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Shohei Otani y por qué ser como Babe Ruth no es tan divertido

Shohei Otani tiene sueños de ser un gran lanzador y un toletero Todos Estrellas. Pero hay un problema: Las estrellas en dos facetas pueden causar más problemas que los que resuelven. AP Photo/Shizuo Kambayashi

Nota del editor: Esta historia fue publicada originalmente el 15 de junio.

Noventa y siete años atrás, los Yankees tomaron una decisión que ayudó a trazar la línea entre la vieja escuela y la era moderna: Ellos dejaron que el mejor bateador que había visto el deporte se enfocara en su bateo.

Babe Ruth, un abridor promedio en 113 entradas para Boston el año anterior, aparecería una sola vez en el montículo en su primera temporada con Nueva York en 1920. En cambio, al jugar todos los días en los jardines, conectaría 54 jonrones, casi doblando el record de bambinazos en una temporada y estableciendo una marca en OPS que no sería superada hasta el siglo siguiente. Había nacido el toletero moderno. Simultáneamente, había muerto la estrella de béisbol tanto como lanzador y bateador. Y por casi 100 años, no se ha visto otro.

Sin embargo, de repente, estamos viviendo en la era dorada de - bueno, la era dorada de esperar por una era dorada de las estrellas como lanzadores y bateadores. Esta semana, un fanático de béisbol que estaba leyendo su cuota usual de noticias de béisbol ha visto tres posibles candidatos al nuevo Bate Ruth del siglo 21: Los Rojos utilizaron el segundo turno en general en el sorteo para escoger a Hunter Greene, un jugador de escuela secundaria que puede lanzar a 100 mph, que puede conectar enormes batazos con un bate de madera y que sueña con hacer ambas cosas como profesional; los Rays utilizaron el cuarto turno en Brendan McKay, posiblemente el mejor lanzador universitario y el bateador más puro en el sorteo, y quien se embarcará en la extremadamente rara tarea de desarrollo en ambas facetas en el sistema de Tampa Bay; y Shohei Otani inhala y exhala, unas 23,000 veces por día, haciendo su parte en mantener nuestras esperanzas meramente por existir.

Otani, el Babe Ruth japonés, ya es todo un fenómeno: Lanza tan duro como Noah Syndergaard y batea pelotas tan lejos como Bryce Harper, y como abridor/batedor designado el año pasado en la Liga Profesional de Japón lideró el circuito en efectividad y OPS. Estará lanzando pronto en las Grandes Ligas, tan pronto como el año que viene, y si no, de seguro en los siguientes tres. También quiere seguir bateando, y podría tener algo de influencia real para hacer que los equipos escépticos tomen su deseo en serio.

Pero existe una paradoja que ayuda a explicar por qué un gran jugador en ambas facetas es tan poco probable que exista: El convertirse en un gran jugador en ambas facetas requiere que sea bueno tanto con el pitcheo como con el bateo, pero ser genial en cualquiera de las dos hace que uno equipo esté menos dispuesto a experimentar con uno. Uno se convierte en el pájaro en la mano, que como todos sabemos, vale más que dos en el arbusto.

Pero en raras ocasiones las apuestas en la vida son tan simples como esta. ¿Cuántos pájaros en el arbusto se necesitarían para hacerte renunciar al que tienes en la mano? ¿Acaso un pájaro en lamano vale tres en el arbusto? ¿Vale seis en el arbusto? ¿Qué tal si el que tienes en la mano no está realmente en la mano, solo más cerca de tu mano que el que está en el arbusto? ¿Acaso un pájaro en el arbusto vale dos en un árbol? ¿Acaso dos terceras partes de un pájaro en la mano vale 1.8 pájaros en el arbusto? Ese refrán no habla de las probabilidades inciertas en el béisbol, uno de los esfuerzos manos predecibles de la humanidad.

Eso es lo que los equipos - los Rojos, los Rays, los 30 equipos que andan pendientes a Otani y el equipo que termine firmándolo - necesitan saber. En la era del WAR, "el saber" se supone que sea fácil; así que mucho de eso se puede decir como si se ejecutara en una ecuación. Sin embargo, en este caso, hay al menos media docenas de variables cruciales, y cada una de ellas es desconocida.

La primera desconocida, y en algunas formas, la desconocida más simple de todas ellas, es cuán bueno es Otani como lanzador. Esa es nuestra base: Si su futuro patron lo tratara como cualquier otro lanzador gradioso, ¿cuán grande puede ser?

He aquí lo que hizo Otani el año pasado para los Nippon-Ham Fighters, el mismo equipo japonés para el que lanzó alguna vez Yu Darvish:

1.86 ERA, 11.2 K/9, 2.9 BB/9, 0.3 HR/9

La calidad de juego en Japón se ubica entre Triple A y Grandes Ligas - inclinándose ligeramente hacia Triple A, de acuerdo con el creador del sistema ZiPS Dan Syzmborski. Pero contrario a Triple A, la liga japonesa tiene diferencias de estilo comparada con las mayores, y los rivales no son solamente "un poquito peores" que los ligamayoristas pero también un poco diferentes. No todos los lanzadores hacen la transición a las mayores de igual forma.

