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¿Irá la gente al estadio después del coronavirus? ¡La historia dice que sí!

Después de dos temporadas en las que falló alcanzar los 70 millones de aficionados por primera vez en 17 años y la venta de tickets por juego cayó por debajo de los 30 mil por tercer año seguido, el béisbol de Grandes Ligas (MLB) enfrenta la terrible incertidumbre de recortar o cancelar su torneo del 2020 debido a la pandemia del coronavirus.

Peor aún, al igual que ocurre con todas las ramas del entretenimiento, para la MLB es imposible pronosticar como responderá la gente a los eventos masivos una vez hayamos superado el pico de una desgracia que ha convertido el distanciamiento social en el arma más efectiva para controlarle.

En entrevista con ESPN la semana pasada, el comisionado Rob Manfred se mostró optimista sobre poder jugar este mismo año y el tipo de respuesta que espera del público.

"Lo que sé es que el beisbol estará de regreso. Cuando sea que sea seguro jugar, estaremos de regreso. Nuestros aficionados estarán de regreso, nuestros jugadores también y seremos parte de la recuperación, de la sanación de este país por esta pandemia en particular", dijo Manfred.

La realidad es que el béisbol enfrentaba un problema de asistencia mucho antes de que el COVID-19, identificado por primera vez en diciembre pasado en Wuhan, China, contagiara a cerca de un millón de personas en 202 países y convirtiera a Estados Unidos en su epicentro de acción, con casi 200 mil casos y más de cuatro mil muertos.

Desde que la asistencia de MLB alcanzó su pico con casi 80 millones (79,484,718) en 2007 y superó los 78,6 millones en 2008, la industria no ha podido pasar de 74 millones. En los últimos siete años, la asistencia global mostró descenso hasta llegar a 68,494,752 en 2019, cuando el promedio de 28,198 por juego fue el más bajo desde los 27,831 del 2003.

Sin embargo, Manfred tiene un punto válido en su desbordado optimismo: Históricamente, el béisbol ha sido el bálsamo que ha aliviado el dolor de la gran nación norteamericana después de dificultades importantes.

En 1919, la primera temporada de béisbol desde el final de la Primera Guerra Mundial, la asistencia de Grandes Ligas más que se duplicó (de 3,0 millones a 6,5 millones) y para el 2020 se triplicó (9,1 millones).

Uno de los peores capítulos en la historia de la nación fue "La Gran Depresión" económica, que estalló oficialmente con la caída de la bolsa de valores de New York el "Martes Negro" del 29 de octubre de 1929, dos semanas después de que los Atléticos de Filadelfia derrotaran a los Chicago Cubs en la Serie Mundial.

En 1930, en medio de una terrible incertidumbre debido al cierre de cientos de empresas sin liquidez, el congelamiento de las inversiones y un aumento acelerado del desempleo, la MLB alcanzó los 10 millones de aficionados por primera vez en su historia. El nuevo récord, con 10,8 millones, se estableció, nada más y nada menos que en 1945, el último y decisivo año de la Segunda Guerra Mundial.

En 1982, el año siguiente a una gran huelga de peloteros que dividió la temporada regular en dos mitades, MLB estableció otro récord con 44,5 millones de aficionados llevados a los parques.

La pelota atrajo a una cifra récord de 70 millones en 1993, el año antes de la gran huelga de peloteros de 1994-95. El béisbol no igualó la marca hasta 1998, cuando la primera de dos grandes batalla de jonrones entre Sammy Sosa y Mark McGwire ayudó a forjar la primera racha de cuatro años seguidos de 70 o más millones, coronada con los 72 millones del 2001, el año de los ataques terroristas del 11 de septiembre.

En la película "Field Of Dreams" de 1989 (basada en el libro "Shoeless Joe" del canadiense W.P. KInsella), el escritor Terence Mann (interpretado por el grandioso James Earl Jones) termina de convencer al granjero Ray Kinsella (Kevin Costner) de construir un estadio de béisbol en su maizal para que Joe "Descalzo" Jackson (suspendido del béisbol de por vida, injustamente, en la investigación de MLB de 1920 por la venta de la Serie Mundial anterior) volviera a jugar.

El discurso de Mann para justificar semejante movimiento, que supuestamente buscaba aliviar la pena de Jackson y otros jugadores fallecidos hacía mucho tiempo, es uno de los momentos cumbres de una de las mejores películas de béisbol de todos los tiempos.

"La gente vendrá, Ray. Vendrán a Iowa por razones que ni siquiera pueden comprender. Aparecerán en tu entrada sin saber con certeza por qué lo están haciendo. Llegarán a tu puerta tan inocentes como los niños, anhelando el pasado.

´"Por supuesto, no lo pensaría si miras a tu alrededor´, dirás. ´Solo cuesta $20 dólares por persona´. Pasarán el dinero sin siquiera pensarlo, porque es el dinero que tienen y la paz que les falta. Y saldrán a las gradas; a sentarse en mangas de camisa en una tarde perfecta. Descubrirán que tienen asientos reservados en algún lugar a lo largo de una de las líneas de las bases, donde se sentaron cuando eran niños y vitorearon a sus héroes. Y verán el juego y será como si se sumergieran en aguas mágicas. Los recuerdos serán tan densos que tendrán que apartarlos de sus caras.

"La única constante a través de todos los años, Ray, ha sido el béisbol. América ha rodado como un ejército de apisonadoras. Se ha borrado como una pizarra, reconstruida y borrada nuevamente. Pero el béisbol ha marcado el tiempo. Este campo, este juego; Es parte de nuestro pasado, Ray. Nos recuerda todo lo que una vez fue bueno, y que podría serlo nuevamente. Oh ... la gente vendrá, Ray. La gente definitivamente vendrá".

Eso fue lo que dijo Mann en "Field Of Dreams" y lo que esperan Manfred y todos los que corren el negocio llamado béisbol de Grandes Ligas, una vez la humanidad derrote al coronavirus.