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El Piojo a doble cacería: Chivas y los 16 del Ódienlo Más

LOS ÁNGELES -- Para él, nada ha cambiado, aunque todo ha cambiado. Miguel Herrera regresa a El Nido de Coapa.

Su primera irrupción en El Nido fue satanizada, colectiva y comunitariamente. ¿El Piojo dirigiendo a las Águilas del América? La Catedral del Odio del futbol mexicano estaba en llamas, y el bombero emergente quería apagarla a soplidos.

Un técnico que nunca había ganado nada. Y que cargaba cadáveres de descendidos. Cierto, se había quedado en la antesala con Atlante y Monterrey, martirizado por atrocidades arbitrales. Pero, ¿El Piojo al América?

Y Miguel Herrera llegó con un contrato por tres meses. Como si fuera un internado. Como si fuera una beca al fracaso. Hasta en Tepito ofrecen más en sus ofertas.

Y cuando dio la lista de refuerzos. ¡Esa lista de refuerzos! ¡Cuánta codicia! Herrera tenía presupuesto para lujos de la Quinta Avenida, y se había ido por baratijas al Tianguis de La Bondojito.

Citemos dos nombres que se fueron sumando dos torneos después: Miguel Layún, hasta entonces el escarnio favorito en las redes sociales. Y Rubens Sambueza, un tipo en conflicto hasta con su sombra. Y un Maza Rodríguez a un retiro productivo.

Así, de recoger presuntas piltrafas del desagüe de desechos tóxicos, Herrera armó su equipo, y hasta soportó después la imposición del venezolano Vizcarrondo por parte de Ricardo Peláez.

Bajo esas condiciones, Miguel Herrera resucitó al América. Lo colocó en Liguillas y le llenó el Azteca. El Piojo pasó de ser el Ódiame Más del propio americanismo, a la insignia del nuevo Ódiame Más.

Campeón, subcampeón, el Tri, el Mundial, Copa Oro, y Filadelfia, el aeropuerto donde le salió lo Macho Alfa, zarandeó a un comentarista y le echaron de la selección mexicana, cuando parecía se presentaba un generoso panorama para la selección. Miguel fue el piojoso que arruinó a Herrera, ese día.

Por todo eso, reitero: para Miguel Herrera nada ha cambiado, aunque todo ha cambiado...

Las obligaciones están ahí: ganar Clásicos, clasificar a Liguilla y ser campeón. Y puede agregarse otro: debe ser, inequívocamente, superior a Chivas en esa batalla de 17 fechas.

No lo acepta públicamente, pero El Piojo sabe que debe jugar dos torneos paralelos: uno, en la carrera parejera contra Chivas, y otro en la carrera parejera contra los otros 16 acólitos de la Secta Ódiame Todavía Más.

Y por eso, se lo subrayo, para este tormentoso matrimonio entre Herrera y el América, nada ha cambiado... porque todo ha cambiado.

Sin duda, este plantel armado por el ausente Ricardo Peláez, es más sólido, más prometedor, más ganador, que el que conformó en su primera aventura en El Nido.

En aquel América había sólo un seleccionado nacional respetable: Chucho Benítez (QEPD) y acaso el ya decadente Aquivaldo Mosquera. El resto, del ropavejero. ¿Medina, Valenzuela, Cárdenas, Vuoso, Corral, Molina, Hobbit?

Lo único generoso que encontró fue que Raúl Jiménez y Diego Reyes habían recibido el empujoncito de Alfredo Tena antes de ser despedido.

Pero, esta vez, todos sus integrantes han ganado títulos nacionales o internacionales, y la mayoría son seleccionados nacionales, y varios de ellos mundialistas o ganadores de torneos regionales de América.

Aquel el primer América de El Piojo, estaba chimuelo, este tiene dentadura de oro, más allá de las excusas engendradas en el complejo de persecución de Ricardo Antonio LaVolpe. ¿?

Y en el mercado de esclavos del Draft de Futbolistas que alcahuetea Decio de María, el renacido de Coapa va por más, y más allá de los nombres de Jefferson Montero y Guido Rodríguez.

Por eso, aunque las exigencias se mantienen igual, Herrera cuenta con un plantel que debe marcar desigualdad en la Liga MX.

Antes a El Piojo le dieron unas águilas calvas, desplumadas, gorupientas. Hoy, a este Piojo le dieron un águila con plumaje real.

Llega Herrera avalando su capacidad, al mantener a un equipo de medio pelo, en todos sentidos, como Xolos, al frente de dos competencias. ¿Fracasó en la Liguilla? Era un plantel que rebasó sus verdaderas expectativas. No todos los perros tienen ADN de pitbulls, algunos son más parientes de los chihuahueños.

Con armas muy nobles, Miguel Herrera está listo para la doble cacería: Chivas y las zaleas de los otros 16 Ódiame Más.