<
>

Libertadores, Copa del desdén mexicano

LOS ÁNGELES -- Desdeñando la Copa Libertadores, algunos equipos mexicanos siguen esclavizados a su espíritu combativo de ser como los perros de rancho, que sólo a los de casa muerden.

1.- Morelia fue un remedo de lo que fue ante América en la Liga, aunque una genuina réplica de sí mismo, y quedó eliminado en la Libertadores. Y ocurrió ante The Strongest, primer equipo boliviano que salta con vida de esa primera fase de eliminación directa.

2.- Tigres. Esclavizado por la miope y anquilosada "audacia" del Tuca Ferretti, establece que la Libertadores no es de su interés. Vaya, Ferretti se compara con el Cholo Simeone y a la Libertadores con la Champions.
"Si al 'Cholo' le interesa más la Liga que la Champions, a mí me interesa más la Liga que la Libertadores", dijo el Tuca, olvidando, además, dentro de los absurdos reiterados, que Simeone es subcampeón vigente de la Champions. Cuando el Tuca sea subcampeón de la Libertadores, que desdeñe a la Liga.

3.- Atlas. Tomás Boy ha dejado relativamente la moneda flotando en el suspenso. Aquí, es claro, dirige a un equipo que ronda 64 años sin ganar una Liga, y hay muchas tumbas sin cerrarse de aficionados suyos que han prometido no morir hasta que lo vean campeón de nuevo.

Con travesías fascinantes en la Libertadores, desde un Cruz Azul que pierde la Final en penaltis, hasta un Chivas que termina subcampeón ante el Inter de Porto Alegre, el futbol mexicano en los últimos cuatro años ha sido apenas un pusilánime convidado de piedra en la competencia, a excepción acaso de los Xolos de Tijuana, que caen por gol de visitante ante el Mineiro de Ronaldinho, cuando inexplicablemente Duvier Riascos cobra un fiasco de penalti.

Desde 2011, tres clubes mexicanos se han quedado en cuatro ocasiones en la primera fase: Tigres, León y dos veces Morelia. Tres más han muerto en fase de grupos, y León, Santos, Cruz Azul y América, se despidieron en Octavos de Final. Jaguares llegó a Cuartos al igual que Xolos.

Ojo: México es un invitado, pero el desdén de la Libertadores comienza desde la selección de clubes que se mandan a la Copa. Por reglamento, el campeón y subcampeón de los torneos cortos, van a la Concachampions, donde se busca el boleto al Mundial de Clubes, y en el cual, también, los emisarios mexicanos han hecho el ridículo, a excepción del consuelo pobretón de un tercer lugar conseguido por el Monterrey.

Entonces, los segundones del torneo, son enviados a la competencia sudamericana, más obligados que convencidos.

Pero, como invitado y con ese menosprecio desde la designación de los embajadores a la Libertadores, México ya habría podido ser hasta borrado de la lista, habida cuenta pues ese ninguneo hacia el torneo.

Incluso, hasta hace unos años, había histeria por los arbitrajes rapaces que se ensañaban con los clubes, pero, ha sido evidente, recientemente, que ha habido más equilibrio o menos despojos a través de esos saqueos de los jueces.

Ciertamente no hay magníficos incentivos financieros para los clubes, y los equipos mexicanos se quejan de que es un costo irrecuperable, y eso se refleja incluso en sus taquillas como local, y de hecho la hidalguía consiste, estrictamente, en la aventura deportiva de ganar un torneo de relevancia internacional.

Porque en la eventualidad, cada vez más utópica, de que un equipo mexicano ganara esta Copa, no podría ocupar la plaza sudamericana en el Mundial de Clubes.

Y mientras que para los clubes sudamericanos representa un prestigio supremo conquistar la Libertadores, en México no ha logrado penetrar ni en la responsabilidad de los clubes ni en la devoción de la mayoría de los aficionados.

Y aunque puede verse como atenuante que los clubes mexicanos pagan con desdén el mismo desdén de la Conmebol, al final, el desperdicio es evidente, sin soslayar que para la televisora que controla el torneo, la presencia de México, por ratings y patrocinios, especialmente en EEUU, es indispensable.