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Una ficción, como el tiempo

BUENOS AIRES -- Beijing 2008 se aproxima a su fin y me deja una impresión muy particular observando hechos del pasado. En mi primera asistencia en Montreal 1976, el boxeo estadounidense amateur presentaba un cartel rutilante de futuras figuras profesionales.

Recuerdo a Ray Leonard, a los hermanos Michael y Leonard Spinks, a Howard Davis. En la actualidad, de aquel boxeo no queda nada, a tal punto que esta vez no tuvo representantes en las finales.

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A los 13 años la gimnasta rumana Nadia Comaneci tuvo su primer éxito importante: ganó tres medallas de oro y una de plata en el Campeonato Europeo de Gimnasia en Skien. Y no había cumplido 15 años cuando se consagró en Montreal.

Hoy, el Comité Olímpico Internacional (COI) solicitó a la Federación Internacional de Gimnasia que investigue la edad de las gimnastas del equipo chino femenino ganador del oro, por las crecientes sospechas de que algunas están por debajo de la edad mínima exigida.

La edad mínima de las gimnastas para poder competir es de 16 años, pero los insistentes rumores que apuntan a que He Kexin, Jiang Yuyuan y Jang Yilin no tienen más de 14 han obligado al COI a solicitar una investigación

Como ve todo cambia con el tiempo. Si un fenómeno como Nadia Comaneci apareciera en estos tiempos no podría brillar como aquella Nadia, que se asemejaba a una gaviota posándose sobre el mar, al concluir cada ejercicio.

Admito el desconociendo de esta nueva reglamentación y ahora se la causa de lo poco atractivo que me resultaba la gimnasia artística de estos Juegos. Claro, la agilidad y la gracia de las niñas se habían esfumado.

Tomando nota de lo sucedido en la Ceremonia Inaugural, con sus trucos tecnológicos, como el de la falsificación, consistente en la creación mediante gráficos de un ordenador de algunos de los fuegos de artificio, para que pudieran verse como si fuesen reales y en vivo a través de la televisión, podría ser que estemos transitando los primeros pasos del camino de los Juegos Olímpicos virtuales.

Parece una locura. Hasta yo me doy cuenta de lo que digo es una locura. Asistí a tantos cambios en la forma de practicar en la mayoría de deportes, con el fin de hacerlo televisivos. Asistí a tantos países variar de denominación. Asistí a tantos cambios de nacionalidad por dinero. Todo unido se me transformó en el carnaval olímpico.

Entonces, no debe extrañar que presienta que el reino de los Señores de los Anillos, lo de los bolsillos llenos de dinero, este tramando, en procura de mayores ganancias, los Juegos Olímpicos virtuales. En este momento es una ficción, con el tiempo...