El dominicano, que en el 2000 impresionó al equipo de Nueva York, aún no ve la hora de que se tome en cuenta sus números ofensivos y le den la oportunidad de jugar regularmente.

``La temporada es larga y Dios sabrá lo que sucederá'', respondió Pérez a una pregunta sobre su situación en el club este año. ``Yo quisiera estar estable, pero esto es un negocio. No ha llegado el momento en que los gerentes se den cuenta de que puedo jugar regularmente''.

Los Mets jugarían en el 2003 con Jeromy Burnitz en el jardín derecho, el venezolano Roger Cedeño en el central y el recién llegado de Boston Cliff Floyd en el izquierdo.

A Pérez, que le gusta jugar más que todo en la pradera central, le tocaría suplir el trabajo de Cedeño y de los otros dos guardabosques.

``Estaré listo para lo que el nuevo mánager (Art Howe) ordene'', manifestó el dominicano.

Pérez terminó en el 2002 como el segundo con mejor promedio al bate, en un equipo que en general finalizó la campaña con pobreza en la ofensiva y en la zaga del Este de la Liga Nacional.

Pérez bateó para 295 en 444 turnos y remolcó 47 carreras, seis más que Cedeño, que jugó 13 partidos má que el dominicano.

No obstante, el venezolano anotó más carreras y siguió imponiendo velocidad en las bases, al estafarse 25 almohadillas, 15 más que Pérez.

Burnitz terminó con un anémico promedio de 215, pero empujó más carreras que Pérez y Cedeño (54).

Los Mets también tienen para el trabajo de suplente en el outfield al japonés Tsuyoshi Shinjo, quien jugó el año pasado con los Gigantes; al boricua Raúl González y al prospecto Prentice Redman.

Pérez, de 27 años, subió a las mayores a fines de la temporada del 2000 e impresionó al entonces dirigente Bobby Valentine por su habilidad en el fildeo, su picardía y buen desplazamiento en las bases.

El dominicano fue tomado en cuenta para los playoffs y la serie mundial ante los Yanquis de ese año.