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Se va una leyenda...

En el marco de una extraña final de Copa, entre un equipo resucitado como las Chivas y otro en urgencia y desesperación como el Puebla, hay otro motivo para apreciar la noche: los últimos instantes en la cancha de uno de los grandes futbolistas de todos los tiempos en México. Cuauhtémoc Blanco dice adiós y con él una gran cantidad de postales, de momentos y de situaciones que llenaron toda una época futbolística en México. Por lo que fue y hasta por lo pudo ser, se va un "grande" de las canchas en México.

LOS ANGELES, CA.- He pasado gran parte de mi carrera periodística respondiendo con una sonrisa - algo cínica, tengo que admitirlo, cada vez que un aficionado me recuerda aquel malogrado momento, en Veracruz, donde por primera y única ocasión en mi vida sufrí una agresión física por parte de un deportista profesional. Para mí, el tema quedó olvidado hace mucho tiempo y ello no es, de ninguna manera, la esencia de lo que pretende ser este comentario, pero me parece válido admitir y advertir que un punto de vista mío sobre su trayectoria podría verse afectada o contaminada.

La realidad es la realidad y nada la puede desvirtuar: uno de los más grandes futbolistas en la historia de México esta diciendo adiós. Este martes por la noche, en el marco de una final de Copa y en medio de una extraña situación, ajena los niveles que ha señalado su carrera, Cuauhtémoc Blanco se despedirá de los campos de futbol.

Separar el drama y cierta amargura en un equipo y en un grupo de futbolistas que está luchando desesperadamente por la salvación y que no parece tener "cara" ni "modos" para disputar el muchas veces menospreciado torneo copero de la trayectoria de uno de los más grandes futbolistas de México parece una tarea complicada, pero debemos hacerlo, debemos lograrlo como un legado para la historia y las futuras generaciones del futbol mexicano.

Cuauhtémoc Blanco ha sido un jugador excepcional. Sus virtudes técnicas y su personalidad están por encima de cualquier duda. En sus días como americanista o vestido con la camiseta de la selección nacional, encontró siempre el modo de otorgarle una profundidad y una dimensión distinta a la cancha de futbol. A partir de ahí, se construyó lo que fue casi una leyenda. Un jugador que siempre, en los momentos donde más se le requería, lograba una cuota de efectividad. Su imagen como futbolista esta ligada a parajes y a escenas de gloria. De eso, no hay ni siquiera una pizca de duda.

Podríamos dedicar un par de párrafos-- quizá más que eso-- para destacar algunos otros hechos irrefutables y polémicos que acompañaron a su carrera en la cancha y fuera de ella, o quizá de lo que terminó desperdiciando, porque está claro que un futbolista con sus características, habilidades y hasta algún tipo de "magia", pudo haber obtenido una trascendencia que va más allá del nivel doméstico del futbol mexicano o pudo haber impulsado a la selección mexicana hacia otros niveles de desarrollo y de triunfo, pero no es el día ni el momento preciso para hacerlo.

La noche de Copa en un estadio que ni siquiera tiene la historia y el sabor futbolístico apropiado, con unas Chivas asombrosamente recuperadas y dispuestas a llevarse el trofeo a Guadalajara, con un Puebla, lamentablemente en estado de urgencia y desesperación, debe ser destinada, mayormente, para decirle adiós a uno de los grandes futbolistas de México.

Habrá un antes y un después de Cuauhtémoc Blanco, porque futbolistas como él no surgen todos los días, porque derrochó clase e inteligencia en el campo de juego, porque fue un "hijo consentido" de un equipo grande y pasional y porque supo poner por delante la personalidad en los momentos donde más se le necesitaba. Adiós, Cuauhtémoc, por lo que fuiste y pudiste ser, el futbol mexicano jamás te olvidará.

@Faitelson_ESPN