He aquí como los tres lanzadores japones recientemente llegados a las mayores lucieron en su temporada final en Japón:

Kenta Maeda: 2.09 ERA, 7.6 K/9, 1.8 BB/9, 0.2 HR/9
Masahiro Tanaka: 1.27 ERA, 7.8 K/9, 1.4 BB/9, 0.3 HR/9
Darvish: 1.44 ERA, 10.7 K/9, 1.4 BB/9, 0.2 HR/9

Otani se compara bien con los tres. Darvish es candidato al Cy Young cuando está saludable; Tanaka ha sido un Todos Estrellas y ha recibido votos para el Cy Young; Maeda ha sido un lanzador promedio en la liga. Si Otani logra aterrizar en el punto medio -- Tanaka - se proyectaría con valor de alrededor de 3.5 WAR en 180 entradas y con 75 carreras permitidas.

Eso es increíblemente valioso. Ese es un lanzador que valdría más o menos $30 millones anuales, y apenas tiene 22 años, lo que significa que el equipo que lo firme podría recibir gran valor por su inversión por años con un riesgo relativamente mínimo. A menos que entre en la ecuación un riesgo adicional.

El costo de utilizarlo para batear

¿Cuánto bajaría el rendimiento de un lanzador si también se utilizara como bateador en sus días libres?

Quizás los lanzadores que trabajan con poco descanso nos pueden dar alguna idea. Vemos esto en cada postemporada, cuando un as se usa con tres días de descanso. Esos lanzadores, sacados de su ritmo de trabajo regular en una rotación de cinco lanzadores, trabajando con un poco de mayor fatiga, ven sus porcentajes de carreras limpias elevarse en casi una carrera (o más). Si la efectividad de Otani aumenta una carrera, él permitiría casi 20 carreras más por temporada, y su WAR se reduciría a la mitad.

Por supuesto, quizás los lanzadores que trabajen con poco descanso no nos dá una idea. Lo que las dos situaciones tienen en común es una noción vaga de menos tiempo de recuperación, pero no sabemos si un 25 por ciento menos de recuperación se compara de alguna manera al esfuerzo de cuatro turnos más al bate, una corrida alrededor delas bases, algunas prácticas en las jaulas de bateo entre entradas, 15 minutos adicionales de prácticas de bateo y dos sets de ejercicios cada día. Nosotros no sabemos si el esfuerzo se aliviaría si él estuviera relajado en la banca el día antes y el día después de cada apertura y si él solo fungiera como designado los dos días entremedio. Tampoco sabemos si importaría el distraerse por el segundo rol, especialmente para un jugador que entra a la liga por primera vez, conociendo a cientos de nuevos bateadores (y una nueva cultura).

Nosotros no sabemos cuán mala sería la fatiga si estuviera jugando en los jardines en esos días o jugando en la primera base, utilizando sus brazos y piernas. Otani jugó en los jardines en su año de novato en Japón, y fue fácilmente su peor año como lanzador y cerca de su peor año como bateador, aunque es difícil separar esa variable de su juventud. Sí sabemos, para el segundo mes de esa temporada, que su manager dijo que "con solo verlo batear, se podía ver algo de fatiga". Sí sabemos que para el receso del Juego de Estrellas de esa temporada estaba bateando .310; terminó esa temporada con promedio de .238, lo que sugiere que el cansancio pudo haber sido un factor. Y sabemos que los Nippon-Ham Fighters casi nunca volvieron a utilizarlo en los jardines de nuevo.

¿Cuánto riesgo de lesionarse corre un lanzador si se pone a batear en sus días libres?

Obviamente, el riesgo aumentado sería más grande que cero. Cada pitcheo que reciba podría quebrarle su muñeca, cada corrida hacia la primera base podría lastimarle la corva, y cada deslizamiento en una base podría llevar a una lesión de pulgar. El debut de Otani en Japón en el montículo se tardó varias semanas por una dolencia en el tobillo - aunque eso fue jugando en los jardines, no bateando. Se perdió el Clásico Mundial de Béisbol en esta primavera por una lesión de tobillo que se agravó mientras corría en las bases. Y se ha perdido los pasados dos meses debido a una lesión de muslo que sufrió mientras corría hacia la inicial.

Pero de nuevo, no hay ningún precedente. Podemos producir algunas tablas que muestren las posibilidades de que un bateador designado tenga que ser colocado en la lista de lesionados en X cantidad de partidos, pero muchos de los chicos que han tenido que ser inactivados en años recientes -- Alex Rodríguez, Billy Butler, Víctor Martínez, Prince Fielder -- fueron bateadores designados en parte porque tenían problemas físicos, pobre forma física o eran propensos a lesiones. Por otro lado, Otani es joven y extremadamente atlético.

Por otro lado, esa tabla actuarial también podría subestimar el riesgo de lesión. Lo que podría ser una lastimadura, que le cueste uno o dos días, podría causarle una ausencia mayor a un lanzador, especialmente si hace que el lanzador tenga que favorecer cualquier parte de su cuerpo en su modo de lanzar.

