HOUSTON -- El triunfo de los Houston Astros ante los Philadelphia Phillies en la Serie Mundial del 2022, terminó una espera de casi tres décadas para Dusty Baker, quien finalmente consiguió el único logro que le faltaba a una carrera digna del Salón de la Fama.
Baker, quien fue parte del roster de los Los Ángeles Dodgers que conquistó la Serie Mundial de 1981, ganó su primer título como dirigente en su temporada número 25 y 29 años después que debutó en el rol, con los San Francisco Giants en 1993.
El nativo de Riverside, California, perdió las finales de las Grandes Ligas en el 2002 con los Giants y el año pasado con los Astros.
“Es muy importante”, dijo Baker horas antes del primer pitcheo del sexto juego del Clásico de Otoño.
“Quiero decir, tengo más de 2,000 victorias y todo lo que dicen es que aún no he ganado la Serie Mundial, ¿sabes? Entonces, sí, importa. Le importa a la gente. Nos importa a nosotros”, agregó.
A los 73 años, Baker es el dirigente más viejo que conquista el Trofeo del Comisionado. Jack McKeon tenía 72 años y 11 meses cuando condujo a los Miami Marlins al título en el 2003. Sus más de dos mil victorias de serie regular representan la mayor cantidad para un manager antes de ganar la Serie Mundial.
También, es apenas el tercer dirigente negro que guía un equipo a ganarlo todo, uniéndose a su amigo y mentor Cito Gaston (Toronto Blue Jays en 1992-93) y el actual capataz de los Dodgers, Dave Roberts, quien lo hizo en 2020.
“No pienso en ser un manager afroamericano porque me miro en el espejo todos los días y sé lo que soy. ¿Sabes de que estoy hablando?”, dijo Baker el sábado.
“Y sé que hay cierta presión de mucha gente que me apoya, especialmente la gente de color. Y esa parte sí la siento. Lo escucho todos los días. Lo veo cuando camino por la calle cuando veo un policía, un botones o cualquier persona de color, pero especialmente de color afroamericano. Y entonces siento que he sido elegido para esto”, apuntó.
Baker, quien jugó por 19 temporadas con Atlanta Braves, Dodgers, Giants y Oakland Athletics, entre 1968 y 1986, comenzó su carrera de coach con los Giants en 1988, pero no recibió su primera oportunidad de dirigir hasta los 44 años de edad.
En su primera temporada, San Francisco terminó con una gran foja de 103-59, pero perdió el banderín de la División Oeste ante Atlanta (104-58) por apenas un juego.
Eso fue dos años antes de que se formara una tercera división, la central, y se creara la figura del comodín, por lo que Baker falló en alcanzar la postemporada, aunque sí recibió el premio Manager del Año de la Liga Nacional, un galardón que repetiría en 1997 y el 2000.
El legendario manager llevó a sus clubes a la postemporada en 1997, 2000, 2002 (Giants); 2003 (Chicago Cubs); 2010, 2012 y 2013 (Cincinnati Reds); Washington Nationals (2016 y 2017), y 2020, 2021 y 2022 (Astros). Cinco equipos diferentes en eliminatorias es un récord de Grandes Ligas.
Baker, quien es noveno en victorias de serie regular (2,093), ahora es cuarto en postemporada, con 51.
Cuando los Nationals lo despidieron después de guiar el equipo a dos postemporadas consecutivas (2016-17), había dudas de que Baker volvería a dirigir en Grandes Ligas, en un momento en que la tendencia era colocar a hombres jóvenes, y manejables según algunos, en el cargo.
Incluso, su candidatura al Salón de la Fama estaba en un punto muerto, debido principalmente a la ausencia de una corona de la Serie Mundial en su expediente. Debido a que tenía más de 62 años cuando salió de Washington, Baker era elegible para ser considerado inmediatamente al nicho de los inmortales del deporte, pero no fue elegido.
Una llamada de los Astros, en enero del 2020, cambió todo, para bien.
En los tres años desde que fue contratado por Houston (con el doble propósito de dirigir el equipo y ayudar a minimizar el daño público que el escándalo del robo de señales trajo a la organización), Baker amasó una marca de 230-154, tuvo dos apariciones en la final de MLB y, lo más importante, pescó el esquivo título de la Serie Mundial que buscó por cerca de tres décadas.
Ahora, no habrá ninguna excusa cuando su nombre aparezca en la boleta del Salón de la Fama. De los 12 dirigentes que ganaron más de 2,000 juegos, solo Baker y Bruce Bochy, quien regresó para dirigir a los Texas Rangers desde la próxima temporada, no tienen una placa en Cooperstown.
“Si llego al Salón de la Fama, bien. Si no lo hago, también está bien”, dijo Baker cuando arrancó la Serie Mundial.