<
>

Que el espíritu olímpico les acompañe...

+ Mexico ha enviado una delegación de 126 atletas para competir ante la mejor clase del deporte mundial, pero lo ha hecho, otra vez, sin el sistema ni las armas adecuadas. Sería injusto exigirle a esos deportistas cuando proceden de un país donde el deporte no está ni cerca de ser una prioridad y donde cada cuatro años nos acordamos de que los milagros y momentos cada día se alejan más del escenario olímpico...

RIO DE JANEIRO -- Las sorpresas existen en la historia de los Juegos Olímpicos y México ha sido parte de ella, pero la alta competencia en el deporte ha provocado que esos triunfos aislados, esos momentos de inspiración cada día desaparezcan más del escenario olímpico.

Llegó el momento favorito de muchos de nosotros: juzgar, atacar y muchas veces destruir la vida de atletas inocentes que hacen un gran esfuerzo por competir en un país donde el deporte no es ni ha sido nunca una prioridad. A partir de las horas que siguen, aquí en Río, mediremos las fuerzas de una nación --lo correcto sería hacerlo del "deporte de una nación"-- ante las grandes potencias económicas y políticas del mundo que tienen un sistema deportivo adecuado para poder competir a toda cabalidad en la competencia más ecuménica de la humanidad.

Son 126 atletas, que tras la bandera mexicana desfilarán esta noche en el Estadio Maracaná, convertido en un santuario olímpico e intentando enviar mensajes de paz y unión a través del deporte en un mundo cada vez más violento y convulsionado. Las estimaciones de las autoridades deportivas mexicanas (Conade y COM) establecen, como siempre, una postura positiva y triunfal: de cinco a siete medallas. La realidad establece que de los 126 atletas que México ha enviado a Río, 21 se encuentran dentro de los ocho primeros del mundo en su respectivo ranking y 38 entre los primeros 16. Los nombres propios de esta delegación se refieren a atletas con gran experiencia como y ya medallistas olímpicas como la clavadista Paola Espinosa (compite en sus cuartos JO), la taekwondoín María del Rosario Espinosa y la tiradora con arco Aida Román. Las tres mujeres en disciplinas donde México ha trabajado con propiedad en los últimos años, a diferencia de deportes donde tradicionalmente se obtenían resultados y que perdieron la brújula y el sentido como el boxeo, el atletismo y la caminata.

Hay algunos otros atletas que debemos considerar competitivos (los clavadistas Rommel Pacheco, Germán Sánchez, Alejandra Orozco e Ivan Garcia, la marchista Guadalupe González, el triatleta Crisanto Grajales, el boxeador Joselito Velázquez y la taekwondoín Itzel Manjarrez.

"Seguimos siendo un deporte de esfuerzos individuales" me confiesa la ex campeona mundial y olímpica de los 400 metros y hoy senadora Ana Gabriela Guevara. "Mientras eso no cambie, no cambiarán nuestras expectativas de cada cuatro años".

Como país y en temas mucho más prioritarios que el deporte, México ha sufrido muchas transformaciones en los últimos tiempos. Reformas en educación, en economía, en seguridad, en salud, pero la reforma deportiva no ha llegado. No llegó ni siquiera a partir de la muerte de Mario Vázquez Raña, quien se erigió como el gran cacique del deporte en México por casi medio siglo, no surgió a partir del arribo de una democracia, de una alternancia política. Los gobiernos siguen utilizando al deporte a su capricho, cuando les conviene, cuando lo necesitan y la iniciativa privada acude al deporte cada vez que hay un negocio de por medio y cuando es demasiado tarde para controlar el proceso. En ese vicio estamos involucrados y atorados todos, mientras 126 inocentes saldrán a desfilar y a tratar competir, a partir de esta noche, sin "las armas" necesarias y basados, la mayor parte, en esfuerzos individuales, momentos de inspiración y de magia. "Pobres" de ellos y que el espíritu y los sueños olímpicos les acompañen y les guarde.

@Faitelson_ESPN