Los Gigantes de San Francisco Giants jugaron tal y como lo indica el libreto escrito por su gerencia en la noche del lunes. Chris Stratton, quien se establece rápidamente como fuerza confiable dentro de la rotación, lanzó bien contra los Nacionales. Igualmente, el poder hizo acto de presencia, en esta ocasión gracias a Mac Williamson, quien chocó la pelota para llevarla a un sitio casi inalcanzable para los bateadores diestros en el AT&T Park.
Sin embargo, si no se producen muchos días buenos para los Gigantes antes de la fecha límite de cambios del 31 de julio (y si caen fuera de contención dentro de la División Oeste de la Liga Nacional), entonces el equipo debe hacer todo lo que esté en su poder para evitar caer en el abismo en el cual se hundieron los Filis de Filadelfia en temporadas recientes. Si los Gigantes confrontan dificultades en el próximo par de meses, deberían colocar a su leyenda de octubre Madison Bumgarner en el mercado de canjes.
Un evaluador rival charló sobre los Gigantes a principios de mes, discutiendo con respecto a la acumulación de jugadores que podrían encontrarse en la fase de declive de sus respectivas carreras. "Tienen que reiniciar y comenzar a pasar la página, pero no cuentan con muchas formas de hacerlo", indicó.
Pues, no las tienen. Si los Gigantes pasaran a ser vendedores, no conseguirán mucho a cambio de Andrew McCutchen, cuando le quedan pocos meses antes de convertirse en agente libre. El inicialista Brandon Belt acaba de cumplir 30 años recientemente y se le deben aproximadamente $65 millones hasta la temporada 2021. Entonces, como consecuencia de la saturación del mercado en cuanto a inicialistas, no tiene valor para formar parte de un pacto. Igualmente, San Francisco le debe al antesalista Evan Longoria, de 32 años, $60 millones. Incluso, si San Francisco ha pensado en canjearle, prácticamente no aportaría valor para servir como carnada de cambio.
El campocorto Brandon Crawford podría aportar algo a cambio en un potencial pacto, pero se le deben cerca de $55 millones hasta 2021 y es prácticamente un producto muy especializado dentro de un mercado limitado, debido a los activos con los que ya cuentan otros contendores en su posición: los Astros tienen a Carlos Correa, los Angelinos disponen de Andrelton Simmons, los Yankees cuentan con Didi Gregorius, los Medias Rojas, con Xander Bogaerts; los Cardenales acaban de firmar a Paul DeJong a un pacto a largo plazo; los Mets tienen a Amed Rosario; los Nacionales, a Trea Turner y los Dodgers a Corey Seager (y ciertamente los Dodgers y Gigantes no considerarán seriamente hacer un cambio).
La idea que permanece firme dentro del resto de los equipos es que los Gigantes jamás negociarán a su estelar receptor Buster Posey, porque es un pelotero que representa un legado dentro de la franquicia y su contrato a largo plazo podría concluir con el fin de su carrera. Johnny Cueto y Jeff Samardzija no aportarían mucho a cambio en una tentativa negociación, debido a los altos montos que se les deben.
Pero. ¿y Madison Bumgarner? ¿El Paul Bunyan de la postemporada? ¿El hombre que lanzó el doble de entradas de cualquier otro pitcher en aquel octubre en el cual los Gigantes ganaron por última vez la Serie Mundial?
El zurdo se convertiría en el objetivo más cotizado del béisbol a la hora de plantear cambios (quizás sería una de las piezas más ansiadas en el mercado veraniego en la historia del béisbol) si los Gigantes deciden hacerlo disponible, y probablemente traería a cambio por lo menos dos prospectos de alto nivel a una organización que no cuenta con amplitud de talentos en Ligas Menores. "Posiblemente, dos chicos de primer nivel y otros dos de segunda categoría", dice un evaluador. "Quiero decir, si algún equipo decide negociar para hacerse con los servicios de Bumgarner, es porque quiere (moverse a fin de) ganar la Serie Mundial".
