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Monterrey: cuando los muertos se pasan de vivos

LOS ÁNGELES -- ¿Cinismo? ¿Resiliencia? ¿Contrición? ¿Arrepentimiento? Como sea, por lo que sea, Monterrey es finalista. Elimina a uno de los regocijos del torneo, Necaxa.

Cuando los muertos están tan muertos, los intimida más la resurrección que la muerte. Y así ocurrió con Rayados. Estaban tan muertos que se han pasado de vivos en esta Liguilla.

Monterrey revolcándose en el foso del fracaso, y llega otro en las mismas condiciones desastrosas: Antonio Mohamed, vapuleado, vilipendiado, incriminado desde España hasta Argentina. Y la mezcla hizo explosión.

El Turco conocía a sus huestes. Se habían odiado y se habían amado en el pasado. Sus crisis personales los llevó a perdonarse, a consolarse y a reconciliarse. Ambas partes se dieron una segunda oportunidad.

Desde las profundidades de la tabla, empezaron a trepar. Tenían, por entonces, más fé que esperanzas. Mohamed les refrescó la memoria sobre el futbol, tras la amnesia perniciosa con Diego Alonso.

Y se dieron todas las circunstancias. Sobre todo esa, la resiliencia, la capacidad casi animal de lo más animal del hombre: sublevarse ante la adversidad, la amenaza, la sentencia.

Y Mohamed guió a su ejército. Por cierto, el ejército más caro del futbol de casi toda América. Irónico, porque ese prestigio, en la cancha se volvía desprestigio.

Eran millonarios sin alcurnia. Oligarcas con futbol de menesterosos. Hasta que llegó el Turco, con resultados menesterosos y su facha de oligarca.

La fusión fue bullendo en forma lenta. Se fue sublimando. Se fue expandiendo. De manera espectacular. Por eso, porque los muertos, mientras más muertes, se intimidan más por la resurrección por la muerte.

Y bajaron de su nicho untuoso de líder general a los Santos, y fue el primer aviso. Ahora, este sábado por la noche, montan un pararrayos en el Estadio Victoria de Aguascalientes y convierten en chispas a los Rayos del Necaxa.

En la Vuelta ante Rayos, Monterrey no fue brillante, ni exquisito, ni espectacular, ni generoso, ni excitante. Pero, jugó bajo la otra versión de Mohamed: detener, contener, retener y tratar de sorprender.

Necaxa aún no entenderá en qué se equivocó, porque la realidad es que Rayados no se equivocó, y cuando lo hizo, los postes traicioneros jugaron a favor del visitante.

Monterrey se toma un respiro. Igual que hace dos meses, nadie esperaba de él. Y así va al Mundial de Clubes, con todo que ganar y nada que perder. Si ya saben que la resurrección es opción de la muerte.

Y después, con el trasiego, el jet lag y su descompensación, sólo tienen algo en mente, ser campeones de Liga MX, y el peregrinaje inoportuno por Catar, sólo es una trampa en su camino.

Pero, la resiliencia, el cinismo, el arrepentimiento, se fortalecen ante esas condiciones agrestes extremas. Insisto, detrás de la muerte sólo se entroniza la resurrección.

Y deben agradecer incluso a Diego Alonso. Sí, especialmente a él. Hizo las cosas tan mal que fue necesario traer al Turco para refaccionar los daños del terco.