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Brasil: Camiseta y espíritu

No fue el futbol, mucho menos el "Jogo Bonito" o la "magia" los tópicos que sacaron adelante a la "verdeamarelha" en su camino a la final de las Copa de las Confederaciones. Brasil ganó haciendo lo que sabe hacer en esta generación: empujando, llevando el balón hasta la zona de peligro y confiando en el error del oponente. Con esto le alcanza para obtener el boleto a la final, pero... ¿y después qué?

RÍO DE JANEIRO -- Con la camiseta en una mano y con el corazón en la otra, Brasil salió victorioso del "Mineirao".

Sin rasgos del "Jogo Bonito" o de la "magia" que alguna vez caracterizó a su futbol, Brasil compró un boleto para "El Maracaná", dejando en claro que necesitará más futbol y menos espíritu si quiere ganar la Copa de las Confederaciones.

Para decirlo con claridad: con este nivel, a Brasil difícilmente le alcanzara para hacer frente a España, en el entendido que pase lo que pase en Fortaleza (en el España-Italia), "La Roja" marca el parámetro de medición en el futbol de nuestros días.

Un Brasil por momentos desconocido, que va, que empuja, que pelea, que mete la pierna, que corre, que acarrea el balón, que transpira la camiseta "verdamarelha" y que deposita a cuentagotas el futbol que alguna vez lo glorificó como la mejor selección del mundo. Este Brasil pasa por otros sentidos: trata de aprovechar el futbol que solo tiene Neymar, empuja por las bandas con Marcelo y Alves y acumula personajes en el medio campo -Paulinho, Bernard, Oscar, Lucas- para tratar de ganar los partidos. Esta noche lo ha hecho en Belo Horizonte, en medio de un Uruguay que ofreció pelea tanto en la parte anímica como deportiva y que al final terminó pagando caro un error de marcación en un tiro de esquina.

Brasil está lejos del escenario de su juego mágico y espectacular. Es un Brasil vertical, que brinca líneas en la cancha, que aprovecha cualquier pifia del oponente y que se conforma con sacar el resultado.

A un año de distancia de la Copa del Mundo -de su Copa del Mundo-, Luis Felipe Scolari necesitará trabajar tiempo extra y esperar que algunos de sus jugadores maduren para presentar un equipo de alta competencia.

El domingo será complicado para Brasil. Si España consigue el anunciado pasaje tendrá un duro partido porque el nivel español, hoy en día el mejor equipo del mundo, está realmente por encima de la capacidad competitiva de este Brasil.

La camiseta le alcanza a Brasil para llegar a una final. Podría ser así en el 2014, cuando la FIFA lo coloque en un grupo relativamente sencillo y en un camino despejado hasta las semifinales. Pero... ¿y después qué? La camiseta "verdeamarelha" no alcanzará cuando tenga enfrente más calidad, más profundidad y más espectacularidad.

@Faitelson_ESPN