<
>

¿Quién quiere ser piloto de carreras?

Getty Images

MÉXICO -- ¿Por qué haría algo que me podría matar? Eso no tiene sentido... ¿o sí?
¿Por qué valdría la pena arriesgar la vida? ¿Dinero? ¿Fama?
¿Por qué buscar controlar lo incontrolable? ¿Hay algo que demostrar? ¿A quién?

No podría dar una respuesta satisfactoria a cada una de esas preguntas. Cada persona podría responder algo diferente y todo valido. Incluso arriesgar la vida por dinero no te hace estrictamente codicioso, piensen en los migrantes ilegales.

Tampoco es objetivo de este breve comentario entender el dolor por el cual pasa la familia Bianchi tras la pérdida de su hijo. No lo entendería por la simple razón de que yo no tengo hijos. No, lo que intentaré ahora es responder esas preguntas desde la honestidad periodística, y para ello hay que responder la siguiente pregunta: ¿Por qué soy periodista deportivo? De automovilismo para ser más preciso.

La respuesta es simple y clara: porque no pude ser piloto...

Desde que comencé a ver carreras de automovilismo, y siendo más exacto la Fórmula Uno, me fije, sí, en el glamour, el dinero, la fama, pero sobre todo -y muy por encima de eso- esa idea romántica de arriesgar la vida intentando ser el más veloz; intentando controlar lo incontrolable.

Decía Esteban Gutiérrez: "Yo me encuentro en una posición privilegiada, porque sé que muchos aquí quisieran estar en mi posición y es por eso que lo daré todo por regresar". No sé -porque no tuve la oportunidad de preguntárselo- si al decir "todo", se refiere también a su vida.

Conociendo la naturaleza del deporte, me atrevería a pensar que sí, y eso -tomar esa decisión- elegir hacer algo que podría matarte, no por dinero, porque muchos pagan por manejar un auto de carreras y eso no es de ahora, es de siempre en el deporte; tampoco por fama, porque si se piensa bien, la fama es una mera consecuencia; y en cuanto a demostrar algo, pienso que de haber tenido la oportunidad, a la única persona que de verdad debería retar, es a mí mismo. En definitiva: decidir arriesgar lo único que verdaderamente importa por mera vocación -'amor al arte'- es de lo más respetable que he podido encontrar en esta vida y Jules Bianchi lo hizo.

No fue campeón del mundo. Tampoco era la súper estrella de la F-1, por lo mismo, no era el mejor pagado. Pero su decisión lo ponía a la par de Lewis Hamilton, Fernando Alonso o Sebastian Vettel. Lo iguala con Michael Schumacher, Juan Manuel Fangio y Ayrton Senna. Porque como ellos, decidió arriesgar su vida haciendo lo que amaba en vida...

Su padre, Phillipe, habló sobre la tortuosa situación familiar y también señaló lo que hubiese sido inaguantable: " Nos dijo que si tuviera un accidente similar al de Michael Schumacher y ya no pudiera volver a pilotar nunca más, sería algo muy duro de aceptar para él. Porque eso era su vida". Afortunadamente para él, para Jules, no tuvo que vivir eso.

El automovilismo es casi tan viejo como el automóvil, y desde entonces, muchos han dado su vida buscando respuestas, o demostrándose a sí mismos de lo que son capaces, o probando hasta donde llegarían por ganar una carrera. Muchos han muerto, quizá vuelva a suceder y nosotros, los aficionados con título de periodistas, estaremos ahí, para intentar contar su historia...