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Mónica Puig: "Estoy viviendo mi sueño"

ESPNtenis.com

SAN JUAN -- La lluvia ha cedido, pero las instalaciones del Centro Torrimar, en Guaynabo, siguen inundadas de gritos infantiles. La clínica de tenis ya lleva casi dos horas, y los más de cincuenta niños participantes siguen sin mostrar cansancio.

Mónica Puig tampoco cede. Pelotea con todos en los mini courts montados en la cancha 7. Les enseña, se divierte con ellos, y no da ninguna pelota por perdida. Salta, se agacha, se estira para tratar de devolverlas todas. Y no deja de sonreír. Quizás porque el presente también le sonríe.

Puig llegó a su tierra, Puerto Rico, casi como cierre perfecto de una temporada en la que se convirtió en la mejor tenista latinoamericana en el ranking mundial. La boricua, de 20 años, alcanzó en este 2013 el 44º puesto del WTA Tour (hoy está 55ª), conoció lo que es jugar una segunda semana de Grand Slam (en Wimbledon), y le ganó a la entonces 5 del mundo Sara Errani sobre el césped del All England. Por eso ahora los niños la miran con ojos bien abiertos, le piden autógrafos en sus camisetas y se iluminan cuando se sacan una foto con ella.

"Llevo dos semanas sin jugar tenis. Es la primera vez que dejo de jugar por tanto tiempo. ¿Si extraño hacerlo? Sí y no. He jugado tanto este año que necesitaba un descanso. Pero a mí me fascina el tenis", cuenta Mónica, quien llegó a San Juan hace una semana para cerrar su periodo de cortas vacaciones, pasar tiempo con sus abuelos y primos (los Puig viven en Miami desde hace más de tres lustros), y también para cumplir con compromisos de sponsors y prensa. Conferencia de adidas, nota compartida con otras grandes promesas del deporte boricua y esta clínica de tenis no le impidieron ir a la playa de la exclusiva zona de Condado, compartir misa con Rafael y Astrid (los papás de su mamá) y, como ella dice, "perderme por ahí".

Aunque cada vez es más difícil pasar desapercibida.

"Ahora es cuando la gente empieza a reconocerme más. Me tengo que acostumbrar, pero me gusta, porque significa que estoy haciendo bien mi trabajo. Es un poco más difícil caminar. Igualmente todos me tratan con mucho amor y cariño", explica Puig. Y tiene razón en aquello de hacer bien lo que hace: este año la boricua saltó del puesto 127 al top-50 del ranking femenino. Es identificada por la misma WTA como integrante de una nueva camada de jugadoras que dominarán el circuito en el futuro. Junto a las estadounidenses Sloane Stephens y Madison Keys, la canadiense Eugenie Bouchard y la británica Laura Robson, entre otras, Puig tiene el mundo por delante. Y las armas para conquistarlo.

"Este año lo debo mucho a todo el trabajo que puse en la cancha con mi entrenador", dice Mónica, refiriéndose a la guía de su coach, el belga Alain De Vos. "Trabajamos bien fuerte en cada aspecto. Físico, técnico, táctico, mental. En la pretemporada le vamos a meter duro, y voy a salir adelante".

En 2013 Puig salió adelante tras comenzar con una gran frustración. "La derrota que más me dolió este año fue contra Angelique Kerber (en ese momento 5 del mundo), en la segunda ronda de Brisbane. Estuve adelante en el partido, pero los nervios me afectaron. Estando 5-5 en el tie-break del tercero, tuve un swing volley cómodo y lo fallé. Quería llorar, quería gritar. No lo podía creer. Pero las cosas pasan por una razón. Esa derrota me enseñó a cerrar un partido grande, y eso fue lo que me ayudó en Wimbledon".

En el All England, Puig sometió a Errani con impactante facilidad. Apenas perdió 5 games. Y el empuje emocional, junto a su tenis sumamente agresivo y dominante, la llevó hasta octavos de final. "Contra Sara fue el mejor partido que jugué en mi vida. Lo hice sin miedo. Sabía lo que tenía que hacer, y lo concreté. Cuando gané, no lo podía creer. Había trabajado tan fuerte y había tenido partidos en los que había estado así de cerca de ganar, y los perdía. Pero allí supe cómo poner la experiencia de las derrotas en un plan positivo. Me llené de coraje para ganarlo. Y esa victoria me dio a entender que podía competir contra las 5 mejores del mundo. Yo quiero siempre jugar contra las mejores, quiero enfrentarlas para ver dónde estoy en mi juego, compararme".

En 2014, esa oportunidad se le presentará con mayor frecuencia. Su ranking le permitirá cruzarse con las top. Y deberá ganarles si quiere alcanzar su próximo objetivo. "Quiero ganar mi primer torneo WTA, eso es una meta bien grande", dice Mónica. Para ello viajará esta semana a Lieja, Bélgica, donde hará base con De Vos y sumará horas extras con un biomecánico y un preparador físico que han trabajado previamente con Justine Henin. Será un mes de preparación en el frío europeo, lejos de la calidez de la Florida o Puerto Rico, para luego iniciar la temporada en Oceanía.

"Honestamente, hoy miro para atrás y jamás me imaginé llegar a 44 del mundo tan rápido. Alcanzar la cuarta ronda de Wimbledon. Era un sueño. Y ahora estoy viviendo mi sueño. Es increíble", confiesa Mónica con respecto a la mejor temporada de su corta carrera.

Esa misma alegría que transmite para hablar de su crecimiento tenístico, la comparte cuando cuenta la sensación de ser un espejo para estos niños que la rodean, que quieren ser como ella, y que jamás olvidarán la experiencia de haber peloteado con la nueva campeona de Puerto Rico. "Cuando ellos me miran y me admiran como un héroe, me da mucha alegría. Porque estoy siendo un buen ejemplo. Estoy contenta de ver que el tenis está creciendo en la isla. Es bien especial, porque nunca me imaginé llegar a este punto".

Y lo mejor, para Mónica Puig, recién está por venir.