SEATTLE - En ocasiones, el prestigio en los camerinos de Grandes Ligas se representa mediante propiedades de bienes raíces. En el camerino local del Safeco Field, el camerino de tres puertas de Robinson Canó está localizado en la codiciada esquina del cuarto. Lo amplio de su espacio denota su lugar como líder de los Marineros de Seattle.
Canó se encuentra ahora en una etapa diferente de su carrera que cuando estaba en el Bronx. Aunque fue un cinco veces Todos Estrellas con los Yankees, en raras ocasiones era señalado como uno de los protagonistas o como la estrella indiscutible del equipo. Incluso en lo que él mismo describe como su mejor momento en uniforme de los Yankees - la temporada de campeonato de 2009 - él fue meramente alguien más en ese equipo luego de Alex Rodríguez y sus cuadrangulares para ganar partidos, CC Sabathia dominando en el montículo y el Nucleo de Cuatro capturando su quinto anillo.
En una esquina del viejo camerino de los Yankees en 2009, Derek Jeter tenía sus dos casilleros. En otro, A-Rod era dueño de dos espacios. Canó solo tenía uno.
"Allí, yo solo era uno más", dijo Canó, con su tradicional sonrisa grande y brillante. Sin embargo, a pesar de cumplir 34 años en octubre próximo, él luce un poco mayor más de cerca.
Con los Yankees, Canó realmente nunca fue "otro chico", pero tampoco fue realmente el chico. Ese honor - o en algunos casos, deshonor - siempre recayó sobre Jeter, el capitán de los Yankees, o sobre Rodríguez, el pararrayos de los Yankees.
Mientras los Yankees de 2016 andan en modo de reconstrucción con el caliente Gary Sánchez portando el viejo No. 24 de Canó, el intermedista dominicano sigue intentando encontrar su camino hacia octubre desde el frente del campo de batalla. Luego de luchar contra una hernia en 2015, Canó ha vuelto a ser un Todos Estrellas.
Aparte de haber conectado 28 jonrones, sigue siendo tan fluido como siempre en la intermedia. Su viejo manager, Joe Girardi, se maravilló mientras hacía un reporte del pitcheo de Seattle cuando un clásico Canó se detuvo en el medio del terreno para aparar un batazo. Por años, Canó flotaría detrás de la segunda base y entonces lanzaría de forma casual hacia la primera base, o cuando era necesario, demostraba su potente brazo.
En estos días, el hombre de $240 millones está haciendo más que simplemente jugando un béisbol por encima del promedio. Él está aprovechando las lecciones que aprendió en el Bronx y las está pasando a lo largo y ancho del camerino de los Marineros.
"Yo aprendí muchas cosas buenas allá, y quiero pasarlas a estos chicos aquí", dijo Canó.
Para usar una de las frases favoritas de A-Rod, Canó es ahora "el hermano mayor", utilizando la experiencia que ganó junto a Jeter y Rodríguez para tratar de acabar la sequía de playoffs más extensa en el béisbol, que ya anda por los 15 años. Los Marineros llegaron por última vez en 2001, la temporada después que Rodríguez se fue de la organización gracias a su contrato de $252 millones en Texas.
El martes, Canó y los Marineros seguirán intentando reducir las escasas probabilidades de los Yankees de llegar a la postemporada y alimentar las suyas. El lunes, incluso a pesar de Gary Sánchez conectó dos jonrones, los Marineros vencieron a los Yankees 7-5, empujando a Nueva York (63-61) a cinco juegos de distancia del comodín. Seattle (67-57) está a un juego.
Aunque la atmósfera alrededor de los Marineros es totalmente contraria a la de los Yankees, con música retumbando en el camerino y Canó utilizando su gorra al revés durante los calentamientos, Canó siempre está susurrando pequeñas gotas del saber que obtuvo durante su tiempo en el uniforme a rayas en octubre.
"Cuando él habla, todo el mundo escucha", dijo el primera base de los Marineros Adam Lind.
Canó, al igual que lo hizo A-Rod con él, ofrece guía y consejo a los jugadores jóvenes. Le está enseñando a su compañero de dobles matanzas, el torpedero de 22 años Ketel Marte, cómo comportarse como un profesional, de acuerdo al gerente de los Marineros Jerry Dipoto.
