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El perfil ¿oscuro? de Juan Carlos Osorio

LOS ÁNGELES -- Usted, seguramente, leyó Osorio en el encabezado y se arrimó un delantal de carnicero. Y pensó: "otra sesión de descuartizamiento de este asesino en serie y en serio".

Se equivoca usted. Bueno, sólo un poco. Estos días de permanecer relativamente en contacto de nuevo con la selección mexicana, ayudan a conocer más y ¿entender mejor? al técnico.

Quede claro: que él mismo no debe emborucar con retórica o con falsas promesas, el manejo del Tri.

¿"Jugar ofensivo de acuerdo a las virtudes de los jugadores"? ¿"Con la calidad de estos jugadores estamos en condiciones de proponer estilos ofensivos diferentes"? ¿"Compito por el amor a la victoria, no por el temor a la derrota"?

¿Y luego? Formación murciélago. O como dice Chelato Herrera: "¿Es el mismo librito que yo le cuento de todos los técnicos colombianos".

Dicho esto revisemos algunos puntos importantes de la versión oscura o luminosa de Osorio, según sea el caso.

Evidentemente Juan Carlos Osorio es un ente extraño para todos. Para todos dentro y fuera del Tri, excepto claro para su cuerpo técnico.

Cualquier entrenador del medio mexicano que ha llegado y llegará al Tri, es víctima de espionaje. Inevitablemente, las leyendas negras y blancas del personaje, transitan vertiginosamente por el chismorreo entre los jugadores que lo conocen.

Pasa, entonces, tras ese comadreo fértil del futbolista, de ser un desconocido, a ser un reconocido a través de vivencias de otros. Claro, en el chacaleo, termina habiendo dos versiones distintas, y a veces opuestas.

En el caso de Osorio, no hay referencias puntuales en el medio mexicano. Llegó siendo un misterio y de hecho, para los jugadores lo sigue siendo.

Cierto que ese desconcierto él mismo lo genera. En charla con RCN dijo que Chicharito Hernández había jugado el partido completo ante El Salvador, cuando fue relevado. ¿En 72 horas lo olvidó?

Y en esa misma entrevista, dijo que había jugado con tres volantes mixtos ante Honduras: Guardado, Herrera y Layún.

Esto, pese a que en la conferencia de prensa posterior al partido, Osorio aceptó que jugó con dos mixtos (Herrera y Guardado), y Reyes como contención fijo, algo más auténtico, especialmente después de que Layún, por derecha, sigue protagonizando sus partidos más grises en el Tri.

¿Esos olvidos sobre Chicharito y su planteamiento ante Honduras a qué se deben? Quienes lo conocen explican que en la vorágine de información que gusta de almacenar, estas confusiones son recurrentes.

Por estas confusiones, confiesa él mismo aquello de que "por recomendaciones de mi padre, es mejor un lápiz corto que una memoria larga".

¿Es un defecto que necesita un lápiz largo por una memoria corta? Al contrario. Le enaltece la devoción por tomar notas en "La Libreta de Osorio", que por cierto, ya hay un libro sobre este tema puntual y ha salido a la venta.

Grave sería que se encapuchara y encaprichara en memorizar el flujo de 90 minutos de juego. Aunque hay quienes recurren a tabletas como Caixinha, también hay quienes escriben en servilletas usadas. Cada quien mata pulgas a su manera.

Y para reiterar esta aseveración de que no es un problema de memoria, un pasaje de la conferencia de prensa en el Olímpico Metropolitano, tras la victoria 2-0 sobre Honduras, que pinta la sagacidad de Osorio.

Un reportero de un diario deportivo le preguntó sobre la ociosa presencia de Guillermo Ochoa en el Tri, y su ausencia en ambos partidos.

Osorio, con esa peculiar manera de mirar por encima de los anteojos, confrontó al interpelador. "Usted fue el mismo que me preguntó porqué no estaba Giovani. Acabemos esto. No hay nada personal contra ninguno de ellos".

La identificación del reportero sería lógica, si la relación entre entrevistador y entrevistado tuviera numerosos antecedentes. No es así.

Y ese acercamiento lo complica lo prolongado de las ruedas de prensa, no sólo por el número de preguntas, sino por el extenso, extendido, sermoneado y parroquial modo de responder del entrenador. Y en estos coloquios, aplica perfectamente un dicho colombiano: "Es más cansón que novia fea".

Por otro lado, hay un choque cultural e idiomático en la selección. Pocos futbolistas del Tri encuentran sentido pleno al mensaje, y menos aún logran entender los juegos de palabras bromistas del técnico.

Ni a uno le falta gracia, ni a los otros les falta cacumen. Simplemente los jugadores mexicanos están más acostumbrados al cachondeo morboso, alburero, irónico, burlesco, directo, hiriente incluso de los entrenadores formados en México.

Obviamente al interior del Tri se despepitan elogios acerca del entrenador. Caballeroso, trabajador, observador, incisivo, atento, disciplinado, puntual, dedicado y claro, un poco distraído, pero cuenta con un grupo que perfectamente son su soporte.

¿Todo es Luna de Miel? No. Explican, por ejemplo, que el más afectado por las decisiones de Osorio, Miguel Layún, ha mostrado nobleza y disciplina tras un diálogo entre ambos.

Osorio le profundizó los motivos para mantenerlo por derecha. Layún argumentó. Y pactaron aunque el entrenador impuso. El jugador del Porto regresa ahora a su club para jugar como le gusta, y regresará a la selección para jugar como le gusta a otro.

Alex de la Rosa, analista de ESPN, revelaba cómo Osorio escuchó, replanteó, argumentó y reculó antes del juego ante El Salvador. Chicharito y Layún no estaban en la nómina titular. Andrés Guardado como capitán, entonces, habría intercedido por ellos.

Al final, los dos jugaron ante El Salvador y Honduras, aunque, ninguno, con una actuación memorable, vamos, ni para el archivo personal.

Jura y perjura Osorio a RCN que se mantiene al margen del tsunami periodístico mexicano. No es cierto. Recibe un condensado de reacciones y análisis de sus conferencias de prensa, entrevistas y obviamente de los juegos del Tri.

Además, se maneja con algunas contradicciones internas. Inicialmente dijo que estaría fuera de México varios días. Sin embargo, sus asesores vinculados a la FMF le recomendaron que debería estar in situ, y al pendiente de la última fecha del torneo mexicano, y de la Liguilla misma, más allá de que regrese a la actividad en cancha hasta el mes de febrero.

Osorio en tanto, tiene sesiones ya formales para empezar a estudiar a Canadá, con los reportes en video, y con notas de movimientos y de particularidades de jugadores, no sólo de la selección mayor, sino de las juveniles.

Es pues, parte del otro Osorio. El que, insisto desde hace tiempo, irá entendiendo que su labor inmediata, más allá del saldo generoso del arranque de la eliminatoria, será entender claramente al futbolista mexicano.

Y tendrá que entender, además, que para dirigir a la selección mexicana deberá recordar dos dichos muy colombianos:

1.- "Los perros viejos ladran mejor echados".

2.- "Lo que sube como palmera, baja como coco".