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Capítulo 3: El misterio de Gareth Bale

MADRID -- El fichaje más caro del verano, posiblemente de la historia, no termina de arrancar. Y Real Madrid tiembla. A una semana del clásico contra el Barcelona, no está claro que Gareth Bale pueda jugar de inicio. Con cinco puntos de déficit respecto al líder y acérrimo rival, Real Madrid necesita que su inversión de 91 millones de euros (101 según la prensa inglesa) comience a redituar al menos ayudando a que no se escape el cuadro catalán dejándolos prácticamente fuera de la contienda por el título en pleno octubre.

Pero a mes y medio desde su llegada al club, el jugador ha tenido que parar ya dos veces debido a una sobrecarga muscular, primero, y una recaída, después.

Desde que se completara el ansiado fichaje a principios de septiembre, Gareth Bale ha disputado 132 minutos repartidos en tres partidos, dos de Liga y uno de Champions League. En ningún caso ha completado los noventa minutos, jugando de inicio únicamente contra Villarreal, partido en el que se estrenó como goleador merengue. Ni siquiera ha podido disputar dos partidos consecutivos en Liga. La última recaída, después del encuentro ante el Atlético de Madrid, encendió ya los focos rojos.

Carlo Ancelotti había repetido hasta el cansancio que el jugador no estaba lesionado –"es sólo un pequeño problema", llegó a decir- y que no se habían precipitado en hacerlo jugar sin haber realizado trabajo de pretemporada.

Lo que el Real Madrid no previó fue que un diario español destapara un padecimiento crónico de quien posiblemente sea el jugador más caro del mundo. Las crecientes dudas en torno a la salud del jugador se dispararon y el Real Madrid, que nunca ha sido amigo de establecer plazos de recuperación de sus jugadores o proporcionar partes médicos de lesiones graves, se vio obligado a admitir que en realidad se le había diagnosticado una enfermedad, aunque no tan grave como se pensó en el inicio.

Marca aseguraba que el jugador padecía una "hernia discal" y que tendría que pasar por el quirófano. El club, aterrado, se apuró a desmentir, especificando que se trata únicamente de una "protusión crónica".

Pero a ojos del resto, sólo significaba una cosa: mercancía defectuosa.

Inmediatamente comenzaron a salir los fantasmas de los fichajes fallidos de Florentino Pérez: Woodgate, Kaká. Hasta Hamit Altintop. Llovieron, también, las críticas al Real Madrid por haber contratado al jugador antes de realizar un estudio médico; por el recuento de casos de lesiones en la plantilla que el cuerpo médico no atinó a resolver a tiempo; por la insistencia de Florentino Pérez a construir otro equipo de 'galácticos' sin medir las consecuencias.

Pérez afirmó entonces que demandaría a Marca, aunque quedó sólo en amenaza. Dijo también que el jugador estaba asegurado por una póliza que asciende a su valor, 91 millones de euros, en caso de que tenga que dejar el futbol.

De todos modos, el daño estaba hecho. En la mente de la afición ronda el temor a que sea otro caso fallido mientras la prensa local se mueve en los entresijos de los malos augurios por la cantidad de partidos que se llegó a perder con el Tottenham, donde jugó cuatro años.

"Yo tengo tres protusiones discales y nunca me dieron problemas en mi carrera. Es normal; muchos jugadores tienen este problema pero no compromete su rendimiento. Hay que mirar los últimos cuatro años, que jugó más de 100 partidos. Si estuviera mal no habría podido hacerlo", declaró airado Carlo Ancelotti antes del encuentro ante Málaga, cansado ya de las dudas en torno a la salud del jugador.

Y como de los males, el menor, fue entonces cuando Ancelotti admitió que el jugador no debió jugar sin haber realizado pretemporada, luego de insistir, semanas atrás, en que no había problemas con el estado físico del jugador.

Sin embargo, Ancelotti se quitó la responsabilidad, aprovechando que el seleccionador de Gales, Chris Coleman, lo había culpado directamente del desastre. "No fui yo, fuiste tú".

Chris Coleman había dicho días antes que "si esperas que alguien que juega al fútbol a nivel profesional inicie cualquier partido de titular sin haber hecho pretemporada, estás loco". Ancelotti no tardó en responder.

"He oído que dicen que fui (un) loco al ponerlo contra Villarreal, pero no fui el primer entrenador que lo hizo jugar. Él (Bale) jugó su primer partido de la temporada con su equipo nacional", dijo Ancelotti.

"No ha tenido pretemporada y está fuera de forma", terminó por admitir. Da igual quién de los dos lo forzó primero, la clave la dio Ancelotti mismo, al fin: No ha tenido pretemporada.

El temor a que Gareth Bale se convirtiera en un 'caso Modric' y que no rindiera hasta entrada la segunda mitad del torneo es una realidad en la mente de la afición desde hace tiempo. Problema que, por otro lado, palidece si se compara con lo que perciben como una "bomba de tiempo" debido a sus problemas en la espalda. Peor aún si los 91 millones de euros invertidos terminan por tener un impacto cero en los resultados de esta temporada, olvidando que se trata de un joven de 24 años y su contratación es un proyecto a seis temporadas.

Si bien en sus primeras temporadas con el Tottenham, a donde llegó con tan sólo 18 años, sufrió con una lesión en el pie y una cirugía en la rodilla, terminó por convertirse en pieza fundamental del equipo en los últimos dos años. Por mucho que Harry Redknapp, su antiguo técnico, asegure que no tiene la fortaleza mental para aguantar la presión en Madrid, el jugador pudo levantarse incluso después de que en Inglaterra se le culpara por las derrotas, pues llegó a tener una racha de 24 partidos seguidos sin conseguir una victoria. Una "maldición", según decían en Londres.

El problema, parece ser, es que esos 91 millones de euros invertidos hace apenas un mes han dado ya más dolores de cabeza que alegrías y no se ve, de momento, que el Real Madrid pueda lograr quitar del camino la piedra llamada Barcelona, pues a las dolencias de Bale hay que añadir problemas todavía más graves con los que el club merengue no ha sabido lidiar: las deficiencias del juego del Real Madrid, que poco convence a la afición y la creciente inconformidad de varios miembros del plantel, empezando por el capitán Iker Casillas.

Hay que añadir también los extraños casos de Xabi Alonso y Raphael Varane, jugadores considerados clave en el equipo pero que no terminan de recuperarse de lesiones que arrastran desde el torneo pasado.

Queda una semana para el partido más importante de aquí a final de año y no se sabe, aún, si Bale llegará a tiempo, por más que el club asegure que trabajan en ponerlo a punto dándole minutos antes del clásico contra Málaga y Juventus.

Una buena actuación contra la Juventus, sin recaídas, ayudaría a disipar el temor y dar esperanzas de cara al derbi, mitigando los problemas todavía más serios del equipo.

De lo contrario, volveremos a marear la perdiz en noviembre: el jugador es demasiado caro, no tuvo pretemporada, tiene la espalda dañada, Florentino se precipitó en contratarlo, fue Ancleotti el culpable por utilizarlo contra Villarreal; no, fue Coleman…

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