El domingo en la noche, Canó incluyó al relevista cubano de 27 años Ariel Miranda y al cerrador puertorriqueño de 22 años Edwin Díaz en una cena en un restaurante cercano junto con Dellin Betances, Sabathia y Ron Berkowitz, el publicista de Canó y Sabathia en Roc Nation.
De Jeter, Canó aprendió a ser el mismo tipo todos los días, sin importar lo mal o lo bien que lucieras en el plato o en el terreno. Esa consistencia sobresale a lo largo de la temporada.
"Para mí, lo más grande con Robinson es entender la longitud de una temporada de 162 partidos y cómo opera la misma", dijo Dipoto.
Mientras estuvo en el Bronx, hubo un lamento constante de que Canó no siempre corría duro hacia la primera base, pero tras bastidores nadie cuestionaba su ética de trabajo antes de los partidos. Como un Yankee, él siempre tomaba prácticas adicionales de bateop, perfeccionando su swing cinco horas antes del primer lanzamiento con un ejercicio en el que se colocaba una red al frente del plato, forzándolo a halar la pelota.
En el Año 3 en Seattle, finalmente ha logrado recuperar su toque de jonronero en el Safeco. Sus 28 vuelacercas esta temporada se acercan a los 35 que logró de forma combinada en sus primeros dos años como Marinero.
"Lo primero que aprendí de Jeter es siempre ser el mismo sin importar si lo haces bien o lo haces mal. Simplemente jugar duro cada día y no dar nada por sentado." Robinson Canó
Desde el primer día de los entrenamientos primaverales, Canó le ha hecho la vida más fácil al manager novato de los Marineros, Scott Servais. Servais se reunió con Canó, Nelson Cruz y Félix Hernández -- los tres líderes de los Marineros - para decirles que este era "su equipo".
"Yo les dije, 'yo necesito el apoyo de ustedes'", dijo Servais.
Servais quería crear una atmósfera "tipo football", la que admite que podía incomodar a los jugadores veteranos. Pero en vez de que Canó comenzara a virar sus ojos, él brincó hacia Servais para "comenzar a conocerlo" en las reuniones de los entrenamientos primaverales.
Cada día, los Marineros entrevistarían a dos o tres jugadores al frente de todo el equipo, y Canó estaría con todos ellos, abrazando y fomentando la camaradería.
"Siempre estaré en deuda con él por esto", dijo Servais. "Para él, Cruzy y Félix y ese grupo y por haberme dado la oportunidad".
Durante varias reuniones sobre situaciones de juego, Canó haría que su voz se escuche - con el apoyo de Servais - sobre cómo manejar jugadas defensivas y alineamientos.
"Cuando tienes jugadores veteranos con calidad de estrella y ellos abrazan al nuevo líder, el nuevo manager y los jugadores más jóvenes que no tienen el mismo estatus ven esto, eso hace una gran diferencia", dijo Dipoto.
La transición de Canó a ser un líder no comenzó este año. Cuando Cruz tuvo problemas en su primera semana como un Marinero en 2015, bateó .208 en sus primeros seis juegos, y entonces Canó se sentó junto a él.
"Él estuvo allí para darme apoyo", dijo Cruz.
Cruz dijo que cuando un jugador joven tiene problemas, Canó le echa una mirada desde su casillero cercano y dice: "Vamos a hablar con este chico. Vamos a ayudarlo".
Canó es el centro de atención en Seattle. En muchos aspectos, él es una especie de combinación de Jeter y Rodríguez para los Marineros. Al igual que Jeter, la organización de los Marineros, desde la oficina central a los jugadores, mira a Canó como una fuente de consistencia por su esfuerzo.
"Lo primero que aprendí de Jeter es siempre ser el mismo sin importar si lo haces bien o lo haces mal", dijo Canó. "Simplemente jugar duro cada día y no dar nada por sentado".
Al igual que A-Rod, Canó tiene un gran talento y un gran contrato, pero también tiene el deseo de trabajar duro cada día.
"La cosa más grande con Alex fue trabajar duro cada día y mantenerte en forma", dijo Canó.
Esos son los pequeños mensajes ganadores que Canó le da a sus compañeros. Resulta ser que puedes sacar a Canó del Bronx, pero no puedes sacarle el Bronx a Canó.