El peor error que puede cometerse en el deporte es dar las cosas por sentadas de antemano, pues una cosa dice el papel y otra dicta la realidad sobre el terreno.
El 31 de julio, los Houston Astros parecían uno de los equipos más compactos de toda la historia para encarar la postemporada, tras la adquisición de los derechos Zack Greinke y Aaron Sánchez, que redondearían una rotación que ya contaba con Justin Verlander, Gerrit Cole y Wade Miley.
El versátil cubano Aledmys Díaz se había reincorporado de la lista de inhabilitados y también llegó vía canje el cátcher puertorriqueño Martín Maldonado, para darle mayor profundidad a un roster blindado desde el primero al noveno bateadores.
Pero a poco más de dos semanas para el inicio de los playoffs, aquel conjunto monolítico ha comenzado a mostrar fisuras, principalmente por el peor enemigo que pueda tener: las lesiones.
El campocorto boricua Carlos Correa no juega desde hace casi un mes por problemas en la espalda y por segunda vez en la campaña está en la lista de lesionados.
El cubano Yuli Gurriel, aunque no ha ido a la lista, no juega desde hace una semana por dolencias en el tendón de la corva izquierda, que le dificulta correr.
Aaron Sánchez, quien debutó con un no hitter combinado con otros tres lanzadores el 3 de agosto tras su llegada desde los Toronto Blue Jays, terminó ya la campaña, tras someterse a una operación en el hombro derecho y Brad Peacock, quien puede desempeñarse como abridor o relevista, no estará de regreso hasta la última semana del calendario regular.
Y el zurdo Miley, cuarto abridor detrás de Verlander, Cole y Greinke, de repente se ha convertido en el peor pitcher de todas las Grandes Ligas en lo que va de septiembre.
En dos aperturas este mes apenas ha conseguido sacar un out y ha sido castigado brutalmente con 12 carreras limpias e igual cantidad de imparables, lo que le da un promedio de efectividad de 324.00 anotaciones inmaculadas por cada nueve entradas.
Algo anda mal con Miley, pues cuando un serpentinero efectivo se convierte de repente en un pitcher de prácticas es muchas veces antesala del anuncio de una lesión.
Es cierto que ningún equipo de los que avanzará a los playoffs cuenta con un trío de iniciadores como el que integran Verlander (18-5, 2.52), Cole (16-5, 2.73) y Greinke (15-5, 2.99), pero para la postemporada se necesitan cuatro y ahora mismo, ninguno de los hombres con que cuenta el manager A.J. Hinch se ve con la capacidad de encarar el reto.
Arriesgarse a tirar la postemporada con tres, por muy capacitados que sean, no deja de ser peligroso.
Someterlos a un trabajo excesivo sin los días de descanso habituales podría pasar factura en la medida que avanza la postemporada.
Por cierto, tanto Greinke, como Cole, tienen récords negativos en victorias y derrotas en playoffs, con efectividades por encima de sus promedios de por vida.
Greinke tiene 11 salidas en playoffs con los Milwaukee Brewers, Los Angeles Dodgers y los Arizona Diamondbacks, con tres victorias, cuatro derrotas y promedio de limpias de 4.03, con nueve jonrones permitidos y 15 bases por bolas en 67 episodios.
Cole ha lanzado en cinco encuentros de playoffs con los Pittsburgh Pirates y Houston, con balance de 2-3 y efectividad de 3.72.
En el caso de Verlander, si bien en postemporada exhibe 13-7 y 3.19, tiene una asignatura pendiente en Series Mundiales, con cuatro derrotas sin victorias en cinco aperturas y pésima efectividad de 5.67.
Aun así, los Astros son grandes, grandísimos favoritos para avanzar al Clásico de Octubre por la Liga Americana, pero en el béisbol nada está escrito en piedra.