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Juan Reynoso, en el hocico, por favor, y con la edición dominical

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Juan Reynoso: 'Vamos evolucionando, es mérito del plantel' (1:09)

El DT celeste asegura que se han ido recuperando de las primeras derrotas del torneo. (1:09)

LOS ÁNGELES -- Juega bien. Gana. Se metió en el pent-house del torneo. Exorcizó a los Diablos Rojos vencidos por la señal de la Cruz Azul. Y sí, de nuevo la cruzazuleó… pero en el primer tiempo.

La Máquina tuvo otra jornada esplendorosa. Gana Cruz Azul por 3-2 y baja del cielo competitivo a los Diablos. Golazos de Jonathan Rodríguez y Pol Fernández, y un obsequio chusco con menisco externo izquierdo del Piojo Alvarado.

Sí, Juan Reynoso, si tuviera a la mano una edición dominical de Los Ángeles Times, de hace unos 20 años, de esos ejemplares de más de 100 páginas, te la llevaría a La Noria y te imploraría un violento periodicazo en el hocico para este bloguero en descrédito, que como otros millones de escépticos, dudo de ti, de tus jugadores, del equipo y hasta del derecho a gozar del privilegio de la duda. Sólo te pido que no mojes el periódico antes de la justa venganza.

Engrandece aún más la victoria de Cruz Azul, la postura gallarda, indeclinable, rabiosa del Toluca. Nunca cejó, nunca se rindió, nunca claudicó. Mantuvo una fascinante fe endemoniada hasta el último minuto, hasta el último hálito de azufre, hasta el último tufo de malignidad.

Cruz Azul parecía sentenciar el juego con la firma soberbia del Cabecita, al minuto 6, y con una anotación de ésas, de marca registrada 'Chicharito', Alvarado, al intentar una volea, termina retorciendo la pelota con la cabeza del fémur o con algún espacio inidentificable de su anatomía, al minuto 27.

Pero, el 2-0, más allá de la perturbación, el desorden y desazón que provocó en Toluca, no apagó las vísceras encendidas de maldad contra Cruz Azul. Y claro a la maldad quiso agregar perversidad invocando la oración negra de las cruzazuleadas.

Porque al minuto 44, Miguel Barbieri se barre a unos metros de la línea de gol para empujar el 2-1, ante una indecisa zaga celeste. El 2-2 parece cortesía arbitral de Óscar Macías, que cobra con un fogonazo de los mil demonios, el goleador de los Diablos, Alexis Canelo.

En ese mismo primer tiempo, Cruz Azul pudo haber finiquitado el partido y alejado los malos espíritus escarlatas. Orbelín Pineda y Jonathan Rodríguez yerran de cara al gol y de manera increíble, pero, para agregar más guiños chuscos al juego, un remate del mismo Cabecita se enreda en los pies del silbante Macías, pésimamente colocado, y termina enviándola hacia afuera, para, además, reanudar el juego con una pelota muerta para Toluca.

Pero el partido sobrevivió a los ya habituales dislates o fechorías arbitrales de los silbantes mexicanos. Porque, necesario reiterarlo, aparte de la devoción por la victoria, ambos equipos eligieron hacerlo con lo más depuradito de su futbol.

Y como premio llega el golazo de Pol Fernández. Aparece en el corazón del área, y en el 63, con un remate de bicicleta, casi de Karate Kid, pesca el servicio de Orbelín Pineda con brutal impacto.

A los nombres de los goleadores, agregue al mismo Orbelín, en su mejor momento, y a la glorificación reiterada de Luis Romo como el mejor jugador de este Guard1anes 2021.

¿Qué se ilusionen los aficionados cruzazulinos? Que lo hagan. Tienen 23 años en ese apostolado, en esa catequesis de la frustración, y no vaya a ser que este 2021 sea, finalmente, el año del Juicio Final… para esta maldición y conjuro que azota a Cruz Azul.

Por lo pronto, jugándose la Jornada 7, La Máquina marca el curso del torneo mexicano, haciendo mejor futbol que el resto de la caravana, incluida su víctima de este sábado.

Y sí, Juan Reynoso, venga, en el puritito hocico, con el ejemplar enrollado de una edición dominical del Excélsior de los años setentas, con toda la vehemencia que sea necesario, nomás, no lo empapes…