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Boy vs. Tuca... ¿verbo mata carita?

Tomás Boy y Ricardo Tuca Ferretti se encontrarán en el cierre del Clausura 2016 de la Liga MX. Getty Images

MIAMI -- Al filo del abismo. Con las cartas aún en sus manos, pero con el destino en manos ajenas... o en pies ajenos. Tahúres pedestres.

Así se confrontan Tuca Ferretti y Tomás Boy. Así, en circunstancias totalmente dramáticas, en busca de lo que parece un simple boleto a Liguilla, un simple pase de cortesía, por la puerta de atrás, por la escalerilla deshonrosa del octavo boleto a la Fiesta del futbol mexicano.

Después de aquel lamentable, fallido remedo de Nureyev, una coreografía del Cascanueces con dos pies izquierdos, celebrando en giros de doncella una victoria, Tomás Boy se juega ante Tigres la redención.

Y debe confrontar el juego el técnico de Cruz Azul sin devaneos festivos de ninfa, sino con la personalidad que se le conoce desde jugador: astuto, bravo, casi pendenciero, líder, que le dio títulos como jugador a Tigres, que le permitió conducir al Tri, y hasta pasajes honrosos -- y deshonrosos -- como técnico de Morelia y Atlas.

Enfrente, más allá de la sagrada vestimenta felina en las memorias de Tomás Boy, aparece un entrenador que acumula deudas. Ricardo Ferretti está por llegar a 47 torneos dirigidos, con sólo cuatro títulos de Liga. El altar de barro se le derrumba.

La memoria de sus leales seguidores, aunque parezca que pecan de deslealtad contra Tigres, pretende evaporar situaciones recientes.

1.- Perder la Final de la peor edición de la Copa Libertadores ante la peor versión de River Plate, a pesar de tener, entonces, al mejor plantel del Continente.

2.- Perder la Final de la Concachampions, cuando en el Juego de Ida le tunde un equipo con ocho bajas.

3.- Y claro, en ese largometraje de cuestionamientos irrefutables, la forma casi mezquina, una felonía, en que se corona ante Pumas, por ese espíritu roedor para jugar de visitante.

Así, así precisamente, encaran Tuca y Boy el escenario de este fin de semana. El que gane, tiene Liguilla, aún con la menesterosa compasión del octavo boleto, otorgado de panzazo y porque hay que completar la lista de ocho.

Boy se jugaría su permanencia en La Noria, pero Ferretti seguramente seguirá en Tigres, especialmente porque hay versiones de que pida lo que necesite, lo que sea, para que su casi inmejorable plantel se convierta, a partir de julio, en Los Galácticos Totonacas de la Concacaf.

Asentábamos que tienen las cartas en sus manos, pero el destino en manos ajenas. Y de ahí se origina planteamientos cruciales.

1.- ¿Cuál de los dos entrenadores será mejor caudillo, será más poderoso mariscal, y mejor Leónidas para este apocalíptico choque?

2.- Ojo: aquí ya no se restringe a la capacidad como estrategas. Ya no se limita a la habilidad de mover peones, y de esperar alfiles de suculenta crueldad para resolver el encuentro. Manos finas y lengua fina.

3.- Este encuentro reclama la mejor arenga, el mejor discurso y la mejor motivación, para que sus jugadores salgan de ese marasmo de confusión gremial, que precisamente los ha llevado a esta encrucijada. A limpiar telarañas.

4.- No hay duda. El plantel de Tigres es más poderoso, más allá de la escualidez mostrada ante los escualos del Veracruz, en un 0-0 horrorizante para una nómina cuya cotización hasta puede pagar la deuda externa de algún país tercermundista.

5.- En cambio, las reumas no mienten. La pomada de árnica no puede ocultar una Máquina avejentada en su plantel, no sólo en cartílagos, sino también neuronal y pasionalmente. El cáncer de los fracasos, heredados y vividos, por 19 años, crean un ADN familiarizado con el fracaso.

6.- Lo grave es que ambos, Boy y Ferretti han degradado a sus soldados. Y en momentos críticos. El técnico de Cruz Azul se ha avergonzado públicamente de la declinante testosterona de su plantel. La derrota es un anti-afrodisiaco.

7.- El Tuca erosiona su jungla. Al decir que él, como jugador, "anotó más de 350 goles", induce a concluir que lo único que necesita Tigres es un Ferretti para momentos críticos. Y tal vez tenga razón. Así le dio un título a Pumas ante América. Pero, sin duda, André Pierre Gignac se lo agradece enormemente.

Visto pues, Boy y Ferretti podrán encontrar en los mejores jeroglíficos bélicos, sugerencias para su estrategia en la cancha, pero deberán antes, y por encima de todo, encontrar las palabras honestas y justas para reconciliarse con sus jugadores, y consumar la correspondencia perfecta de salir a matar y morir.

¿Propuestas? Boy necesita el empate, pero, --ya debería saberlo--, salir en busca de él, sería un acto suicida y de traición a las circunstancias.

¿Ferretti? Sólo la victoria le sirve. Ojo: de los últimos nueve encuentros en el Estadio Azul, los felinos sólo han ganado dos. Pero, cuidado, el Tuca mantiene dominio dirigiendo a Tigres sobre la Máquina.

Hace casi un siglo, el activista estadounidense Ralph Nader dijo que "la función del líder es producir más líderes, no más seguidores".

Ahí, anquilosados de rodillas y todo, queda claro que Tomás Boy tiene más arcilla en Cruz Azul que el barro de Tigres, en manos de Tuca Ferretti.