LOS ÁNGELES -- Vaya itinerario: Jamaica, Costa Rica y Panamá. Si fuera gira turística sería fascinante. Tres destinos paradisíacos. Pero son encerronas, las dos últimas de alto riesgo para la selección mexicana de futbol.
Lúgubre el primer enfrentamiento: un Estadio Azteca vacío, castigado. Si fuera turismo, todo comenzaría en la Playa Siete Millas en Negril, al oeste de Jamaica. Sin embargo, la cita es un atolladero en las guerras intestinas de la Concacaf. Y mudo, pues, el Coloso de Santa Úrsula.
Cierto: Jamaica tendrá un equipo parchado. Sus mejores hombres juegan en Inglaterra, entre la Premier y la Championship. Ahí se quedarán varados, al igual que el Lobo Mayor de México, Raul Jimenez. Restricciones por Covid-19.
México tiene fauces de mastín, para la zona en que juega. Pero llega chimuelo a esta cita. Sin Chucky Lozano, sin Jiménez y sin Tecatito Corona, quien alega urgencia por definir su futuro en el futbol de Europa.
En el fondo, México tiene boquetes. Johan Vásquez no viaja por lesión. Gerardo Arteaga y Carlos Salcedo se sumaron a la lista de vetados del Tri, en la que ya vegetan Javier Hernández, Carlos Vela, Hiram Mier, Miguel Layún, Erick Gutiérrez y otros más.
Vaya colección perversa de Gerardo Martino: tiene más vetados que soluciones con el Tri. El tipo bonachón de las ruedas de prensa arrastra desplantes autoritarios desde que dirigió a Argentina, con desavenencias funestas con Lionel Messi y su corte.
Además, Héctor Moreno se niega a ver que su fecha de caducidad en la cancha ya llegó, mientras que Héctor Herrera, entre la inconsistencia y su fragilidad, queda fuera junto con Diego Lainez, cuyo tobillo quedó descalcificado y descalificado en Juegos Olímpicos.
El panorama no mejora debido a los antecedentes inmediatos. Los dos sopapos recibidos por parte de Estados Unidos, con el equipo A en la Final de la Liga de las Naciones, y el equipo B en la Final de la Copa Oro, confirmó que al Rey Tuerto de la zona de ciegos le han perdido el respeto, y que si alguna vez fue el gigante a vencer, hoy es un esperpento al que viste, aunque modestamente, ganarle.
Las ausencias de Jamaica privarán la versión incómoda, por momentos agradable, que se vio en la Copa Oro. Es un bocadillo servido a domicilio en la inmensidad fastuosa del Estadio Azteca, que de estremecerse habitualmente por la ebullición estentórea en juegos eliminatorios, ahora estará sumido en el absoluto silencio.
Su afición se descogotó y de desgañitó tanto con #ElGrito, que fue sometida al silencio absoluto. ¿Aprendió la lección? Ya verá Usted que no, cuando México reciba a Canadá el 7 de octubre en el mismo Azteca.
Y recuerde que cualquier exabrupto ese día, lo estará zopiloteando, lo estará monitoreando el canadiense Víctor Montagliani, presidente que preside pero no manda en Concacaf, y que es el principal vigía contra el alarido que él mismo, por razones personales, identificó puntualmente como “homofóbico” ante la FIFA. “Para mí no es folklore mexicano”, ha dicho.
No crea Usted que hay un gran pesar en la Federación Mexicana de Futbol por las taquillas congeladas, por ese veto. Los que estarán ausentes en la tribuna estarán apoltronados engordando los ratings de la madre celestina que regentea al Tri. Para el patrón de Yon de Luisa, es más provechoso un televidente que un tipo en la tribuna.
Por cierto, no le extrañe que en caso de mantenerse o empeorar los estragos por Covid-19 en México en octubre, y llegar a alerta roja, la selección de Canadá considera plantear como un riesgo viajar y jugar en el Estadio Azteca. El bajo índice de vacunación y la propagación de la Variante Delta darían una buena excusa a Montagliani para interponer una apelación.
El tajante análisis de Jose Ramón Fernández sobre el llamado del delantero del Wolverhampton quien recientemente regresó a las canchas.
Pero, en lo futbolístico, México está obligado a ganar, gustar y golear ante el debilitado representativo jamaiquino. El grupo de jugadores convocados tiene a futbolistas en ritmo competitivo, y que han trabajado ya con Gerardo Martino, conocen los requerimientos, y además, tendrán la posibilidad de borrar la eventual nostalgia por los ausentes, ya se deba a lesiones, protocolos sanitarios, o vetos totalitarios de dictadorcillos en turno.
Sin duda, los dos siguientes encuentros serán más complicados, más allá de que ya Costa Rica y Panamá han expuesto un par de ausencias importantes.
El principal problema es que tras las zangoloteadas que ha recibido México recientemente en torneos oficiales ha llevado a que sus adversarios de la zona conkakafkiana le pierdan el respeto, especialmente sabiendo que no encontrarán favoritismos arbitrales en esta fase eliminatoria, como suele ocurrir en los torneos formales de la zona, disputados en Estados Unidos.
El rival que alguna vez despertó temores, hoy despierta alicientes para vencerlo. De entrada, Jamaica sabe que se mete a la trinchera del Tri, pero que ya no le intimida como un silencioso e inofensivo testigo con la epidermis de cemento maquillada con el camuflaje cromático de la impotencia.