Alternativamente, podríamos crear una tabla actuarial de lanzadores heridos al batear y/o correr las bases, pero pocos lanzadores ejercen el mismo esfuerzo que Otani, como el limpiabases del equipo podría hacerlo, por lo que sería más propenso a las lesiones que sus compañeros lanzadores. O quizás sea lo contrario: Pocos lanzadores tendrían tanta experiencia bateando y corriendo las bases como Otani, así que él sería menos propenso a las lesiones que otros lanzadores.

Si Otani termina siendo un lanzador con WAR de 4, y si el ser bateador designado en la mitad de sus días que no lance lo convierte en un lanzador de WAR de 2.5, y si esas apariciones como bateador le cuestan, digamos, el 20 por ciento de sus entradas por sus nuevos riesgos de lesión, entonces terminaría siendo un lanzador de WAR de 2.

Lo que gana un equipo

Un puesto extra en la rotación

En Baseball Prospectus, Russell Carleton encontró que el valor de un jugador como Ben Zobrist (un jugador tan versátil que abre una gran flexibilidad en el roster de su equipo) "probablemente le genere [a su equipo] un par de carreras adicionales por año; quizás si todo le sale bien, eso represente media victoria adicional".

Pero, por supuesto, Otani no es un jugador como Zobrist. Él no provee versatilidad, especialmente si juega como designado, una posición que por definición cualquier bateador puede ocupar en cualquier momento. En cambio, él provee un nuevo espacio en el roster que el equipo podría utilizar para un tercer receptor, un corredor emergente de alto calibre, un seleccionado en Regla 5, un toletero que pueda batear saliendo de la banca, un 13er relevista o alguna otra cosa. De nuevo, no existen precedentes. No hay nada que Russell Carleton, o alguien más, pueda estudiar. No sería sorpresivo que un movimiento como ese traiga un par de carreras.

Su ofensiva (realista)

Si es difícil proyectar cuán bueno puede ser Otani como lanzador en las mayores, más difícil aún es proyectar su ofensiva. Recientemente ha sido casi igual de bueno como bateador, en relación a sus colegas en Japón, que como lanzador, pero trasladar estadísticas de bateo de Japón a las mayores ha sido notoriamente difícil. Como le dijo un escucha a Ben Lindbergh de the Ringer, "La historia de los bateadores que no son Ichiro, ni Hideki Matsui que llegan de Japón a Grandes Ligas no es buena. Recientemente dos JMV en Japón, [Tsuyoshi] Nishioka y [Hiroyuki] Nakajima vinieron aquí y apenas lucieron a nivel de Triple A".

Dave DeFreitas era cazatalentos en el Pacífico para los Indios y los Yankees antes de unirse a 2080baseball.com, donde recientemente publicó un reporte de escucha de Otani como jugador de posición. Etiquetó el alto riesgo y el papel realista como "un jardinero derecho titular promedio", con mejores notas por sus herramientas defensivas que por las ofensivas. "Chico con buen potencial con alto techo ofensivo", escribió DeFreitas.

Si se viera limitado al rol de designado, jugando solo dos de cada cinco días, tendría que llegar a ese techo para ser un jugador de impacto. Si estuviese en la media - si bateara como, digamos Kendrys Morales, pero con mejor corrido de bases - tendría problemas para añadir una victoria completa con su bate. Si juega más que eso, sería más valioso, pero el riesgo adicional de lesión y el costo que tendría sobre su rendimiento como lanzador, si eso existe, aumentaría, poniéndole más presión a su bate.

Eso significa que tendría que llegar a su máximo potencial, algo que podría lograr. Casi seguro que Otani tendría un techo ofensivo mayor que cualquier otra opción como designado que tenga su equipo, y si batea como Edwin Encarnacion, fácilmente podría añadir dos victorias más con su bate, aun jugando un par de días a la semana. Su equipo nunca va a poder saber eso a menos que lo intente.

Y ahí radica el problema. Como siguediciendo DeFreitas en su reporte: "Quizás no alcance su techo ofensivo por el hecho de que su desarrollo podría afectarse por el tiempo que pase en el montículo".

Hay algunos detalles adicionales menores, muchas interrogantes desconocidas, que podrían entrar en una ecuación que se llenaría rápidamente de interrogantes. Si Otani no fuera un bateador designado sino simplemente en un bateador emergente de alto calibre en el 80 por ciento de los partidos, ¿cuánto valor tendría, y cuánto riesgo supondría eso? Sin embargo, ¿se vería estancado todo ese valor como bateador emergente si no estuviera bateando cuatro veces por noche? ¿Se tasaría todo eso en su contrato si no fuera una ganga de todos modos? No existe un precedente para esto. Todas son conjeturas, y debemos suponer que con uno de los más grandes gastos que podría hacer un equipo, no nos debe sorprender si vemos a Otani -- y Greene y McKay - en roles tradicionales.

Pero solo hay un factor en esta ecuación que no es una conjetura: El intentarlo sería muy divertido, y a todo el mundo le encantaría verlo. La incertidumbre no siempre debe llevar a la precaución.