeros pasos hacia lo que es hoy en 1876, cuando los aviones todavía estaban a 25 años de ser inventados.

Quizás los árbitros no estén contentos, pero los cambios no llegan fáciles, incluso para los que son positivos. Todavía quedarán muchas tareas cruciales para las que se necesitarán un árbitro para evaluarlas, incluso si se les quita la tarea de decidir la localización de un pitcheo.

Confiamos en robots para muchas cosas importantes en nuestras vidas. Aunque quizás las películas de la década de los 80 nos mostraron que probablemente no deberíamos darles nuestros códigos de lanzamiento de armas nucleares a robots, la tecnología puede encargarse fácilmente de esa parte del béisbol. Si la zona de strike de Angel Hernández no es lo suficientemente mala como para desencadenar la extinción apocalíptica de la humanidad, tampoco lo va a hacer una zona de strike computarizada. Esto es algo que el béisbol tiene que corregir.