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El doble zape de Henry Martín a Chivas

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¿Ganar-Ganar la llegada de Henry Martín a Chivas? (2:42)

Se rumora que tras la lesión de J.J. Macías, Guadalajara busca un delantero y el jugador del América sería una opción. (2:42)

LOS ÁNGELES -- De la manera más móndriga (infame), Chivas limosnea mendrugos. Se lesiona el sempiterno prospecto J. J. Macías y monta en histeria. Compras de pánico.

Tiene tres cándidos candidatos, y todos, jugadores de medio pelo: Henry Martin, El Mudo Aguirre y Brandon Vázquez. Lo grave es que los tres lo ven, a Chivas, como plato de segunda mesa.

Henry Martín es carne dos veces envenenadas. Firmarlo sería un insulto para el Guadalajara. No se trata sólo de ir a la tienda de segunda mano de Coapa, sino, además, un descarado y cínico mea culpa de la institución.

Chivas es más estéril que la matriz de una momia. Infértil, árida. Un páramo. No ha sido capaz de formar en 12 años, después de la salida de Javier Hernández al Manchester United, un centro delantero, un goleador de su propia raza, de su propia carne y de su propia sangre.

La llegada de Martín, Vázquez o Aguirre a Chivas, es una bofetada, un zape, una injuria, un escupitajo al Guadalajara como institución formativa. Y en todos sentidos.

Desde que en 2002, Jorge Vergara invirtió 260 millones de dólares en comprar a Chivas, pagados en abonitos fáciles, las Fuerzas Básicas han sido una pomposa, costosa e inútil vesícula biliosa en el equipo. ¿Por qué? Porque se han roto todos los procesos. Desde el más sólido con Hans Westerhof, hasta la mitomanía con Matías Almeyda y Marcelo Michel Leaño, pasando por el cuentista de Albert Benaiges, y sus malos hábitos. Y hoy, el Guadalajara entrega la sastrería a un daltónico: Mariano Varela.

Más allá de la pujanza gitana de Omar Bravo, o de un Chicharito que estaba optando por el retiro, ante el desdén en Chivas, el Guadalajara encontró un goleador de oropel en Alan Pulido, formado en Tigres, y además pagando una fortuna entre comisiones, salarios, manos untadas y dinero extraviado en el camino.

Mientras Atlas, Pumas y América han aportado generaciones clave en selecciones nacionales, con jugadores de su cantera, hay otros sellos distintivos: personalidad y educación. Más allá de algunos escandalillos, pero sus referentes nunca perdieron de vista el objetivo claro de ser futbolistas.

Más allá de la oveja negra de Coapa, el inigualable Cuauhtémoc Blanco y sus borreguitos, el resto de las auténticas figuras de Zorros, Pumas y Águilas, supieron dimensionar el futbol y las francachelas, más allá de que estaban lejos de ser hermanas de la caridad, al menos eran más caritativos con su oficio que con sus vicios.

¿Y con Chivas? Vodeviles de mala muerte: accidentes automovilísticos de madrugada; encerronas hedonistas en el Termas Centaurus de Río de Janeiro; pleitos de celos entre rojiblancos en Monterrey por los favores de Yamilé; recurrentes muestras de alcoholismo, hasta acusaciones de violencia sexual.

Entiéndase y créame: Chivas debe ser el equipo que más atrae al jugador amateur de México. Su fama, ya rancia y casi decadente, gracias a El Campeonísimo, por años, despertaba ilusiones en todos los jugadores mexicanos, incluyendo, aún, Estados Unidos. Pero, eventualmente, los pastores han sido tan descarriados como las ovejas. Incluso, los eventuales esfuerzos de José Luis Real y Efraín Flores terminaron siendo ninguneados por el mismo club.

Por eso, insisto, a diferencia de Pumas, Atlas y América, en Chivas se forman o formaban, buenos jugadores, pero con una frágil, enclenque, y anoréxica integridad moral, mental y profesional.

Recuérdese el caso de Marco Fabian de la Mora. Jorge Vergara lo tomó como una cruzada personal. Lo sentó a la mesa de motivadores, comunicadores, psicólogos, ex futbolistas, para convencerlo de que el futbol merecía más devoción que la que mostraba por el alcohol. Jorge fracasó, y Marco Fabián hoy arrastra sus ruinas en Mazatlán.

Por eso, que Chivas hoy mendigue, limosnee como refuerzo a un delantero de medio pelo, es el reflejo de la paupérrima forma de trabajar en sus fuerzas básicas. Por eso, eventualmente, llevar a Henry Martín es una doble humillación. Porque van a la tinaja de saldos de Coapa, y porque es una confesión de su incapacidad para formar futbolistas.

Más allá de que el América ha blindado a Martín, a raíz de la lesión de Roger Martínez, el Guadalajara insiste, porque el jugador se siente urgido de salir de Coapa. Sin duda, más allá de esa etiqueta de medio pelo, la transferencia sentaría bien a todos.

1.- Henry Martín está tan cerca de Qatar 2022, como cerca esté de su televisor en casa. Si no juega, Gerardo Martino llevará a su delirio Rogelio Funes Mori y a Santiago Giménez. Martín necesita desesperadamente de esos minutos que el América le niega y que Chivas le ofrece.

2.- Chivas entonces se llevaría a un desesperado. A casi un kamikaze, de medio pelo, pero kamikaze, dispuesto a matar y morir en la cancha. En eso, tiene más adrenalina que el mismo Macías.

3.- Martín, su representante, y Chivas, trataban aún este jueves de convencer al América de la operación. Especialmente, porque Fernando Ortiz se muestra más interesado en usar al Mozumbito, Román Martinez, e incluso al mismo Federico Vinas.

Cierto que los delanteros no se dan en maceta, y los goleadores de raza, de casta, de sangre, aún menos, y eso lo sabe el mismísimo Ricardo Peláez, quien no fue un delantero muy completo, torpón de pies, pero inteligente y eficiente en el área, especialmente de cabeza, pero al menos, en la cantera rojiblanca ya debería haberse cosechado a un artillero de medio pelo para arriba, y no andar mendigando en corrales ajenos.

En el caso de Brandon Vázquez, recuérdese la precisión que hizo Jorge Vergara: en Chivas pueden jugar todos los mexicanos por nacimiento, por sangre, y hasta por el código de la costarricense Chavela Vargas (“los mexicanos nacemos donde nos dé nuestra rechingada gana”), pero no jugarán en el Guadalajara si lo hacen con la selección nacional de otro país, y Brandon ha jugado con Estados Unidos. ¿Irrespetará Amaury Vergara el mandamiento paterno?