Tony Gwynn se inscribió en la Universidad de San Diego State en el otoño de 1977 y realmente nunca se fue de allí. Fue seleccionado en el sorteo por los Padres, y Gwynn eligió jugar toda su carrera en San Diego, firmando en ocasiones extensiones de contrato por menos dinero que lo que habría conseguido en otro equipo, una elección que dijo que le causó problemas con líderes de la unión que hubiesen preferido que se fuese al mercado.
Pero Gwynn valoraba la felicidad que sentía al vivir en San Diego y criar a sus hijos allí. Tuvo el mismo casillero en la misma esquina del camerino, conversó con el mismo guardia de seguridad en la puerta del Jack Murphy Stadium y conocía a todos los empleados del terreno por su nombre. Luego de retirarse de las Grandes Ligas, volvió a San Diego State para ser entrenador, y su mejor en su tiempo allí fue un lanzador derecho llamado Stephen Strasburg, con el que habló con respeto y afecto. Él respetaba los esfuerzos de Strasburg por mejorar, y pensaba que Strasburg era un chico maduro, que no estaba realmente interesado en buscar la fama.
Así que si Gwynn hubiese estado vivo en su cumpleaños el lunes, probablemente habría asentido con convicción y en señal de aprobación al conocer que Strasburg había dejado pasar la oportunidad de hacer más dinero como agente libre y en cambio se quedaba en un lugar que conoce y en el que se siente cómodo. A unos meses de tener la oportunidad de llegar a la agencia libre y convertirse en el mejor lanzador disponble en el mercado, Strasburg acordó una extensión de contrato por siete temporadas y $175 millones con los Nacionales.
Los amigos de Strasburg hablan de cómo a él le encanta la estabilidad, y cuando se anuncie oficialmente el acuerdo este martes, él explicará exactamente por qué aceptó la oferta de los Nacionales en vez de esperar para conseguir más dinero. Si Strasburg hubiese jugado de esa forma, guiado por su agente Scott Boras, es posible que hubiese conseguido ofertas de más de $200 millones, a pesar de haber sido sometido a una cirugía Tommy John. Para cualquier equipo de mercado grande que buscara mejorar su rotación en el invierno próximo, Strasburg habría sido la única opción importante.
Pero Strasburg optó por tomar el acuerdo con mucho dinero ahora, en vez de esperar por más dinero. "Es difícil rechazar una oferta como esa en mayo", dijo un evaluador rival.
La eliminación de Strasburg significará que el mejor abridor en el mercado de agentes libres podría ser R.A. Dickey, o quizás Bartolo Colón. Significa que cualquier equipo que quiera mejorar su rotación de forma significativa debe tomar la ruta de la vieja escuela y comenzar a mirar el mercado de cambios.
Y significa que cualquier equipo que tenga en su rotación a un lanzador joven con valor debe por lo menos sopesar la posibilidad de aprovechar las condiciones del mercado y las ofertas en el terreno. Como se menciónó en este mismo espacio hace unas semanas, el resto del mundo del béisbol se pregunta cómo y cuándo Oakland hará disponible en el mercado a Sonny Gray (quien ha tenido un pésimo arranque de temporada, con efectividad de 6.00 luego de ser apaleado por Boston el lunes, como escribe Susan Slusser).
La hambruna por abridores en el mercado podría provocar que los Mets, que están repletos de pitcheo, ponderen la posibilidad de hacer disponible en el mercado Matt Harvey, quien será elegible para la agencia libre luego de la temporada 2018, a ver que consiguen por él a cambio. Parece poco probable que los Marlins se queden con José Fernández más allá del 2018, cuando se puede convertir en agente libre; podría ser inteligente para ellos colocarlo en el mercado en este verano. Los Indios discutieron la posibilidad de intercambiar uno de sus abridores en el pasado invierno, pero no se sintieron motivados por las ofertas recibidas; escuchar ofertas por Danny Salazar podría hacer el mayor de los sentidos en el invierno que viene, porque contrario a Corey Kluber o Carlos Carrasco, él no tiene un contrato a largo plazo y no va a ser elegible para arbitraje hasta la próxima temporada baja. Muchas cosas le han salido mal a los Bravos en el arranque de esta temporada, pero las fuerzas del mercado probablemente hayan fortalecido sus probabilidades de conseguir algo bueno en un cambio por Julio Teherán, quien está amarrado a un contrato que estará vigente hasta el 2019, con una opción de $12 millones para 2020.
En teoría, los Rays tienen un superavit de abridores, especialmente Blake Snell esperando en las menores porque se abra un puesto en la rotación y Alex Cobb trabajando en su regreso de la cirugía Tommy John. (Los problemas del zurdo Matt Moore podrían alterar los planes del equipo).
Rich Hill, que está lanzando bien de nuevo, podría convertirse en una opción interesante para cambios a mediados de la temporada para algún equipo. Juan Nicasio tiene contrato de una temporada con los Piratas, y a medida que Pittsburgh siga integrando algunos de sus mejores lanzadores prospectos en las mayores en las semanas venideras, podrían explorar el valor de Nicasio como ficha de cambio. Los Filis tienen a Jeremy Hellickson. Los Padres están mercadeando a Andrew Cashner, dicen evaluadores rivales.
El nuevo contrato de Strasburg es un recordatorio de cuánto se valora el pitcheo abridor en el béisbol - y lo escaso de dicho material a principios del 2016.
La extensión de Strasburg es asombrosa, pero hace sentido, según escribe Barry Svrluga.