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No nos defraudes, América...

No va a ganar el Mundial de Clubes, pero tiene una maravillosa oportunidad de mostrar su nivel como club y los avances del Liga MX y del futbol mexicano. El América debe ser un "equipo limpio" en Japón. Debe contener sus ansiedades, ganarle al equipo chino y obtener el "premio mayor" de la competición para un cuadro del nivel de nuestra área futbolística. Y si llega al juego ante el Barcelona, el América debe mostrar una faceta competitiva, jugar sin miedo, perder el partido y salir del campo con la cabeza erguida.

LOS ANGELES, CA.- Les tengo una mala noticia a todos los americanistas: el América no va a ganar el Mundial de Clubes. Pero al mismo tiempo les tengo un buen mensaje: la oportunidad que tienen en los siguientes días me parece maravillosa. El América tiene prohibido desaprovecharla. Debe jugar con todo lo que tiene, enseñar su nivel como club, los avances de la Liga MX, los del futbol mexicano y de paso, los del futbol del área que representa y tratar de regresar a casa con la cabeza erguida. Con eso será suficiente.

El Mundial de Clubes es una de las grandes aberraciones de la FIFA. No tendría por qué existir, porque equilibrar el nivel futbolístico de cada una de las seis confederaciones que reconoce el organismo es prácticamente imposible. Si en los mundiales las distancias entre selecciones existen, entre equipos, los niveles y los presupuestos se alejan todavía más. La distancia competitiva entre Europa y el resto del mundo es abismal. Los sudamericanos, en sus sueños más profundos, creen que pueden estar en ese nivel. Es una mentira, pero su mentalidad les ayuda para estar un poco más que cerca que un club africano, asiático o de la Concacaf.

No estoy de acuerdo con Jorge Vergara, el dueño de Chivas, en que el América ira a Japón a comerse un "sushi" y volverá pronto para sentarse a comerse unos "tacos". Yo creo que el América entiende la responsabilidad con la que tiene que afrontar el torneo. No ganarlo --porque insisto no lo va a ganar-- no significa que haya fracasado. Debe entender cuál es la misión de un equipo de Concacaf en un Mundial de Clubes y cuál es, también, la tarea de un equipo mexicano en esta clase de eventos.

El América tiene, primero, que tranquilizarse. En la liguilla del futbol mexicano se comportó con un exceso de ansiedad que se reflejaba enseguida en entradas llenas de ímpetu y también de brusquedad. Las tarjetas amarillas y rojas empezaron a abrumarlo y cavaron su tumba ante Pumas en las semifinales. Una buena imagen incluye ser un equipo limpio en el campo de juego. Ignacio Ambriz necesita que sus futbolistas bajen un poco las revoluciones del juego y con ello debe alcanzarles para poder pelear por el triunfo ante el equipo chino Guangzhou Evegrande, que dirige el brasileño Luis Felipe Scolari y que tiene varios futbolistas amazónicos en la alineación, entre ellos la alguna vez promesa del Real Madrid, Manchester City y del Milán, Robinho. El América debe apostar en Japón por un futbol abierto y agresivo: no puede dejar en la banca al goleador Darío Benedetto y debe manejar adecuadamente las posibilidades de Oribe Peralta, Carlos Darwin Quintero y Michael Arroyo. Los tres pueden aportarle el desequilibrio que necesita ante el club chino.

Y si todo sale bien en la madrugada del domingo, el América habrá ganado el 'Premio Mayor' al que puede aspirar un equipo mexicano en el Mundial de Clubes. Jugar ante el Barcelona, con los ojos del mundo encima, con todo para ganar y nada que perder, frente a Messi, a Suárez, a Iniesta, a Busquets y quizá Neymar, frente al mejor equipo de futbol que ha existido en el nuevo siglo, el club que posee un futbol revolucionado, en estilo, en condiciones técnicas, físicas y tácticas. Ahí es donde el América tiene que jugar sin miedo y tratar, en la medida de lo posible, de pelear, de cerrarle los espacios al Barca, de mantener un marcador cercano y de mostrar que el futbol de Liga en México tiene una faceta competitiva. Después de hacer eso, podrá volver a México con la consciencia tranquila.

El Mundial de Clubes no debe verse como una carga. Al contrario, es un regalo, un premio y una oportunidad para mostrar que México existe en el mapa futbolístico. América debe jugarlo sin presión, con responsabilidad, diversión y un nivel competitivo de acuerdo con el futbol, liga e historia, que representa.

@Faitelson_ESPN