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Una probable Serie Mundial entre White Sox y Reds, 101 años después

En 1919, los Chicago White Sox protagonizaron el mayor escándalo que haya sacudido el béisbol de las Grandes Ligas en toda su historia, cuando ocho de sus jugadores vendieron la Serie Mundial a los apostadores.

Joe "Shoeless" Jackson, Ed Cicotte, Oscar "Happy" Flesch, Claude "Lefty" Williams, Arnold "Chick" Gandil, Fred McMullin, George "Buck" Weaver y Charles Risberg se confabularon para dejarse ganar en el clásico de octubre por los Cincinnati Reds, lo que les valió, después de una larga investigación y consiguiente juicio, la suspensión de por vida, y el nefasto apodo de los "Black Sox".

Un noveno jugador que no formaba parte del complot, pero sabía de su existencia, también fue vetado para siempre.

Joe Gedeon era el segunda base de los desaparecidos St. Louis Browns y al saber de los arreglos, hizo apuestas en contra de Chicago.

Por los siguientes 100 años, los Medias Blancas llegaron solamente dos veces más a la Serie Mundial, en 1959 y 2005.

La primera la perdieron 4-2 ante Los Angeles Dodgers, que un año antes se habían mudado desde Brooklyn a California.

La segunda la ganaron por barrida sobre los Houston Astros, de la mano del manager venezolano Ozzie Guillén.

Por su parte, los Rojos jugaron desde entonces ocho veces más la Serie Mundial, con triunfos en 1940, 1975, 1976 y 1990 y derrotas en las ediciones de 1939, 1961, 1970 y 1972.

A juzgar por los movimientos realizados por sus respectivas gerencias durante el invierno, existe una probabilidad bastante alta de que Chicago y Cincinnati vuelvan a enfrentarse en la Serie Mundial, 101 años después.

Los Medias Blancas llevan siete temporadas negativas seguidas, mientras que los Rojos van por seis.

Sin embargo, sus respectivos procesos de reconstrucción han terminado y ambos conjuntos parecen listos para atacar la cima de sus divisiones.

Chicago necesitaba pitcheo abridor de calidad, para ayudar a las prometedoras figuras que componen su rotación y ahí llegaron dos experimentados brazos zurdos.

Dallas Keuchel, de 32 años, firmó un contrato de tres temporadas y 55.5 millones de dólares y opción para una cuarta campaña y 18.5 millones.

Y Gio González, de 34, pactó por cinco millones por un año, en el que puede aportar tanto en la parte trasera de la rotación, como desde el bullpen.

Keuchel y González reforzarán un staff que ya cuenta con Lucas Giolito como principal figura, además del dominicano Reinaldo López, en tanto regresan de sendas operaciones Tommy John el prometedor lanzallamas derecho Michael Kopech y el zurdo Carlos Rodón, quienes lucharán un espacio en la rotación con Dylan Cease.

Los Medias Blancas añadieron a su bullpen al colombiano Tayron Guerrero, un derecho errático, pero de gran potencial basado en su recta de más de 100 millas por hora, mientras que el quisqueyano Alex Colome tiene garantizado su papel de cerrador.

Pero antes aseguraron al líder natural del conjunto, el cubano José Abreu, con una extensión contractual de tres años y 50 millones de dólares y pescaron en el mercado a su compatriota Yasmani Grandal, el mejor receptor disponible en el mercado, eficiente tanto a la defensiva, como en el ataque.

Además, añadieron los poderosos bates de los dominicanos Nomar Mazara y Edwin Encarnación, el primero para que defienda la pradera derecha y el segundo para que cumpla mayoritariamente el rol de bateador designado.

La alineación abridora que se proyecta para Chicago en el 2020 presentaría al cubano Yoan Moncada (3B), Tim Anderson (SS), Abreu (1B), Encarnación (BD), Grandal (C), el quisqueyano Eloy Jiménez (LF), Mazara (RF), el superprospecto Luis Robert, también de Cuba, y Danny Mendick (2B).

Es tal la profundidad del equipo que dirige el mexicoamericano Rick Rentería, que la gerencia se dio el lujo de dejar en libertad al venezolano Yolmer Sánchez, a pesar de que ganó el Guante de Oro.

Sus principales rivales en la división central de la Liga Americana serán los Minnesota Twins, pues los Cleveland Indians han iniciado un proceso de desmantelamiento y ni los Detroit Tigers, ni los Kansas City Royals, están en condiciones de aspirar a mucho.

Más difícil la tienen los Rojos en la división central del viejo circuito, donde los Pittsburgh Pirates son los únicos descartables de antemano.

Pero Cincinnati, con las adiciones que ha hecho en el invierno, puede plantarle cara a los Milwaukee Brewers, los St. Louis Cardinals y los Chicago Cubs.

Su cuerpo de abridores lo encabeza el dominicano Luis Castillo, mientras que si Trevor Bauer consigue controlar su irascible temperamento, puede aportar mucho a una rotación que cuenta además con los derechos Sonny Gray y Anthony DeSclafani y el zurdo Wade Miley.

Sal Romano, Amir Garrett, Michael Lorenzen y el cubano Raisel Iglesias, como cerrador, conforman la columna vertebral del bullpen.

La ofensiva se reforzó con la llegada de Mike Moustakas, quien firmó un contrato de cuatro años y 64 millones.

Moustakas, un antesalista natural, defenderá la segunda base, pues en la esquina caliente los Rojos cuentan con el bate explosivo del venezolano Eugenio Suárez.

Asimismo, otro venezolano, Freddy Galvis, se encargará de las paradas cortas, lo que representa un plus en el ataque en comparación con el cubano José Iglesias, titular en el 2019, quien es un mago a la defensa, pero más endeble con el bate.

La alineación proyectada para Cincinnati tiene a Jesse Winkler (LF), Joey Votto (1B), Suárez (3B), Moustakas (2B), el dominicano Arístides Aquino (RF), Galvis (SS), Nick Senzel (CF) y Tucker Barnhart en la receptoría.

La gerencia aún no ha completado sus compras y podría traer de vuelta a Iglesias y a su compatriota Yasiel Puig, para reforzar el cuadro interior y los jardines.

Esto es en el papel. Primero, tanto los Medias Blancas, como los Rojos, deberán superar los obstáculos de una larga temporada regular de 162 partidos y colarse en los playoffs.

Una vez allí, cualquier cosa puede suceder. Lo único garantizado es que si estos dos equipos vuelven a verse las caras en la Serie Mundial, nadie se venderá a los apostadores como ocurrió en 1919.

En 101 años han cambiado demasiado las cosas para que algún pelotero caiga en la tentación de hace trampa para ganar más dinero.