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Siboldi monta su propio patíbulo y renuncia a Cruz Azul

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Siboldi renuncia a Cruz Azul: 'No puedo permitir que se cuentione la honorabilidad' (1:54)

El técnico publicó este mensaje en sus redes sociales explicando sus razones para dimitir del cargo. (1:54)

LOS ÁNGELES -- Robert Dante Siboldi renunció a Cruz Azul este viernes. Se tardó. Debió hacerlo tras la deshonrosa derrota ante Pumas. No se trata sólo del 4-0, sino de las causas y las formas detestables detrás de ese 4-0.

El clavo de su ataúd como técnico de La Máquina lo martilló implacable e impecablemente, el presidente del Comité de Vigilancia de Cruz Azul. Los cargos de Víctor Manuel Velázquez fueron contundentes contra Siboldi, y contra la caterva de jugadores, quienes saltaron como roedores del barco celeste, ¡ojo!, antes de que siquiera zozobrara.

“Planteamiento mediocre”. “Derrotista”. “Sin hambre”. “Carente de hombría deportiva”. Cada aseveración terminó por ser una envenenada alcayata en la cruz de cuerpo técnico y jugadores.

La renuncia de Siboldi llega a través de un video. No cita a Velázquez, pero es una reacción contra sus declaraciones. El técnico sabía que ya no había espacio de autoridad, de respeto, de trabajo o de futuro para él en Cruz Azul. Sabía que era ya un fantasma y que le habían quitado el silbato, la cachucha, y lo habían subido a la cruz.

Es claro: Siboldi sabía que las reflexiones de Velázquez no eran estrictamente suyas, sino de toda la directiva y de los cooperativistas de Cruz Azul. La turba decidió lincharlo públicamente, pero sin siquiera mencionarlo, sin siquiera llevarlo a juicio, y sin siquiera un jitomatazo de por medio.

¿Habrá peor sentencia o peor condena que ser declarado culpable sin siquiera el derecho a ser citado por su nombre? Así lo hizo Velázquez con Siboldi, con voz y voto de la nueva dirigencia de Cruz Azul, la cual, ojo, de momento, no ha demostrado que pueda hacer mejor las cosas que sus antecesores, pero al menos tuvo ya el atrevimiento de dar un veredicto brutal, lo que en tiempos recientes de ‘Billy’ Álvarez Cuevas, era impensable.


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Velázquez y su corte de sabios o sabihondos, arrojó a Siboldi a la ya sobrepoblada fosa común de Cruz Azul, donde se agusanan los 23 años de fracasos de La Máquina en busca de un título de Liga.

En su alocución, Siboldi rechaza todas las acusaciones de la dirigencia de Cruz Azul (“Planteamiento mediocre”. “Derrotista”. “Sin hambre”. “Carente de hombría deportiva”). En la misma disertación de su propio funeral como técnico celeste, defiende que su estrategia fue la correcta, y afirma que nunca quiso especular timoratamente con el resultado, sino, estrictamente, jugar con inteligencia.

Siboldi también defiende a sus jugadores. Da a entender que metería las manos al fuego por cada uno de ellos, y los halaga porque, según él, todos estuvieron gallardamente a la altura del fragor de la batalla, ante un equipo al que elogia, como Pumas. ¿En su discurso estaría incluido hasta Milton Caraglio?

La renuncia tempranera este viernes rescata un ápice del amor propio de Robert Dante Siboldi, aunque es imposible soslayar que fue orillada, que fue forzada por las declaraciones hechas por la junta directiva celeste a través de Velázquez, quien aparentemente se convertirá en el nuevo portavoz de La Máquina.

Sin duda, ganan todas las partes. Siboldi se unta un poquito de pudor, y la directiva se ahorra unos cientos de miles de dólares, al no tener que pagar finiquito por un despido inminente. Sin embargo, hay zaleas cínicas que se ponen a salvo y no lo merecen.

Al irse así, Siboldi pretende exonerar a los jugadores. El futbolista, en general, es cínico. Y la cabeza rodante, humeante, del técnico uruguayo, en el suicidio mediático consumado este viernes, les regala tranquilidad inmerecida, impropia y deleznablemente.

Insisto: Siboldi tiene mucha responsabilidad en el formato de juego que eligió para la Semifinal de Vuelta, y en los jugadores que asigno a esa tarea, pero, inevitablemente, los futbolistas pueden revertir las condiciones en la cancha. Sin embargo, fue evidente que desde el primer gol de Pumas empezó a arrastrarlos un acobardamiento ante la certeza de que el desafío de no #cruzazulearla era mayor que su fortaleza espiritual, su temperamento y su futbol.

¿Quién ocupará el lugar de Siboldi? Es el momento en que Velázquez y su grupo de bisoños e imberbes conocedores de futbol sean cautelosos al tomar la decisión. Este mismo viernes, sobre el cadáver putrefacto de Cruz Azul, empiezan a merodear, buitres y hienas, ansiosos de nueva carroña.