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Osorio y su brújula con Alzheimer

SANTA CRUZ, California -- Rotación. Una palabra que ha saltado del anonimato a la fama, del tedio al misterio.

Rotación. Hoy se ha convertido en una ruleta de petulancias y desengaños para hablar de la alineación de la selección mexicana.

Juan Carlos Osorio ha hecho de la incertidumbre su mejor ataque en el 'Tri'. La rotación parece obedecer a los caprichos. Pero, aclara él mismo, obedece a la incidencia directa de las virtudes del rival con las respuestas disponibles en su equipo para buscar la victoria.

Y en el GPS del técnico del 'Tri' queda claro que está convencido que todos los caminos lo llevarán a Roma, en este caso al MetLife de East Rutherford, el 26 de mayo, en la Final de la Copa América Centenario.

Los adversarios se rompen la cabeza. El Sudoku aburre, y el Cubo de Rubik, se juega en blanco y negro, al lado de la alquimia táctica de Osorio. El 4-3-3 en el ábaco de Osorio se convierte en Teorema de Pitágoras.

1. "Tongue twister (trabalenguas)", dijo Winfred Schäfer, técnico de Jamaica, enarcando las cejas, como si hablara de superchería.

2. "Es imposible saber a quién va a poner (Osorio)", dijo Washington Tabárez con esa ocasional sonrisa de sarcasmo, antes de repartir camisetas en Uruguay.

3. "Son diferentes hombres siempre, pero es una misma forma de juego", dijo Rafael Dudamel, estratega de Venezuela, quien conoce a Osorio de rivalidades en Colombia.

Parecen casi bizarros los afanes de Osorio para inventar un México distinto -aunque algunos estén convencidos que la mona vestida de seda, mona se queda-.

Y esa obsesión contrasta con sus colegas, que se lamentan cuando no pueden establecer un cuadro base y, menos aún, repetir un once por imponderables del destino: lesiones o tarjetas.

En la más reciente conferencia de prensa, más impaciente que nunca, Osorio desveló un nuevo escenario, o permitió que se interpretara así: diplomacia táctica.

"Somos una familia, en la que todos estamos felices porque todos juegan", dijo para explicar su devoción por esa rotación que antes en México sonaba a aburrimiento, imaginando los giros infinitos de La Tierra sobre su propio eje. El hipnotismo por tedio.

Rotación saltaba en el futbol mexicano como una referencia cuando un equipo debía combinar la escualidez de su grupo en dos torneos distintos. Ahora, Osorio juega a Américo Vespucio y a Galileo: induce a la rotación en un fenómeno de traslación.

Ahora, rotar se conjuga en México sólo en tercera persona de la incertidumbre y el azoro, se conjuga en la tercera persona del singular: Osorio rota.

Reporteros colombianos que han seguido la trayectoria de este gitano seleccionador del 'Tri', que vive su octava asignación como director técnico, recuerdan como con Nacional sumó 17 partidos sin repetir alineación.

Hasta en los acreditados a la fuente cruzaban quinielas para tratar de adivinar la formación en turno de Osorio. La vaquita, el fondo, el monto acumulado de esas quinielas creció exponecialmente hasta competir con la deuda externa de Colombia.

Pero Osorio entregaba títulos. Por lo tanto, si el entrenador deseaba improvisar posiciones y hasta apostar desempolvando jugadores que vivían en el cajón de los trebejos, como ahora Cándido Ramírez, nunca nadie le discutió nada. Había adquirido una brújula con Alzheimer... pero que siempre llevaba a la victoria.

Hoy, sus números con el 'Tri' le han puesto una armadura. Cierto, los experimentos, los ensayos, los atrevimientos, los tanteos, las fórmulas y hasta lo que parece absurdo entran en las contemplaciones delirantes de lo que él simplifica como rotación.

A veces hasta parece un acto de sadomasoquismo o de un espeluznante acto esotérico, con la frialdad mezquina de Maquiavelo. "Sufre que te aliviaré de tu dolor", susurraba Hannibal, antes de engullirse en una parrillada a sus víctimas. Osorio saliva de igual manera.

1. Ante Chile, llama a 'Chicharito', entumido de la banca, y hace el gol al minuto 86.

2. Ante Jamaica, saca de entre bostezos al 'Chucky' y al 'Hermoso' y en momentos de soponcio, Lozano y Oribe se suman y consuman ambos la voltereta del drama.

3. Y ante Venezuela reposiciona a Layún liberando a 'Tecatito' Corona en su ingreso y empieza a tejer el túnel ante la zaga llanera.

4. ¿Más? Cándido Ramírez ante Senegal. O Damm y 'Tecatito', cambios asesinos y letales ante Honduras.

Osorio parece regocijarse con la angustia colectiva. Como que alguien debe avisarle que la afición al 'Tri' ha vivido al borde del soponcio y el patatús durante decenios y que ya anhela jornadas festivas y tranquilas, o al menos, con una dosis menor de escalofriantes participaciones.

El entrenador colombiano está convencido que sobre unas cuantas piedras, que él llama "influyentes y no titulares", es capaz de construir su iglesia de resultados: Layún, Márquez, Moreno, Herrera, Guardado y 'Chicharito'. Piedras angulares de su concierto de ideas para el desconcierto colectivo.

Ante Chile, seguramente la formación que ideó ante la misma selección Roja en el amistoso previo a la Copa América Centenario, seguramente modificará sustancial y obligadamente el cuadro que presentó. Ninguna mujer es la misma en dos citas similares.

Evocando a Jardiel Poncela y su frase legendaria de que "el sentido común es el menos común de los sentidos", Osorio encuentra en su particular riña táctica con el sentido común, la forma más común de darle sentido a esta selección mexicana.

Y en tanto, que se infarte la afición en el tsunami de la angustia hasta los minutos finales, y que los medios elucubren fallidamente sobre su alineación, porque mientras él sume puntos en la anarquía de su flujo de ideas, la rotación seguirá siendo un enigma con pasaporte mexicano.