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Juan Uribe, una presencia inestimable para Mets de Nueva York

NUEVA YORK -- Anticipando el inicio de su decimoquinta temporada en las mayores, el jugador versátil Juan Uribe expresaba a los medios la confianza y el presentimiento que tenía que los Dodgers de Los Ángeles estaban bastante armados para brindarle la oportunidad de jugar en su tercera Serie Mundial.

El dominicano de 36 años de edad se sentía asegurado de si mismo por una formula matemática que flotaba dentro de su mente.

Mientras se preparaba en Arizona para los entrenamientos primaverales en la Liga del Cactus, Uribe entonces calculaba que como había experimentado su primer Clásico de Otoño con los Medias Blancas de Chicago en 2005 y de nuevo en 2010 con los Gigantes de San Francisco, el 2015 obligatoriamente le prometía otro boleto para la Serie Mundial.

Pero poco sabía él que era con los Mets de Nueva York que se le iba presentar esa única ocasión.

Luego de no haber jugado desde la penúltima semana de la temporada regular debido a una contusión que había sufrido en el pecho y entones haber sido relegado a un rol de espectador y animador desde la banca durante la Serie Divisional de la Liga Nacional contra los Dodgers y otra vez en la Serie de Campeonato ante los Cachorros de Chicago, el comité de expertos de la novena neoyorquina determinaba que Uribe estaba listo para servir como una arma adicional en la banca del dirigente Terry Collins.

Con los Mets aferrándose a una ventaja de 5-3 con un out y corredores en primera y segunda en la sexta entrada, el estratega de los campeones de la Liga Nacional se aprovechó de que los Reales de Kansas City no estaban listos para sustituir al zurdo Franklin Morales por un relevista derecho.

Tomando su primer turno desde el 25 de septiembre, Uribe recompensó la eterna confianza que Collins siempre ha tenido en él y con conteo de 2-2 depósito una curva hacia el jardín derecho para aumentar el marcador 6-3, abriendo la compuerta en un inning en el cual la ofensiva de Nueva York se prendió en Citi Field con cuatro carreras en ruta a la victoria 9-3 en el Juego 3 de la Serie Mundial el viernes por la noche.

Un jugador que nunca fue un factor en la alineación durante las primeras dos rondas entonces le dio esperanza a un conjunto que pudo haber estado a una derrota de una barrida.

“Siempre no estaba jugando pero siempre traía la armonía. Siempre hablaba con los muchachos. Yo sabia que los muchachos tenían el talento para hacer lo que estaban haciendo”, aseveró Uribe frente a su casillero en el camerino local.

“Yo creo que todavía falta mucha pelota y los muchachos tienen el hambre de ganar la Serie Mundial. Lo que yo vi de ellos (estando) dos juegos abajo y hoy vi una emoción, una armonía antes del juego y dije, ‘¡Guao! Eso esta bien’,” continuó. “Sabes que muchas veces cuando tienes dos juegos abajo en una Serie Mundial donde son cuatro (derrotas que te eliminan), y tu llegas al dugout, llegas al clubhouse y ves a los muchachos un poco apagado y dices, ‘Bueno, hay problema’. Pero hoy yo vi a los muchachos que tenían esa armonía como que estábamos empezando la Serie Mundial. Entonces eso es algo bueno (en) los muchachos (que) yo he visto que tienen, que tenemos dos juegos abajo y nunca se cayeron”.

De todas las movidas que el gerente general Sandy Alderson logró de cara a la fecha limite de cambio, la de Uribe siempre ha sido considerada como el punto que estimuló una despistada ofensiva estratificada entre las peores del béisbol antes del 31 de julio, que justamente era la fecha límite de cambios.

La directiva ponderó negociar con los Dodgers por su traspaso, especialmente durante el mes de mayo cuando los Mets se habían enterado sobre la gravedad de la lesión que había sufrido David Wright en su espalda.

En vez de ocupar la esquina caliente en la Gran Manzana mientras el capitán se sometía a una rehabilitación tras ser diagnosticado con estenosis espinal, Uribe superó sus emociones cuando Los Ángeles había tomado la decisión de canjearlo a los Bravos de Atlanta el pasado 25 de mayo.

A pesar de que estaban a siete juegos del primer lugar en la División Este la mañana del 24 de julio, los Bravos culminaron aportando su granito de arena a un rival que siempre atormentó a través de la década de los noventas y al principio de nuevo milenio y llegaron a un acuerdo con los Mets, enviándole al respetado veterano junto con el versátil Kelly Johnson.

Y en tan sólo dos días, Uribe logró congraciarse con la afición de Citi Field, dejando tendido a los Dodgers con un sencillo en la parte baja del decimo inning e iniciar el asenso de un equipo que le ha dado su tercera oportunidad de participar en una Serie Mundial.

Tres meses después de su llegada a Nueva York, Uribe mostraba por qué su presencia dentro y fuera del terreno ha sido inestimable.

“Hay un cierto tipo de persona que es capaz de ir hasta allí y hacer las cosas que él puede hacer. Ese es el tipo de (jugador que él es) que cuando pisa el terreno para la práctica de bateo, no importa el tiempo que el despido ha sido, es muy impresionante”, afirmó Curtis Granderson.

“Cuando pisa el terreno, ya sea para la defensa u ofensa, sabes que este hombre ha tenido tantos turnos al bate y tantos innings de experiencia, que las posibilidades de su éxito son mucho más altos que cualquier otra persona que viene en esa situación”, continuó. “Él es ese tipo de persona, y es genial que tuvimos la oportunidad de tenerlo con nosotros. Ha hecho algunas cosas increíbles para los equipos que ha jugado en el pasado, y ahora lo está haciendo con nosotros”.

Uribe no está tan seguro donde estará en 2020, pero de lo que si está asegurado es de su formula que le indica que los Mets tienen suficiente para ganarlo todo en 2015.