Mientras Uruguay se renovó a partir del fracaso en Qatar 2022 y apostó por la seriedad y lucidez de Marcelo Bielsa, México va de tumbo en tumbo y su última ocurrencia se llama Jaime Lozano.
Uruguay se reconstruyó a partir del fracaso. La eliminación en la Fase de Grupos de la Copa del Mundo de Qatar 2022 provocó una meditada reflexión y las autoridades de dicha federación decidieron cortar al técnico Diego Alonso.
El anuncio no fue inmediato, tomaron tiempo para realizar un verdadero análisis a fondo, a la par de buscar quién podría encabezar el nuevo proyecto.
Finalmente se decidieron nada menos que por Marcelo Bielsa. Una apuesta por la seriedad, por el trabajo, y la garantía de priorizar lo deportivo por encima de todo.
‘El Loco’ llegó con libertad absoluta para renovar a una selección que vivió una época dorada pero que no había sido capaz de llevar a cabo un cambio generacional obligado, hecho que le costó el puesto al ‘Maestro’ Óscar Washington Tabárez, quien estuvo al frente del equipo durante casi 16 años.
Bielsa prescindió de los grandes nombres: Luis Suárez, Fernando Muslera y Edison Cavani, para dar paso a futbolistas con gran presente y mejor futuro que ya exhiben sus alcances en clubes de Europa.
El golpe de timón se notó de inmediato no sólo en el funcionamiento de la celeste, que ya juega ‘a lo Bielsa’, sino también en los resultados, al grado de que fueron a ganarle a su casa a la Argentina campeona del mundo en la eliminatoria mundialista.
MÉXICO
Y mientras Uruguay recompuso el rumbo de forma discreta y acertada, en México se ha vivido un carnaval luego del sonoro fracaso en el Mundial de 2022.
Tras la eliminación en Fase de Grupos, anunciaron una tregua de seis meses para “analizar” lo sucedido, y cumplido el plazo salieron a la luz pública un par de personajes con una serie de disparates que ni siquiera estaban aprobados, porque Yon de Luisa –ya fuera de la FMF– y Mikel Arriola no tenían la potestad de tomar ninguna decisión de peso.
En este tiempo han cambiado a directivos, ahora hay un “comisionado”, se impuso por dedazo a un entrenador –Diego Cocca– que duró apenas tres meses en el cargo, nombraron a un ‘bombero’ –Jaime Lozano–, y finalmente lo dejaron de forma permanente porque es “cuate” de los futbolistas.
La más reciente de las “brillantes” ideas de los hombres que dirigen los destinos del Tricolor fue anunciar, ahora sí, una “renovación”, que básica y únicamente consiste en que dejaron fuera de la Copa América al veterano portero Guillermo Ochoa, así como a Hirving Lozano y Henry Martín.
El futbol mexicano ha desperdiciado 18 meses cuando lo sucedido en Qatar demandaba verdaderos cambios de raíz. Mucho pedir.
Recordar que Marcelo Bielsa estuvo interesado en asumir las riendas de México, pero esto no convenía a los intereses de uno de los grupos con peso en el balompié nacional, y por ende se dieron el lujo de descartarlo.
Hoy el técnico es Jaime Lozano, un muchacho que se ha preparado, pero que no tenía los méritos ni argumentos para asumir el timón de una selección mayor. Sin embargo, se trata de un personaje que resulta útil para los directivos.
Le pueden ordenar que anuncie una “renovación” aunque sus planes eran otros, y lo hará. Le sugieren convocatorias, y cederá. Nada nuevo, así se ha manejado por años el combinado nacional.
Así las cosas, hoy se enfrentan en un amistoso de cara a la Copa América dos proyectos que representan, por un lado, la seriedad, el trabajo y la continuidad (Uruguay); y por el otro, la improvisación, los intereses de unos cuantos y el caos (México).
El resultado será lo de menos, pero mientras el camino de los charrúas es firme, el de los mexicanos navega en medio de las ocurrencias.