Claro. Porque Bumgarner es experto en ganar en postemporadas. En 16 apariciones en octubre, tiene efectividad de 2.11, con los Gigantes ganando todos los compromisos en los cuales se ha puesto en la lomita, con la excepción de tres.
El verano pasado, la industria del béisbol mostró alto interés en Justin Verlander, pero la capacidad que tenían los Tigres para hacerlo atractivo a los ojos del mercado se complicó debido a todo lo que estaba atado a él: la cláusula de veto a cambios de la que dispone el diestro, los $56 millones a pagarle entre 2019 y 2020 y su edad de 35 años.
Bumgarner cumplirá 29 años el día posterior a la fecha límite para hacer cambios. Antes de que sufriera esa extraña lesión en su dedo meñique con un batazo de línea a finales de los entrenamientos primaverales, los miembros del cuerpo de lanzadores de los Gigantes indicaban que Bumgarner estaba lanzando tan bien o mejor de lo que siempre ha mostrado, con su velocidad rozando las 94 millas por hora. No posee ninguna prerrogativa para vetar cambios dentro de los términos del contrato que firmó siendo muy joven. Bumgarner ganará $12 millones este año, y los Gigantes tienen una opción del equipo para 2019 por $12 millones, la cual lo convierte en pieza de increíble valor.
Se podría argumentar, de forma muy razonable, que los Gigantes deberían hacer todo lo que puedan a fin de atar a Bumgarner mediante una extensión contractual durante este verano para luego construir un futuro inmediato con él y Stratton como bases fundamentales, mientras se reconstruye al sistema de granjas. Ambos abridores podrían servir como vehículo que ayude a la transición de los Gigantes para avanzar más allá del núcleo de los años en los cuales fueron campeones entre 2010 y 2014.
Sin embargo, si los Gigantes deciden ir por esa ruta, podrían entonces caer en la misma trampa ante la cual sucumbieron los Filis, cuando la generación campeona conformada por Ryan Howard, Chase Utley y Jimmy Rollins comenzó a envejecer y, por ende, a decaer en desempeño. Al esperar demasiado tiempo para remozar su roster, los Filis se condenaron a sufrir una sequía competitiva que lleva ya casi la misma cantidad de tiempo que sus años de gloria. Los Filis no han tenido una temporada ganadora desde 2011 y durante las tres campañas anteriores, sumaron 63, 71 y 67 victorias. Este año, Filadelfia ha logrado revertir esa tendencia.
Si los Gigantes hacen un canje y despachan a Bumgarner este verano o el próximo invierno, evitarán también lidiar con el dilema y los riesgos inherentes a pagarle a un lanzador durante el ocaso de su carrera. Bumgarner podría exigir, de forma razonable, un pacto por siete temporadas y $245 millones, considerando su hoja de vida y los contratos firmados por Clayton Kershaw, Zack Greinke y otros pitchers. Ocasionalmente, esos mega contratos para un abridor de élite con edad cercana a los 30 años pueden funcionar (como ha sido el caso de los Nacionales y Max Scherzer). Pero en su mayoría, no es así. Si los Gigantes deciden invertir grandes sumas de dinero en una extensión a Bumgarner, deberán entonces asumir el riesgo sin aprovechar el valor que éste podría atraer en el mercado de cambios. Los Gigantes, una de las organizaciones más acaudaladas del béisbol, podrían aspirar a hacer lo mismo que los Yankees lograron con Aroldis Chapman: negociarlo a cambio de prospectos y luego repescarlo cuando se convierta en agente libre.
Los Gigantes en su versión 2018 podrían terminar siendo mejor de lo que han mostrado en este comienzo de temporada y eso podría cambiar todo el contexto alrededor de Bumgarner. Pero si no logran hacerlo, entonces San Francisco haría bien en pensar con respecto a cómo sería su equipo en 2021 y 2022. Para ese momento, ese equipo parece requerir de muchísima ayuda y los Gigantes podrían conseguirla si están dispuestos a escuchar ofertas a cambio de un pitcher deseable para cualquier contendor por el título.