GettyVinokourov dejó herida la reputación de Astana

BRISTOL -- Una avalancha de comentarios, casi todos en tono negativo, fue el resultado de la victoria de Alexandre Vinokourov en la Lieja Bastón Lieja, una carrera que ya había ganado en 2005, mucho antes de que fuera descubierto su caso de dopaje. En el deporte y en la sociedad nunca estamos conformes con la dureza de los castigos para los pecadores. En el ciclismo quienes se dopan ofenden a los aficionados, pero la ofensa mayor es para sus compañeros, quienes son los que pagan las cuentas ajenas, porque a todos los juzgan con la misma medida, o sea, como deportistas que "sin asistencia" no pueden sobresalir.

A Vino lo abuchearon en la meta en la ciudad de Ans este domingo. No es la primera carrera en la que participa en la temporada ni la primera victoria. Acaba de ganar el Giro del Trentino dos días antes, no tener una actuación decente tras poner a punto su forma sería lo vergonzoso. No queremos ser el abogado del diablo, el corredor kazajo está aún en el proceso de reconstrucción de su credibilidad, una que no tenía rival antes del fatídico Tour de France 2007. Vino ganó a sus aficionados más por su intensidad y carácter que por su invencibilidad.

Tras dos años de reclusión en familia y sus negocios, Alexandre pudo haberse quedado en la sombra y en el olvido. Pero ese no es un reflejo de lo que quiso dejarle al deporte y a su carrera. Tanto ambicionó dejar una herencia que el Astana sigue vigente, un maillot que vistió Lance Armstrong en su regreso y aún porta el mejor corredor del mundo en la actualidad: Alberto Contador. Estas dos figuras seguramente fueron parte de su inspiración para enfrentar la crítica que significaría su retorno. Desde el inicio hizo público su deseo de apoyar al equipo y a su líder Alberto, no ser protagonista sin ganarse el derecho. Su victoria en la Doyenne es consecuencia de ese principio.

La falta que cometió existió y no se puede maquillar, pero no creemos que darle la cara al mundo esté basado en una segunda mentira. El camino a la redención es largo y no es uno pavimentado en pétalos de rosa. Si en algún momento Vinokourov quiso ser más grande que su deporte, ya pagó al caer del pedestal y al vacío de la vergüenza. Quizás éstas dos victorias sean las únicas que consiga en su regreso al ciclismo y las confirmó por mínimas diferencias (solo centésimas de segundo en el Giro del Trentino y unos metros en la LBL).

Si Contador quiere creer en él, otros querrán hacerlo también. Por lo menos tiene una postura más humilde que Riccardo Riccò, aunque eso es gracias al aprendizaje que da la experiencia y madurez de los años vividos. Vino podría tener la oportunidad de regresar al Tour de France, la Lieja Bastón Lieja está organizada por ASO, la misma de la ronda gala, y no evitó que corriera. El kazajo quiere ayudar a Contador a ganar un tercer título y si tiene un decoroso Giro de Italia, estará en posibilidad de cumplir con esa tarea.